UNA BREVE Y ANCHUROSA POESÍA. Mi poesía según JUAN ALBERTO OSORIO. Primera parte.
noviembre 20, 2022 a las 1:53 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Documentos, Literatura y Periodismo, MI POESÍA SEGÚN ..., MIS POEMAS, Miscelánea | Deja un comentarioEtiquetas: Juan Alberto Osorio Ticona, JuanAlberto Osorio, Poesía peruana, Poesía Sonia Luz Carrillo, Poeta Sonia Luz Carrillo Mauriz, Sonia Luz Carrillo
UNA BREVE Y ANCHUROSA POESÍA
Artículo publicado en el suplemento cultural Garcilaso del diario Ojo, Lima, 18 de marzo de 1979, recogido en el libro Sobre Literatura Peruana, Arequipa, 2018 pp 34-36
En los últimos años, cierta vertiente de la poesía peruana ha logrado aperturar nuevas y concretas posibilidades; aporta renovada visión y tratamiento en una poesía elaborada sobre la concreción de una referencia social y expresada con exigente rigor estético. En ese marco se inscribe …y el corazón ardiendo de Sonia Luz Carrillo. Se trata de un libro que satisfizo por su depurada calidad presente ya en sus dos libros anteriores: Sin nombre propio (1973) y Poemas (1976).
Desde sus primeros versos, Sonia Luz Carrillo busca una realización poética conjugando un concentrado mensaje con una estructura versal breve y depurada. El discurso poético, en la concisión de sus versos desemboca en imágenes enunciadas o sugeridas, de acertado logro, y en las que destaca una función social evidenciadora y recusadora. Son poemas cuya estructura e ironía recuerdan los epigramas.
Sin nombre propio fija ideas, que como oficio privilegia la poesía y busca el deslinde, la situación y la precisión de su naturaleza misma. Y en ese intento, la naturaleza de la poesía se define por la brevedad de estos poemas que revelan además una estructura orgánica que ayuda a destacar la esencia de su mensaje. La elipsis contribuye con este objetivo. En su doble condición de mujer y poeta, en “Cuestión de oficios”, preludia su voz. Más adelante en “De mujeres”, evocando a la poeta griega Safo, inquiere sobre la condición femenina en un mundo hecho en otra medida. Así, Sonia Luz Carrillo, rompiendo espacio y tiempo, se ha remontado al siglo VI a.n.e., a los momentos aurorales de la lírica griega para luego nuevamente ubicarse en Lima. Y desde el piso diecisiete del Ministerio de Educación, observa a la gente (como una hermosa sinfonía visual) regido por un mecanismo armonioso y subyugante: “Desde aquí/ a diez y siete universos de la acera/ las calles se me parecen / a la idea de la felicidad”. Pero es obvio que esta belleza visual se diluye, suprimida por la distancia, como lo sugieren los versos mismos. Al penetrar en el ambiente hogareño, el hablante del poema asume la primera persona. Se trata, pues, de una poesía rica por lo que dice y más rica aún por lo que sugiere. Economía de lenguaje manejada con rigor, como vehículo de serena y clara reflexión y como condena de los vicios del mundo moderno.

…y el corazón ardiendo continúa esa nota de poesía esencial y cuidadosa que siempre ha caracterizado a Sonia Luz Carrillo. En este libro la voz se modula según la temática y al desplazamiento de la trascendencia, que arriba al final a una visión colectiva. Este ensanchamiento de la perspectiva viene aparejado de la precisión de un pensamiento válido para nuestro tiempo. Esta voz así enriquecida y confirmada como eficaz y depurada desde los primeros poemas, cobra mayor vigencia al situarse en una anchurosa y dura realidad, y al optar por una decisión colectiva y solidaria.

El libro empieza enunciando la necesidad, la urgencia del canto como única forma de animar la existencia. El canto es pues l razón de ser. Porque en estos breves y depurados versos, las imágenes se fijan por circunstancias donde apuntala una doble razón de ser mujer y poeta. La metonimia posibilita una fantasía que se inicia y concluye en lo lógico y lo racional. Los versos Del amor transcurren con madura emotividad. La reflexión es una unidad que señala la expresión y el pensamiento, lo subjetivo y lo objetivo. En “Poema cifrado” es la concreción la que gana: las estaciones de la ciudad son las estaciones de la vida misma, donde un amanecer es una estación que se adeuda y que se debe ganar para felicidad de los hombres. Así son estos versos “propicios al canto que reflexiona” cifrados entre lo deseado y lo vivido, en las huellas d los días. Aun en los dos poemas de corte experimental de “El lenguaje de los medios” no se abandona esta línea de crítica social y calidad poética: ahí está el aprovechamiento lexical de un nivel técnico de la lengua que nos sitúa en el campo de las máquinas y la deshumanización.
Continúa el libro con poemas que cantan las raíces del hombre y su identidad, hasta manejar el tono épico y esperanzado, como en la evocación de los acontecimientos de un diecinueve de julio. En Paisajes no está lo meramente descriptivo sino el símbolo donde la tierra y la lluvia generan la vida que da frutos. Precisamente, en Frutos está la vida proyectada, pero está también el hijo muerto que vive de un modo perdurable. Concluye el libro con los pequeños poemas épicos de Esperanza que se empinan “firmemente en la tierra”. A través de estas imágenes diseñadas para “el sólido soñar” y para la rebeldía es que se modula esta poesía de alta calidad, forjada con la cabeza fría y escrita con el corazón ardiente.
Juan Alberto Osorio
18 de marzo de 1979


Intelectual de vasta y variada obra, poeta, narrador, ensayista, nació en Sicuani, Cusco, estudió en la Universidad San Antonio Abad del Cusco donde inició su ejercicio de la docencia universitaria, labor continuada en las universidades San Cristóbal de Huamanga y San Agustín de Arequipa, donde ha sido en dos periodos Director de la Escuela de Literatura y Lingüística y Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Es autor de una veintena de obras en poesía, narración, crítica literaria, etc. Precisamente, este acucioso y muy generoso artículo forma parte de su libro Sobre Literatura peruana, obra que integra sus artículos acerca de la producción literaria de muchos autores publicados a lo largo de casi cuarenta años en diversos diarios de Lima y en revistas de varias ciudades del país. Este es el quinto libro que se suma a otros que van dando cuenta de una sólida tarea de estudioso de la literatura de diversos lugares del país.
Demás está decir la gratitud que me compromete por su refinada atención a mi trabajo poético, que ahora presento en una primera parte, puesto que en el citado libro también se encuentra otro artículo dedicado a un poemario posterior.
JORGE LUIS MENDÍVIL, el crimen fue en Uchuraccay
enero 29, 2008 a las 3:12 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Documentos, Literatura y Periodismo, MIS POEMAS, Miscelánea, Noticias y demás... | 5 comentariosEtiquetas: Jorge Luis Mendívil

Faltaban pocos días para que muriera y lucía tan contento del trabajo que venía realizando en El Observador que no hubiera podido imaginar que esa tarde, en el recibidor de aquel diario, iba a ser la de nuestra última conversación. Yo había ido a cobrar unas colaboraciones. Él esperaba también por razones parecidas. Fue una de esas largas conversas en la que hablamos de todo un poco. Me comentó algunos de sus proyectos. Reímos recordando anécdotas de clase.
Jorge Luis Mendívil, jovencísimo, ojos alertas, interrogantes; sonrisa fácil, pensamiento veloz, curiosidad sin fondo, fue uno de los primeros alumnos (me iniciaba en la docencia) que tuve en la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Mesa a inicios de los años 80’.
Cuando ocurrió, incrédula, perpleja, escribí este breve texto que años después formó parte de un libro:
Jorge Luis Mendívil
¿Para qué sirve un cuerpo tendido?
¿Para qué una cámara fotográfica en la fría mudez de un camino?
Pequeño Jorge Luis
alumno de primera fila
¿Para qué la fatiga de las cuestas,
la última limonada,
las bromas, las risas
y toda tu confianza de veinte años
tu desconcierto de niño,
el estúpido final?
Tu subida a la altura
persiguiendo la noticia
es ahora un inactual
índice en alto
una exhaustiva crónica.
(Tierra de todos Lima, 1989 p.49)
Como se recuerda, el 26 de Enero de 1983, ocho periodistas acompañados de un guía, partieron de la ciudad de Huamanga rumbo a la localidad de Uchuraccay , donde fueron asesinados. Jorge Luis, de 20 años, fue una de las víctimas. Se culpó de la muerte a los habitantes del lugar. Testigos e inculpados murieron misteriosamente a lo largo del proceso. Las familias aterrorizadas huyeron a la selva.
Alberto Flores Galindo en La guerra silenciosa (1988) señaló que “la muerte de los periodistas fue útil en la estrategia antisubversiva: desde entonces salvo unas pocas excepciones, ningún otro periodista saldría fuera de Huamanga. La versión sobre las muertes ocurrida en 1983 1984, es por eso exclusivamente oficial”
25 años han pasado. Para sus familias, los amigos, el periodismo peruano, son una inacabable presencia y un reclamo.
Tags: Jorge Luis Mendívil , Uchuraccay , muerte de periodistas
BRUNO DE OLAZÁBAL y la “creatividad” periodística.
mayo 13, 2007 a las 1:41 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Documentos, Literatura y Periodismo, Miscelánea, Noticias y demás... | 15 comentariosEtiquetas: Bruno de Olazábal

En septiembre de 1999, Bruno de Olazábal, amigo y muy querido exalumno, estuvo entre los presentadores de mi libro Literatura y Periodismo. El texto que leyó – que tiene la calidad de su prosa y de su postura ética, puesta de manifiesto también en cada uno de sus reportajes – gustó mucho y la directora de la Revista Páginas se lo pidió y lo reprodujo en el número 160 de diciembre de ese año. Hace unas semanas publiqué una primera parte. Ahora va la versión completa. Para facilitar la lectura no he querido cortar el texto. Debo agregar que me siento muy agradecida por la generosidad de sus conceptos.
EL ZAPPING Y LA CREATIVIDAD PERIODÍSTICA
En uno de los rincones de mi casa hay alguien que está allí desde hace mucho tiempo con nosotros. Está arrinconado, pero no abandonado. No puede moverse por sí solo, pero su inmovilidad pasa inadvertida ante su inigualable locuacidad. Es un relator de historias incansable. No. No es el abuelo de la familia. Es el televisor. A su lado siempre estará un adminículo, un revolucionario prodigio tecnológico que ha permitido a los analfabetos funcionales – o sea, compulsivos televidentes como yo – reconocerse por primera vez en sus vidas como electores libres: el control remoto.
Con ambas herramienta la modernidad tiene erigida una de las mayores expresiones culturales del fin de milenio: el zapping. ¡Qué buena familia no se precia de hacer zapping! (en buen cristiano, agarrar el control remoto y cambiar canales por puro gusto en una sucesión casi espasmódica).
Hace algunos días me propuse practicar el zapping con todos los programas noticiosos. Desde entonces los noticieros obviamente gobiernistas del canal del Estado hasta los noticieros… gobiernistas de las estaciones privadas. Desde los matutinos tendenciosamente políticos del Canal 7 hasta los mañaneros políticamente apolíticos de los canales privados. Desde los reality shows convertidos en tendederos de miserias vecinales hasta los programas periodísticos dominicales donde ya no se habla de política porque es “política de la empresa no hacerlo”.
Pues en esa aventura hallé – sorprendido – que al parecer, los reporteros y redactores de nuestra televisión pertenecen a una suerte de cofradía secreta donde la membresía les impone como requisito una estricta uniformidad en el lenguaje. Por lo tanto, los dictados de un oficialismo informativo – que deben cumplirse a pie juntillas- tendrían su correlato además en un precario ejercicio narrativo que supondrá, salvo honrosas excepciones, el desfile cotidiano de lugares comunes, disonancias, afectaciones y gazapos imperdonables.
En mi singular zapping descubrí – espero que no sea tardíamente- que todos los crímenes en los noticieros de televisión son execrables, todos los incendios son dantescos; que los familiares en los entierros protagonizan escenas de profundo dolor; que las ceremonias siempre son pequeñas pero significativas; que palacio de Gobierno siempre será la Casa de Pizarro; que el presidente es el primer mandatario de la Nación y el alcalde Andrade el burgomaestre metropolitano, y que, después de un atentado o una toma de rehenes, siempre se debe vivir una tensa calma. Que las autoridades siempre tomarán cartas en el asunto, que la prostitución es el más antiguo de los oficios, que los policías y soldados son efectivos y que en el palacio de Justicia no se “abren” procesos sino que se aperturan. Amén del alucinante error de un noticiero nocturno que anunciaba en sus titulares todas las incidencias que provocó la fecha 9-9-99, “el día de la bestia”, pregonaba una voz “en off”, mientras yo “en on” gritaba ¡Qué bestia!, pero no como interrogante sino con signos de admiración porque como todos sabemos, el Apocalipsis habla más bien del “666” como el número de la Bestia. Un amigo muy indulgente con el autor de tan antológico gazapo me explicó luego que su error fue un error “de geometría”. Sí, de geometría porque leyó el 9-9-99 girado en ángulo de 180°.
La falta de creatividad en la redacción de los textos periodísticos no sólo de la televisión sino de la radio y hasta la prensa fueron el germen de una de las preocupaciones más vigentes en el trabajo de Sonia Luz Carrillo. Esta obra tiene ese eje recurrente en ella.

Literatura y Periodismo de Sonia Luz Carrillo. Lima, Editorial San Marcos, 1999
En la dedicatoria del libro Literatura y periodismo se lee: “A los que me enseñaron a leer, a los que me impulsaron a escribir. A todos a los que he intentado enseñar ambas cosas”. En esta última línea (“A todos a los que he intentado enseñar ambas cosas”) insurge el espíritu que siempre ha inspirado la vida, sobre todo como docente universitaria, de Sonia Luz: su infatigable vocación por promover el ejercicio de la lectura y la escritura, fuentes iniciáticas, combustibles del alma. La preocupación por el cultivo personal.
En el segundo capítulo de este libro, en el subtítulo que abarca el Estilo Periodístico, Sonia Luz remarca lo que describimos: “La docencia universitaria en esta disciplina… me ha servido para constatar la verdad de esta consideración. Las ‘recetas’ para la elaboración de un texto poco ayudan cuando el redactor o redactora carece aún del cultivo personal necesario que le permita asistir con sensibilidad y transmitir – por ello- con eficacia los acontecimientos del mundo contemporáneo”.
La tesis de Literatura y periodismo es que existen vínculos entre el relato periodístico y la narración literaria. Destaca que como nexo fundamental los lenguajes periodístico y literario tienen el propósito de crear por selección y organización de datos un orden; un retrato simbólico del desorden de la vida. Para “crear ese orden” ambos lenguajes utilizan formas discursivas básicas de narración, argumentación descripción y trascripción de la oralidad, sostiene Sonia Luz Carrillo.
La fuerza motriz que trasluce Sonia Luz Carrillo en su obra es claramente docente: “…reflexionar sobre la necesidad de explorar nuevos caminos y renovar criterios para la construcción de textos creativos en condiciones optimas para su recepción y acogida por públicos masivos”, dice en la introducción de Literatura y periodismo. Es decir, valorar como instrumentos enriquecedores del mensaje periodístico los recursos formales que nos proporciona la literatura, enriquecedores del espíritu humano por su calidad estética además.
A propósito de esto, Sonia Luz no halló frase más feliz para sus Comentarios Finales, pues escoge un pensamiento que Julio Ramón Ribeyro propone en La tentación del fracaso: “Escribir bien es un acto profundamente moral donde estética y ética se confunden”. Irrenunciables valores en Sonia Luz Carrillo: estética y ética, plasmados en su poesía y en su concepción del hombre libre, aquel que “convierte en profesión la práctica de buscar la verdad”, otro de los valores que debe construir todo buen periodista.
¿Y cómo alcanzar la verdad? podría ser la pregunta que se desprende al hablar de los mensajes periodísticos. Sonia Luz Carrillo nos remite al investigador Francesco Fatorello para desmitificar el tema de la “objetividad periodística”, término que podría ser intercambiado con el de “honestidad intelectual” del periodista por el que se inclina la balanza en el debate de las nuevas corrientes del nuevo periodismo. Edwy Plenel, director de Le Monde, el diario en lengua francesa más leído y prestigioso del mundo, decía justamente en una reciente entrevista concedida al diario Clarín de Buenos Aires que en el periodismo “no hay objetividad sino honestidad”.
Y así está escrito este libro. Con honestidad. Sonia Luz Carrillo reivindica con transparencia algo en lo que siempre creyó. Esa sensibilidad la transmitió también a sus alumnos. Gracias, Sonia Luz, por este libro. Gracias, por lo que nos enseñaste.
Foto: Bruno de Olazábal y Sonia Luz Carrillo. Instituto Raúl Porras Barrenechea, Lima, 1999
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