FINISBUS TERRAE, EXILIO Y RETORNOS EN LA POESÍA DE JORGE NÁJAR
octubre 31, 2019 a las 1:36 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Creación, Documentos, Miscelánea, Noticias y demás... | 2 comentariosEtiquetas: Finibus terrae, Gino Ccecarelli, Jaime Vásquez Valcárcel, Jorge Nájar, Mg. Sonia Luz Carrillo Mauriz, Poesía de Jorge Nájar, Poeta Jorge Nájar, Poeta Marco Martos, Poeta Sonia Luz Carrillo Mauriz

Finibus terrae & otros poemas, 2da, edición, Tierra Nueva, 2019 Cubierta: Shapshico de Gino Ccecarelli; diseño, Rodolfo Loyola; cuidado de la edición, Jaime Vásquez Valcárcel.
El martes 22 de octubre, me cupo la satisfacción de, nuevamente, presentar un libro de un poeta y amigo querido, Jorge Nájar, en el bello local de la Academia Peruana de la Lengua, al lado del poeta y maestro Marco Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua. La ocasión la brindó Finibus Terrae y la presencia de Jorge en Lima.
Hace algunos meses, Jorge Nájar, compañero generacional con el que mantengo hermosa amistad e ininterrumpido diálogo en poesía a través de décadas, me invito a acompañar con una nota los poemas de Finibus Terrae. Con inocultable satisfacción ante una poesía cuyo cultivado esmero captura cada día más atención, aquí la reproduzco:
«Una vez más, la gentil invitación de Jorge Nájar me lleva a inquirir sobre algunos aspectos de una poética fascinante por el mundo que expone a nuestra mirada y el desafío que nos presenta su concreción formal.
En la actual colección, convergen poemas de Finisbus terrae, poemario que obtuvo el Cope de Oro en 1984, organizado por Petro Perú; Canto ciego, ganador del Premio Juan Rulfo de Poesía, en el año 2001, convocado por Radio Francia Internacional y la Maison de l’Amerique Latine, París. Completa el conjunto Habitarás otro mundo, que hasta el momento se hallaba inédito.
Acerca del título es útil recordar que desde siglos atrás Finisbus terrae fue concebido como un lugar, un topus (en el sentido platónico), el extremo de mundo conocido al que se desplazan los otros, en cierta manera lo invaden. No es casualidad que en el poema “Acta de fundación” que abre el primer apartado, leamos:
“Tal rabo de salamandra desgajado del cuerpo
y en nombre de todos / del apasionado furor
de la banda de borrachos mitómanos drogadictos
que invadieron Lutecia alumbrando bombardas
en el corazón de la pobre gente…”
Se trata de la mirada del que llega a un territorio ajeno como “rabo de salamandra desgajado del cuerpo” y percibe la hostil otredad. Y eso nos hace preguntarnos ¿Dónde inscribir esta poética? ¿Es intimista? ¿Se le puede considerar dentro de lo que se ha dado en llamar poesía identitaria?
Las primeras claves nos las empieza a dar en el citado poema “Acta de fundación”.
“…a la gloria de los fantasmas
que pueblan mi endiablado paraíso
temblando / a la deriva…
…en homenaje a quienes alegres y vigorosos
danzaron amaron reventándose el cerebro
inyectándose litros / barriles de vida
para volar sobre los techos de la ciudad
quemándolo todo / huyendo de lo perfecto
—vistoso plumífero que gorjea y gorjea
erguido en la ventana del castillo—
yo
mi cuerpo y su vacío
mi ángel de vida deslumbrante y su engaño
que con paciencia examinó el asiento
las entrañas de la urbe donde florece en silencio
el amor / el odio
y donde ya nadie baila ni cumbia ni ukelele
para no molestar para dejarlos en paz
me dejo llevar por el gordo río hacia no sé dónde
cansado de armar el circo cada mañana
para agradar y divertir a estos gentiles
tan nobles tan difíciles tan serios…”
¿Qué encontramos? Desplazamiento físico, ajenidad frente a una nueva realidad y su huella en temas y percepciones: “nadie baila ni cumbia ni ukelele /para no molestar para dejarlos en paz”. Persistencia del uso del español en poemas abiertamente narrativos, conversacionales, con la inclusión de vocablos venidos del lugar de origen. Y una constante configuración de identidad que registra una voz poética marcada por la movilidad tanto territorial como temporal, lo que le impone un permanente cambio de recursos lingüísticos para la exposición de temas y de expresión de la subjetividad del hablante.
“…y
habiendo considerado todo
la belleza / el fondo
las elegantes ancas / las elegantes crines
de mis niñas / de mis dueñas
pardas negras amarillas
los caballitos de papel que arrojan al aire
cuando paso volando por encima de este río
—Saint Michel—
la conciencia invadida de anfetaminas
mi pobre corazón endurecido por el desdén
declara estar aquí
en sus luces pero arrinconado y tembleque
en una esquina de la calle de l’Ancienne Comedie
frente a la estatua de Danton que ordena
cordura y prudencia en sus golpes
a los girondinos / a los tombos
a los ignorantes / al cultísimo pueblo
que pesa y mide diferencias entre quimeras
del amor / de la renta
mientras se abre el banquete y sin fastos
te levanto mi niña rodando en el aire
en el pasto del mediodía
libérame sin embargo de tantas visiones
y vence mi angustiada cabeza con el sueño
antes que me embarque y deje a los señores
confirmar lo hecho por este soldado
capitán de la corona / domador de quimeras
que con no humilde coturno canta esta romanza
como canta el perico en su ramita de guayaba
sacado del original
por el suscrito
París 18 de brumario”
Los referentes históricos, Danton, 18 brumario; culturales, Saint Michel, l’Ancienne Comedie, se entrelazan con términos del castellano latinoamericano, guayaba, así como el peruanismo tombo (policía, gendarme), para exponer esta percepción de lo diferente, en “la angustiada cabeza” de un habitante de la periferia en la gran urbe que se ve a sí mismo como un “vistoso plumífero que gorjea y gorjea /erguido en la ventana del castillo— / yo/ mi cuerpo y su vacío”. El llegado de otras tierras, “mi pobre corazón endurecido por el desdén/ declara estar aquí /en sus luces pero arrinconado y tembleque / en una esquina de la calle de l’Ancienne Comedie/”.
Estamos, insisto, ante una poesía de exilio, mirada y pathos ya no de viajero trashumante sino del sujeto aposentado en una realidad distinta a la originaria en permanente interacción y contraste de su identidad con otras también en continuo movimiento. Y la idea del imposible regreso a lo dejado atrás. Destierro y conciencia de lo ido, a la par de la imprecisión del futuro. Veamos el poema “Por las autopistas”:
“…años de años repitiendo trucos malabares
cincelando palabras que la prisa extravió
en un mismo charco de petróleo quemado
y ahí vi a unos gitanos que venían del Perú
a quienes detuve diciendo quiero ir a casa
llévenme / no me dejen aquí
a lo que respondieron gritando
inmensos calzones / provinciano
¿quieres volver a tu casa?
tu casa está allí donde te lavas los dientes
allí donde fríes un par de huevos al amanecer
y si crees que la has perdido
te has perdido tú mismo pájaro multicolor
medio blanco / medio negro
tan vulnerable y flexible como tallo de amapola
“¡ya basta, basta, infelices, desertores!”
así dije tal gallo cascado y envejecido
pero no me dejen morir en este delirio
que el día venga y pueda irme
aunque nunca sepa hacia dónde soplan los vientos…”
Ante Finibus terrae no podríamos llamar identitaria una poesía ajena a la exaltación de una relación armónica e idealizada de los seres humanos y la naturaleza, no hay un canto que idealice a la tierra, las aves o los vegetales. Se encuentra desazón por el bien perdido en medio de la desolación que produce el reconocer que el regreso no asegura la satisfacción ni la felicidad. En Canto ciego, la segunda parte del libro, leemos estos versos:
“…Y tras una vida apagando incendios
hoy te cabe la sospecha de un monstruo
inflado de vanidad en la niebla
que impide distinguir quién habla
cuando canta hinchado de silencio.
Deseas que esa verdad arda en tu cuerpo,
que eso humee de ti cuando la hora sea.
Y que ese humo resuma la esencia
de tu propia historia, amores, goces
e intrigas por un poco de felicidad.
Deseas sólo eso cuando la hora sea
de bajar por las laderas cantando mulizas,
pasacalles, huaynos al borde de los precipicios
en pos de nada, encontrando nada.
Volar en pos de alivio y sólo hallar el grito…”
En la actual entrega, como venimos viendo, es reiterado el tema del viaje. El ir y venir, las expectativas y las observaciones son el eje de este poemario que, por lo demás, comparte con casi toda la obra de Nájar. Viajes que no son solo desplazamiento por territorios físicos sino indagaciones por el propio ser y estar del hablante en poesía que va probando su capacidad de resistencia y adquisición de nuevos bienes. “Si resistes el mundo puede ser tuyo” dirá en el poema “En estos campos”:
“…visto desde las ventanillas del tren
que cruza el corazón de la vieja Flandes
Escribo en mi memoria
Si resistes el mundo puede ser tuyo
No te quiebres
¿Y en ese bullir vives avanzando hacia la muerte
como la hormiga en el fruto o el picaflor en el campo
sacándole polen y dulzuras a la flor de los breñales? “
En la tercera parte del libro Habitarás otro mundo, fechado en el año 2018, el hablante poético se muestra reconciliado con la existencia. Los referentes se ubican en el territorio al que se ha regresado en distintas ocasiones. El tono y los temas son de aceptación serena de lo vivido. El tono autobiográfico se intensifica. La creación poética justifica los desplazamientos. A ella se le encarga la tarea de dejar “viejos sedimentos” para poder llegar “hacia el fondo de uno mismo”.
“…Sea eso el poema
masa incandescente manjar para nutrir volcanes
Sea eso el arte de iluminar la materia oscura
Volver a comenzar día y noche
Y una vez limpios de viejos sedimentos
avanzar por el luminoso desierto hacia el fondo de uno mismo
Oh alma mía agota toda la extensión de lo posible”
Es hermoso y eficaz el poema “Estatua de aire” que expone la convicción del poder de la creación, la serenidad con la que el hablante lírico asume su individualidad creadora.
“…Así comenzó a abrirse camino dentro de mí
frente al mar y en medio de un silencio lleno de estruendos
un monstruo totalmente consciente de algo muy oscuro
Construir una estatua del futuro llena de silencios
Construirla sólo con palabras y voces
Construirla con un ser vivo llamado tiempo
Agitándose dentro de ella un sueño un desafío
La inmensidad”
Con poemas de este tema y tono, la voz poética en continua reformulación, desmitifica la retórica nostálgica o denunciante de la migración. Asistimos a una producción cuya clave reside en la convicción del poder de la palabra; el destino del sujeto es la inmensidad.
El ir y volver de una realidad a otra, ha proporcionado al poeta – sin disimulada tristeza- la convicción de que los rasgos de origen son importantes, indelebles , y el sujeto que vive en exilio enriquece con ellos su mirada, no exenta de extrañamiento a toda otra realidad. En todo caso, ya no es el mismo que partió y se expresó con la exasperación de los primeros textos. Lo percibimos en el poema “Tótem”.
“…pasión de lejanías arde en sus ojos
y en las cenizas brillan adioses
silencios algún suspiro siluetas
que hacen cabriolas a la tristeza
eso es todo lo que perdura
el resto es agregado
coleóptero de oro
que muerde para sobrevivir.”
También lo encontramos en “Música antigua”:
“Un amor cualquier amor
que se va dejando sus rasguños
y luego un suspiro
un ángel curvado en la demencia
antes de empezar
nueva fuga hacia lo eterno
buscando arder en otro incendio
Así han sido los viajes de estos años”
El recuerdo trae imágenes tanto urbanas, como esta de la ciudad de Lima:
“Lima despatarrada y seductora
Nadie se queda en ti
Nadie se va de ti
Nadie vuelve a ti
Sano y salvo”
Como rurales, no exentas de mordaz crítica, en el poema “Pájaros”.
“…En los valles de la lúcuma todos cantan
con pantalones o polleras multicolores
valsecitos / yaravíes / tonderos / huaynos
En las sombras de la corrupción o en la luz
bailan con los bolsillos llenos
si no de oro o de sangre
sí repletos de amargura..”
Presente también la referencia histórica y cultural. Tal el poema “Manuscrito de Huarochirí (2)”
“En la oscuridad las madres abrazan a sus niños
atadas a las cuerdas de los puentes rotos
Y en coro gritan balanceándose en el abismo
Taita / Padrecito / Dios Amaru
¿Quién cuidará de nuestros huahuitos?
¿Quién de nuestras gallinitas y cuyecitos?
¿Quién salvará de las trampas a la pobre calandria?
En el día del Juicio desapareceremos todos
los practicantes de cariños y contemplaciones
Todos los pajarillos arderemos
con nuestros picos radiantes en la claridad del día
cantando / cantando /
y cavando una tumba en el aire…”
Lo mismo en el poema “Planta sagrada”, referencia a la nativa hoja de coca así llamada.
“Ya tengo sobre la mesa los vinos
y los manjares para la próxima fiesta
Solo espero que tú llegues sagrada planta
y así permanecer encendido cuando la noche
Alumbre aún más tu presencia”
En este Finisbus terrae de 2019, se cierra un ciclo iniciado en 1984. La angustia y las obsesiones iniciales han dado paso a la calma mirada, por momentos marcadamente escéptica, a la existencia posible. En “Sobrevivir”, el poeta asume una realidad defectuosa donde quiera que se mire:
“Arde el aire por doquier / Arden el mar y la tierra
y ya ni hablar de las cavernas
donde bulle la desintegración de los átomos
Pero la consigna es sobrevivir como sea
En cualquier rincón de la barbarie”
En este punto del ir y venir la apuesta es un realista disfrute de lo concreto, sin embargo, también la confianza en la solidez de la poesía, “diamante oscuro”. En el poema “Skipper” se lee:
“A lo largo del viaje he soñado con otros mundos
pero ya estoy harto de esas extravagancias
Ahora mismo salgo a buscar lo que es real y permanente
El ron de las viejas barricas de roble
Estoy seguro que en esas aguas otra vez ganará
la vibración que salva el mundo
La poesía como un diamante oscuro”
El poema que cierra el libro “El estrecho de los bárbaros” es una suerte de exposición de motivos del transitar hasta el fin, hasta el extremo, del finisbus terrae. Revisa motivaciones del exilio. “Había que irse”, “largarse por el río” con la esperanza de la salvación aunque en este mundo imaginado persista el hedor del acabamiento, la recurrencia a lo extinto, “los dinosaurios”. No hay certezas más allá de la palabra poética, ese “diamante oscuro” mencionado en el anterior texto, lo que hay y se registra es “el desierto” y su viento amarillo pero también los “iluminados acantilados”
“…Y me hundí en el burbujeante mundo
de la descomposición molecular.
Cruzando el estrecho de los bárbaros
todavía siento el hedor de los dinosaurios.
El viento amarillo del desierto
y los iluminados acantilados.”
Este es el territorio frágil y cierto recorrido a través de décadas por Jorge Nájar y su exigente poesía, registrada en Finisbus terrae. Poesía que, una vez más, me brinda la satisfacción de dejar mis impresiones al lado de sus huellas, en un extenso diálogo y caminar.
Sonia Luz Carrillo Mauriz
Lima, 2019
TESTIMONIO GRÁFICO DE AFECTO Y CELEBRACIÓN

Jorge Nájar, Sonia Luz Carrillo, Marco Martos y Ricardo Falla Barreda. Academia Peruana de la Lengua, octubre 2019

Jorge Nájar y Sonia Luz Carrillo, Jr. de la Unión, Centro histórico de Lima, octubre 2019

Ricardo Falla Barreda y Jorge Nájar
JACARANDOSA , ALEGRE Y JARANERA. MÁS DE 100 PAREJAS COMPITIERON EN CONCURSO DE MARINERA LIMEÑA
octubre 28, 2019 a las 11:57 am | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Miscelánea, Noticias y demás... | Deja un comentarioEtiquetas: Ciudad de Lima, Marinera limeña, XIV Concurso Nacional de Marinera
Este domingo 27 de octubre, más de 100 parejas de baile, en siete categorías distintas, se presentaron en el anfiteatro Nicomedes Santa Cruz del Parque de la Exposición de la Ciudad de Lima, a competir por el primer puesto del XIV Concurso Nacional de Marinera Limeña.
La intensa jornada se desarrolló desde las 9 de la mañana hasta las 8 de la noche, con la participacion de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Las parejas se disputaron premios que van desde los S/ 500 hasta los S/ 5,000, además de escapularios, bandas, trofeos y diplomas de honor.
También se presentó una categoría especial llamada Campeón de Campeones, en la que participaron todos los campeones de los concursos de Marinera Limeña realizados por la Municipalidad de Lima. Además se premió a la mejor barra que alentó a lo largo de la competencia.
Los ganadores de esta edición fueron:
INFANTIL
Campeón: Thiago Peralta Chumpitaz y Angela Clavijo Cavalcanti
2° puesto: Oscar Solís Paredes y Luiciana Wong Espinoza
3° puesto: Piero Bazán Curi y Georgina Saavedra Morales
PRE JUVENIL
Campeón: Julio Delgado Cercado y Génesis Navarro Paz
2° puesto: Diego Pinedo Llamoca y Sofía Yana Condori
3° puesto: David Gil Ayme y Fabiana García Trelles
JUVENIL
Campeón: David López Franco y Camila Mariño Bartra
2° puesto: Yamil Fernández Alva y Alisson Salas García
3° puesto: Pedro Manuel Quispe Sáenz y Valeria Alquizar Paredes
ADULTO
Campeón: Harold Cano Nuñez y Rosalyn Pérez Arenas
2° puesto: Jonathan Lazo Riquelme y Angie Obando Avalos
3° puesto: Alfredo Espinoza Barreto y Vanessa Quiroz Sernaque
PRE MAYORES
Campeón: Harry Cano Núñez y María Isabel Soria Muratta
2° puesto: Luis Pimentel Arriola y Erika Akatsuka Miyagawa
3° puesto: Juan Manuel Zapata Desposorio y Olga Gallardo Aban de Cabrera
MAYORES
Campeón: Ricardo Esparza Bermudez y Sara Vilchez Pimentel
2° puesto: Marco Antonio Pérez Huaral y Rosa María Murgueytio Gonzales
3° puesto: Oscar Torres Kaiser y Gay Córtez Paz
CAMPEÓN DE CAMPEONES
Campeón: Sara Ángulo Pacheco y Jorge Luis Talaviña Agapito
Contacto de prensa:
Augusto Carhuayo 990 118 716
GRAU, EL COMBATE DE ANGAMOS, el recuerdo… «CON EL ÚLTIMO SOBREVIVIENTE DEL HUÁSCAR», Una crónica de ALFONSO TEALDO
octubre 10, 2019 a las 12:23 am | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Documentos, Miscelánea, Noticias y demás... | Deja un comentarioEtiquetas: Alfonso Tealdo, Guerra del Pacífico, Héroe Miguel Grau, Manuel Elías Bonnemaison, Miguel Grau Seminario, Periodista Alfonso Tealdo

Don Miguel Grau Seminario.
Foto: Galería del Ministerio de Defensa del Perú
Con el permiso de Ana-Rosa Tealdo de Rivero, hija del magnífico periodista Alfonso Tealdo, comparto esta crónica, “Con el último sobreviviente del Huáscar”, tomada de su cuenta en Facebook, en ella el cronista relata su encuentro con el alférez de fragata Manuel Elías Bonnemaison.
«En ocasión de la conmemoración del combate de Angamos, tengo el agrado de difundir una crónica de mi padre, Alfonso Tealdo, publicada en la Revista Turismo en 1942».
Con el último sobreviviente del Huáscar

Nació en Lima el 27 de marzo de 1862. Hijo de don Juan Elías Bonnemaison y de doña Gumercinda Torres. Era alumno de la Escuela Preparatoria naval cuando estalló la Guerra del Pacífico.
Embarcado en el Huáscar, como aspirante de marina, asistió a todas las acciones de dicho buque hasta ser tomado prisionero en el Combate naval de Angamos. Fuente: http://gdp1879.blogspot.com/2008/10/
El último sobreviviente de la plana mayor del “Huáscar” me esperaba el 8 de octubre, a 63 años exactos de la batalla naval de Angamos. El alférez de fragata Manuel Elías Bonnemaison, me recibe. Y es como un reportaje a los ojos mismos de la historia. Setenta y siete años y barba de nieve. Navega, pequeñito, en los óleos de las paredes, el barco del honor peruano. Navega como en el pecho de este hombre envejecido. Como en el mío. Como en el de todos los que sabemos que la historia es algo más que un libro que se abre, que se lee y que se cierra. Navega, otra vez y otra vez, en este día de sal en los labios y de pólvora en la frente. Surca las aguas el barquito blanco. El barco que, después fue pintado de rojo en Talcahuano, quizás si para completar desde el destierro los colores del Perú.
Y un niño de catorce años se acercó a Grau, en 1879, y le dijo: “Yo quiero ser marino”. Y Grau replicó: “Bueno”. El “Huáscar” tenía 60 metros de longitud, 1,100 toneladas de desplazamiento y dos cañones. Metro y medio -la estatura de un infante- era lo que sobresalía de la obra muerta. ¿Por qué no iba a tener, pues, un guardiamarina de catorce años?
El “Huáscar”
Año de 1866. En los astilleros de Cammell, Lairdd, en Berkenhead, está concluyendo la construcción de un barco diminuto. Es para la armada del Perú y llevará el nombre de un emperador peruano. Es del tipo del “Monitor”, nave que aparece en la Guerra de Secesión de los Estados Unidos. Trece años más tarde, es el más famoso de los barcos. Y es que son los astilleros de la fama los que lo agigantan por la gloria. El patriotismo lo eriza de cañones invencibles. El honor lo blinda. Es del acero que hacen los hombres con su desesperación y con su sangre. “Es el más formidable blindado que ha cruzado los mares”, dice Teodoro Roosevelt.
-¿Cómo era el Huáscar?
Y el señor Manuel Elías Bonnemaison, me dice:
-Pequeño, con sólo dos cañones de cargar por la boca. La torre dentro de la cual giraban era movida a mano. Su blindaje era de cuatro pulgadas y su andar de 12 millas por hora. No podía disparar ni para adelante ni para atrás, pues lo impedían el castillo de proa y la toldilla de popa.
-¡Barco de carne y hueso!
-El “O’Higgins”, nada más, era cuatro veces mayor. Los acorazados adversarios desplazaban 3,600 toneladas cada uno, tenían seis modernísimos cañones y su blindaje era de 9 pulgadas.
¿Qué iba a hacer la nuez contra el martillo en el diálogo del fuego? Nada menos que esto: batirse seis veces, capturar diez naves, bombardear puertos y, sobre todo, tener siete capitanes en dos horas.
El arquitecto
El verdadero arquitecto del “Huáscar”, Miguel Grau, nació en Piura y su maestro fue un poeta. La orfandad fue su primera enseñanza. Pues solitario, como el Monitor, iba a ser. Y a esa edad en que los niños tienen lindos veleros para la laguna y arena en las playas para sus palacios de arena, Grau ya es grumete en un buque ballenero. La vida le impuso buques de verdad. Y recorre mares y aprende idiomas. Presta sus servicios en naves nacionales: en el “Rímac”, en el “Vigilante” y en el “Ucayali”. A los veinte años es guardiamarina. En aguas chinas se le ve en 1862. Marcha a Nantes en 1864, y trae al Callao las corbetas “Unión” y “América”. A raíz del Tratado Vivanco-Pareja, se ponen en juego sus sentimientos filiales. Se está muriendo su padre y ese lecho es como el barco del corazón que se hunde. Grau, empero, se sobrepone al dolor, con rebeldía y con intransigencia. Y combate en Abtao. El heroísmo ya le ha puesto un timón definitivo a su alma. Ya sabe que el crepúsculo del sol está lejos de la aurora.
La carta
Desde su Monitor, en Pisagua, el 2 de junio de 1879, el “Caballero del Mar”, escribe:
“Distinguida señora:
Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a usted, y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor, que hoy justamente debe dominarla. En el combate naval del 21 próximo pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno esposo, el capitán de fragata don Arturo Prat, comandante de la Esmeralda, fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria.
Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso y triste deber de enviarle las para usted inestimables prendas que se encontraron en su poder, y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y por eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle mis servicios, consideraciones y respeto con que me suscribo de usted, señora, muy afectuoso y seguro servidor.
Miguel Grau”.
Angamos
Mientras el “Huáscar” esté en el mar, el Perú no será invadido. Lo sabe Grau, el muy afectuoso y seguro servidor de su patria. El blindado más famoso del mundo no puede descansar. Ya no lo verá más el Callao, el lejanísimo puerto de la esperanza. El día 4 de octubre, apresa al bergantín “Coquimbo” en Sarco. Hay moluscos y algas marinas en el casco del Monitor, y limpiar los fondos es urgente. Pero, ¿qué importan dos millas más o menos para el andar, si la nave negra del Destino es la que espera? Al sur, pues, siempre al Sur. El “Huáscar”, el día 5, entra a Coquimbo. Es descubierto y el enemigo ya sabe. Entonces, al Norte fallan las máquinas. El día 7, nuevas composturas.
-El día 8 -me dice el señor Elías Bonnemaison- fuimos localizados. A la una de la madrugada entramos a Antofagasta. El “Huáscar” recorrió la bahía y salió. Pero ya estábamos atrapados. A poco de navegar, avistamos tres humos por la proa. Eran tres barcos enemigos: el “Blanco Encalada”, la “Covadonga” y el “Matías Cousiño”. Así recorrimos la distancia de 30 millas, y entonces nos creímos a salvo. De pronto, el vigía desde la cofa dio la voz: “¡Humo a la vista hacia el N. O.!”.
Pero la emboscada no fue hecha en virtud de las leyes estrictas del mar. La pequeña nave tuvo que ser engañada. También había de luchar contra el gran acorazado de los falsos informes. “El “Blanco Encalada” está en malas condiciones: necesita ser reparado”, se decía. Entonces el Monitor no forzó sus débiles y pobres máquinas, y a nueve millas por hora enfiló hacia el Norte. Y entonces fue el grito del vigía “¡Humo a la vista hacia el N.O.!”. ¿Serían los transportes que conducían tropas a Antofagasta, de acuerdo con las informaciones recibidas?
-En esta creencia pusimos proa a ellos sin preocuparnos de la Primera División, que estaba a la vista, pero fuera de tiro. Pero los buques avistados no eran transportes: era la Segunda División enemiga, compuesta por el acorazado “Cochrane”, el “O’Higgins” y el “Loa”.
Todavía hay un cuadrante libre para escapar. Pero para algo el “Huáscar” es el blindado más formidable del mundo. El grave señor Destino así lo quiere: al cambiar el timón de navegación por el de combate, se rompe un aparejo y el Monitor queda sin gobierno. Da vueltas, como el mundo. Vira sobre el costado de estribor. Y se acercan los adversarios. A ellos no se les rompe el timón de combate. A ellos, no.
-A las 8 y 55 de la mañana fue afianzado el pabellón en la torre de combate. El “Huáscar” dispara sus cañones con rapidez y decisión. Formidables andanadas de la artillería gruesa enemiga pasaban por alto. Pero, acortadas las distancias, pronto fueron los blancos.
El mar es enorme, pero a veces más pequeño que la gloria. A babor y estribor del “Huáscar”, a 500 metros apenas, hay acorazados enemigos. Se cierran los horizontes. Horizontes de acero y de fuego. Ahora es una selva. El Monitor ha perdido uno de sus dos cañones. No importa, en la torre de comando está Miguel Grau. Y enormes boquetes hay en la línea de flotación. Son muy útiles ventanas para que la Historia mire. Son para la visita del agua, para que se hunda el pasado, pero el “Huáscar”, no.
-Una nueva andanada destroza la torre de comando y hace volar al espacio el cuerpo de nuestro heroico jefe, que fue arrojado al mar por la fuerza de la explosión. El impacto hiere también, mortalmente, al Teniente Ferré. El Comandante Aguirre, entonces, decide lanzarse con el espolón contra el “Cochrane”…
Pero el “Cochrane” no es el blindado más famoso del mundo. Tiene doble hélice y es un guerrero ágil. Gira sobre su eje y elude al “Huáscar” y a 50 metros dispara toda su artillería. Y quedó en silencio el último cañón del Monitor. “No es nada”, dice el Comandante Aguirre, herido, y muere sobre la cureña vencida. Los trozos de madera, los fierros retorcidos, los muebles y otros adminículos mezclados con los cuerpos humanos formaban un montón informe… Sólo quedó en pie el doctor Rotalde. No había quedado del botiquín ni un instrumento, ni una venda, ni un remedio.
Sí había un remedio.
-Entonces, se hizo cargo del comando el Teniente Rodríguez. Quiso, nuevamente, poner en acción el timón. Arreglar la torre de combate. ¡Todo era inútil! Una bala de cañón lo decapitó.
Y siguió el desfile de los capitanes. Pero había un remedio.
-¡Todo era inútil! El Comandante Carbajal, al frente de la maestranza, trataba de reparar los cañones. Los incendios y las brechas se sucedían. No había municiones ni para las armas menores.
Sí había un remedio.
-Fue entonces cuando el Teniente Gárezon tomó la resolución de hundir el barco volando la Santa Bárbara, pero ésta se hallaba inundada habiendo en la sentina más de tres pies de agua. Hasta la bandera había sido derribada. Dos voluntarios la izaron en el palo mayor. El “Huáscar”, inerme, describía círculos en trágico desfile ante la artillería adversaria. Y el fuego seguía, terrible. Por segunda vez fue derribada la bandera. Un marinero tuvo que amarrarla al palo, pues hasta las drizas habían sido destrozadas.
Sí había un remedio.
-Entonces se dio la orden de abrir las válvulas para precipitar el hundimiento del “Huáscar”. La orden fue dada, pero era necesario parar las máquinas. A 50 metros estaban los barcos enemigos. Y fueron abiertas…
¿Había remedio? El Teniente Palacios, descubierto sobre la torre, quemaba su último cartucho. Un revólver contra acorazados: eso es Angamos.
-El “Huáscar” quedó, entonces, a merced de las olas, mudo e indefenso, incapacitado para ofrecer la menor resistencia. Esperábamos sólo el momento de hundirnos. Un puñado de hombres que habíamos sobrevivido a la acción permanecimos en cubierta rodeando al Teniente Gárezon que se mantenía con solemne gravedad. Comprendió entonces, el enemigo, y ordenó a sus brigadas de abordaje la ocupación de nuestra nave.
¿Había remedio?
-La ocupación se efectuó, precipitadamente, por un número considerable de hombres armados y provistos de todo elemento de salvataje. Corrieron al cuarto de máquinas y, revólver en mano, exigieron el cierre de las válvulas. El Teniente chileno Goñi se dirigió al Teniente Gárezon y le intimó que se arriara la bandera. “La bandera –replicó- está amarrada al palo y no se puede arriar; y conste, señor oficial, que usted la encuentra al tope de la nave”.
Había terminado la batalla. Fueron taponadas las vías de agua y apagados los incendios. El “Huáscar” fue varado en la playa de Mejillones. El barco que se había llamado así porque las naves heroicas no tienen cautiverio. No tienen cautiverio porque están lejos de sus capitanes muertos. Se mueren, también, y resucitan en el alma de sus banderas.
El remedio
Y un niño de catorce años se acercó a Grau, en 1879, y le dijo: “Yo quiero ser marino”. Y Grau replicó: “Bueno”. Y el niño fue a la guerra y ahora tiene setenta y siete años y barba de nieve. Y en los óleos de las paredes, navega, pequeñito, el barco del honor peruano. ¿Había remedio? Sí había remedio. No se hundió el “Huáscar”, pero el pasado se hundió. Definitivamente. Era el remedio. La conciencia de la historia. El porvenir. Y navega, otra vez y otra vez, en este día de sal en los labios y de pólvora en la frente. Todos los días, eternamente, navega en el mar inmenso de la patria el barquito blanco.
Don Miguel Grau Seminario
“El 8 de octubre de 1879, cuando el Huáscar retornaba de una de sus incursiones, se encontró en Punta Angamos con la escuadra enemiga; entre la espada y la pared decidió abrir fuego. Diez minutos después una granada lanzada por tropas enemigas cayó en la torre de comando, afectando la integridad del comandante Grau, su cuerpo quedó desmembrado. Sus restos, fueron repatriados el 15 de julio de 1890 y trasladados a la Cripta de los Héroes el 8 de setiembre de 1908, en una ceremonia póstuma y sentida. El 26 de octubre de 1946 en honor a su labor es ascendido al grado de almirante, en el ámbito político, conserva una curul permanente en el Congreso, como homenaje su labor política como diputado.”
Fuente: https://historia-biografia.com/miguel-grau-seminario/

Alfonso Tealdo Simi (1914-1988) , gran periodista peruano, entrevistador y cronista .
EL GENERAL JUAN VELASCO ALVARADO EN SUS PALABRAS. HOY 03 DE OCTUBRE, recordando el 51 aniversario del inicio del Gobierno Militar en el Perú
octubre 3, 2019 a las 7:10 pm | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Documentos, Miscelánea, Noticias y demás... | 3 comentariosEtiquetas: Fuerzas Armadas 1968, General Juan Velasco Alvarado, Revolución Nacionalista Perú, Revolución Peruana, Tres de octubre Perú
A partir del tres de octubre de 1968 y hasta agosto de 1975, el Perú vivió una etapa de profunda transformación en lo político, lo social, lo cultural: El jefe de la experiencia nacida de las Fuerzas Armadas, como todos sabemos, fue el General del Ejército Peruano, Juan Velasco Alvarado.
Hoy se cumplen 51 años de un periodo que es fundamental en la historia nacional, sobre el que sigue siendo necesario reflexionar porque en él hunden sus raíces muchos de los rasgos de la sociedad y cultural actual. Transcribo aquí algunos pasajes de sus intervenciones públicas. Temas, conceptos, que desde el poder nunca se habían pronunciado.
Se trata de citas de “discursos pronunciados el jefe de la revolución en diferentes oportunidades”, como señalan en la Presentación los autores de un pequeño libro editado el 3 de octubre de 1972, por el Comité de Asesoramiento de la Presidencia de la República, “con el propósito de lograr una mayor divulgación del contenido, y el alcance de este proceso, en particular de su ideología y sus realizaciones”. La Revolución Nacional Peruana, Libro que tengo en mis manos.
Democracia y minoría favorecidas
“Nosotros asumimos la responsabilidad de gobernar en horas muy difíciles para el Perú. No era una época de bonanza. Era un momento de crisis. Al borde mismo de grandes acontecimientos epocales, el país miraba al pasado y el gobierno mantenía sin resolver los grandes problemas de la nación. El pueblo estaba ausente de las grandes decisiones que solo se tomaban para favorecer los viejos privilegios y las grandes injusticias. El reclamo insistente de las mayorías nacionales continuaba desoído. Vivíamos una aparente democracia formal, dominada por una minoría favorecida que siempre ignoró las verdaderas necesidades del pueblo. Todas las promesas quedaron incumplidas, en medio de un ambiente de corrupción política y de inmoralidad sin paralelo en nuestra historia. Fue en un escenario así desde el que quienes ejercían el poder real desde el Ejecutivo y desde el Parlamento, reafirmaran su nunca reconocida pero históricamente demostrable unidad de propósito al servicio de la oligarquía interna y foránea, y llevaron al país a la ignominia de un compromiso que realmente significaba el pisoteamiento de la soberanía nacional en favor de una empresa extranjera”
Mensaje a la Nación, 28 de julio de 1969
Artistas, científico e intelectuales en su lucha por la justicia
“Por la naturaleza misma de su vocación y su trabajo, los artistas, los científicos y los intelectuales fueron en general, los críticos por excelencia del orden tradicional en el Perú. Su obra refleja la realidad del país. Su sensibilidad los llevó a denunciar las lacras del viejo sistema. Muchos de ellos, por eso, estuvieron al lado del pueblo en su lucha por la justicia y demandaron la transformación del Perú.
Ahora esa transformación se está llevando a cabo. Y la revolución necesita de los intelectuales, de los hombres de ciencia y de los artistas. Porque ellos son los que expresan , fecundan y engrandecen la tradición cultural de nuestro pueblo cuya capacidad de creación debe ser revindicada, defendida, cultivada por la revolución”
Segundo Aniversario de la Revolución, 3 de octubre de 1970
Justicia, libertad y miseria
“En el Perú nunca hubo una verdadera justicia ni verdadera libertad. Porque ellas solo pueden existir cuando la explotación y la miseria no predominen en una sociedad como siempre predominaron en nuestro país para ventaja y beneficio de una pequeña minoría”
Manifestación en Juliaca 29 de setiembre de 1971
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