DE MUSA A CREADORA, en la Vertiente Social y en la reafirmación de Identidad, MI POESÍA según ROLAND FORGUES.  

enero 27, 2024 a las 8:29 pm | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Creación, Documentos, MI POESÍA SEGÚN ..., MIS POEMAS, Personalísimas | Deja un comentario
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Recupero, con enorme gratitud, el análisis, la generosa aproximación a mi obra poética realizada en diversos momentos por el reconocido escritor y peruanista francés, doctor Roland Forgues, autor de innumerables obras acerca de la literatura de nuestro país. Extenso diálogo y amistad que me honra.  

Con Roland Forgues en la Universidad de Pau et des Pays de l’Adour, Francia, hablando de literatura peruana con sus estudiantes.

En “Orientaciones y tendencias de la poesía peruana escrita por mujeres (siglo XX)”, artículo que luego formó parte de su libro Las plumas de Afrodita. Una mirada a la poeta peruana del siglo XX (2004), el estudioso francés, Roland Forgues identifica lo que llama tres vertientes en la poesía, a partir del análisis de un conjunto de obras de escritoras peruanas.

El estudio se inicia con estos datos de contexto “Desde la década de los años sesenta América Latina está conociendo un fuerte movimiento de despegue y desarrollo de la creación artística y literaria, obra de mujeres que generalmente formulan interrogantes frente a su condición de mujer y expresan su disconformidad con el mundo y la sociedad en los que les ha tocado vivir.”

Párrafos más adelante, explica cuáles serían en su opinión estas tres vertientes: Estética, Social y Erótica.
“La riqueza y abundancia de la poesía escrita por mujeres en el Perú desde los años veinte hasta la actualidad, hace de ella probablemente uno de los mejores y más aleccionadores laboratorios donde se puede observar este proceso histórico de construcción social y mental del género a la vez que las manifestaciones y modalidades de su cuestionamiento con sus logros y sus fracasos. La poetización de las experiencias nos permite distinguir en las tendencias y orientaciones de esta poesía tres grandes vertientes: estética, social, erótica. Estas se pueden desarrollar tanto separada como conjuntamente, sucesiva como simultáneamente en las escritoras y las obras consideradas”.

El estudioso francés ubica mi poesía (con base en lo publicado hasta 1998, mi libro Las frutas sobre la mesa) en la vertiente social. Cita en extenso que aquí comparto:

II. La vertiente social

La segunda vertiente aborda las mismas experiencias, pero privilegiando el cuestionamiento de las estructuras económicas y sociales, políticas, culturales y religiosas de una sociedad clasista donde la mujer sufre una doble explotación, económica y genérica. “Los efectos de la dominación -afirma Cecilia Bustamante, una de las principales representantes de esta tendencia -, el poder, el autoritarismo, nos son familiares a muchos seres humanos. La escritora de América Latina en especial puede ser hipersensible a ellos por su propia condición de mujer discriminada y, como crítico potencial de su sociedad puede intuir la germinación, crecimiento y apogeos de estos efectos. El objeto es liberarse del dominio irreprensible y la falta de libertad y de derechos; la escritora latinoamericana puede auxiliar a todas las mujeres en general en el análisis de los valores de nuestra sociedad, proveyendo los fundamentos que prueban que estos valores están obsoletos a la entrada del siglo XXI, demostrando que su imposición ha servido como instrumento de discriminación”. (Forgues, 1991:26)

Ya desde su primer libro Altas hojas (1956), Cecilia Bustamante (1932) dirigía su canto “a los hombres que no han nacido. / A su corazón oculto en las sombras”. Vale decir que para ella, como elementos constitutivos de la especie humana, hombre y mujer son parte integrante del proceso la liberación, como expresa en varios poemas del segundo libro, Símbolos del corazón (1958). En las obras siguientes, El nombre de las cosas (1970), Amor en Lima (1977), Discernimiento (1980), Modulación transitoria (1986) se irá precisando la trayectoria social y genéricamente comprometida de Cecilia Bustamante sostenida por un trabajo formal de extremado rigor y eficacia. Un trabajo que junta armoniosamente sentimiento y denuncia, compasión y rebeldía, solidaridad y exaltación del yo femenino.

Fuera de Cecilia Bustamante ganadora del Premio Nacional de Poesía en 1961, con su libro Poemas y Audiencias, las principales representantes de esta vertiente, iniciada por Magda Portal (1901-1989), (Forgues 1991: 53) son Rosina Valcárcel (1947), Sonia Luz Carrillo (1948), y las ya mencionadas Beatriz Moreno y Mary Soto.

Sintetizan bien esta vertiente los dos cortos poemas “De mujeres” de Sin nombre propio (1973) y “Tengo deberes sagrados que”, incluido en Tierra de todos (1989)6, de Sonia Luz Carrillo.

El primero evoca al mismo tiempo la creación y homosexualidad femeninas, encarnadas en la imagen de la poetisa griega Safo cuya vida y versos eróticos provocaron el escándalo en la antigüedad; y constituye una interrogante sobre la dificultad del paso de la condición alienada de musa a la condición liberada de creadora, vale decir de objeto a sujeto de la historia:

Dime Safo

tú que también fuiste hembra

e intentabas poesía.

¿Fuiste también tenida

en bello,

apetecible,

gran estorbo?

(De mujeres, p.11)

El segundo incide en la dimensión del quehacer cotidiano y social de la mujer, en su condición de servidumbre y en el carácter enajenante de los valores ético-religiosos a los que se ve sometida por la sociedad patriarcal:

Tengo deberes

-alguien diría, sagrados que cumplir

cuarenta horas

al día

no bastan

pero tengo deberes

y por eso estoy aquí

solitaria

impávida

observando

el amor inquieto

de las aves

la danza ruidosa

de la hierba

escuchando

tranquila

la lenta

la dulcísima

canción

de una torcaza.

(Tengo deberes que…, p.35)

Haciendo el balance, en “Años: veinte” de Las frutas sobre la mesa (1998), Sonia Luz Carrillo reconocerá sin triunfalismo ni falsa modestia: “Nada fue igual después / que las muchachas discutiéramos en casa / unas cuantas horas de libertad”.

Para todas ellas la prioridad es la destrucción del orden patriarcal burgués y la construcción de una nueva sociedad donde por su presencia y su acción al lado del varón la mujer alcanzaría su pleno desarrollo en tanto que mujer.”

Fina lectura del Catedrático de Literatura y Cultura Latinoamericanas en la Universidad de Pau, que agradezco.

Opinión en La escritura. Un acto de amor (Grenoble, 1989) antología preparada por Marco Martos y Roland Forges, antología preparada en el Perú y publicada en Grenoble, Francia, el año 1989, un ensayo introductorio, firmado por los doctores Marco Martos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima y Roland Forges de Francia, menciona de manera precisa y digna de mencionarse, lo siguiente:

“En la tradición literaria del Perú la poesía escrita por mujeres aparece tempranamente. Baste recordar el Discurso en loor a la poesía de Clarinda o la Epístola de Amarilis a Belardo, la primera expresión lírica sudamericana en la que la mujer habla de su propia condición. La poeta deja de ser la dama recipendiaria de los elogios del varón y se transforma en un ser humano dialogante en la propia escritura. En ese sentido, la anónima Amarilis merece un lugar especial en la literatura castellana, hermanada por el lenguaje y por la actitud ante la vida con Juana Inés de la Cruz y Teresa de Ávila”.

Luego, en rápido recuento de características de las obras de las poetas que somos antologadas, se refiere a mi trabajo: “…Sonia Luz Carrillo es, en la poesía peruana de los años setenta y ochenta, el modelo de la militante de esta época. Despojada de todo sectarismo, preocupada de forjar en poesía la identidad de la mujer participante de las luchas del pueblo, no hace ninguna concesión a la grandilocuencia retórica” (pp17)

Años antes, en el estudio introductorio a su libro Palabra Viva. Tomo IV, subtitulado: Las poetas se desnudan, conjunto de entrevistas a 21 poetas, Roland Forges, abordando mi poesía  escribió:

“…La poesía de Sonia Luz Carrillo (1948) Sin nombre propio (1973) Poemas (1976) …y el corazón ardiendo (1979), tiende un puente entre la poesía de las “generaciones” anteriores y las de las promociones del setenta y del ochenta, solo que en Sonia Luz Carrillo parece haber mucho menos preocupación por lo sexual.

En Sin nombre propio se manifiesta ya lo que constituirá la principal preocupación de la poeta: el problema de la identidad.(…) .
Problema de la identidad de la poeta como mujer y como ciudadana: “Ella no sabe nada /de arte/ ni política// Ella cada año/ pare un nuevo hijo// Ella no tiene voz/ usa poco los ojos/los oídos los tiene atrofiados//En mi país/ ella es la esposa ideal”.

No se puede cambiar la situación sólo escribiendo poesía, piensa Sonia Luz Carrillo, sino participando en las luchas del pueblo: “Pongamos de una vez/las cosas en su sitio/aquí adelante, /vas tú obrero militante,/ Pongamos de una vez / las coas en su sitio;/ poetas ni estudiantes/somos de fiar”.  De aquí la desconfianza expresada hacia los poetas de la “aldea” que “Suelen hablar de Mao, de guerra/ de guerrillas/ y a la hora de escribir /solo saben usar la mano derecha.”

A este cuestionamiento de la realidad social se suma en …y el corazón ardiendo (1979) una incontenible capacidad de amor al ser humano y a la patria, como se vislumbra en el poema “Diecinueve de julio del setentaisiete”: “Esta noche me arde el corazón/ galopa sin medida/ y estalla/ con tu nombre/ parquísimo y filudo/ tu nombre / y tus multitudinarias / sólo cuatro letras/ paradas/ insolentes// golpeadas/ infinitas”.

Y el libro termina con una nota de esperanza que, al fin y al cabo, barre todas las desilusiones que la poeta haya podido expresar hasta aquí: “Nosotros, los que quemamos nuestras manos/ los que tenemos el necesario optimismo/ los que no caemos en excesivo optimismo/ los que/simplemente/ no desesperamos/ los que confiamos en el curso de los ríos/ los que sabemos del tarde o temprano/en suma/ los que conocemos los clarísimos designios/por los cuales las plantas y los pueblos/Florecen”.


Porque sabe que el tiempo es múltiple y que, a pesar de las desgracias que nos trae a veces, siempre lo cruza la esperanza: “Tiempo hubo de descubrir/ la plenitud/ en astros que agonizan/ o en inasibles rastros de las aves/ Tiempo también del destierro/ la rabia, las dudas/ el silencio/ tiempo metido entre los tiempos/ retando la rutina/instalándose diferente/ entre los horarios/ haciendo los días útiles/ Tiempo burlón/ breve tiempo niño/ amado, bello tiempo”.

No es de extrañarnos, pues, que en un poema reciente nos diga “”De dolor es la hora/ sin embargo / no es hora de llantos” y que en otro agregue que tiene “deberes sagrados que cumplir”; y entendemos que estos deberes son más los de una mujer como ser social que como poeta.

La poesía de Sonia Luz Carrillo enrumba siempre hacia la búsqueda de la esencia misma de los seres y de las cosas. Tal vez nos explique esto la predilección de la poeta por el verso corto y por la concisión del lenguaje que logra contener el flujo de la emotividad para ir directamente a la expresión de la anécdota y del mensaje. Bien lo ha notado el poeta Alejandro Romualdo quien concluye así su Prólogo a …y el corazón ardiendo: “Con pocas palabras esenciales (Sonia Luz Carrillo) dice muchas verdades transparentes, critica y arranca las máscaras. No necesita sino unos cuantos versos para provocar discretamente, esas cautivantes revelaciones sumarias que son sus poemas. De esta manera ejemplar, con poco ruido y mucho pensamiento, Sonia Luz Carrillo nos acerca su música grabada con la punta de un corazón ardiente”
Y ¡bien sabe de qué habla el autor de La torre de los alucinados y de Poesía concreta, por sólo citar dos de sus libros más famosos, quien siempre procuró hacer que la palabra fuera seducción y cuestionamiento!»

FUENTES
Forgues, Roland . “Orientaciones y tendencias de la poesía peruana escrita por mujeres (siglo XX)”.

https://www.cervantesvirtual.com/obra/orientaciones-y-tendencias-de-la-poesia-peruana-escrita-por-mujeres-siglo-xx-1219028/

Forgues, Roland y Martos, Marco (1989) La escritura un acto de amor. Poesía femenina del Perú del siglo XX. Edicious det Tignahus. Centre d’Etudes et de Recherches Peruviennes et Andines. Grenoble.

Forgues, Roland (1991) Palabra viva. Tomo IV. Las poetas se desnudan. Editorial El Quijote, Lima Perú

SABIDURÍA DE LO COTIDIANO EN LA POESÍA DE PATRICIA ROBERS

noviembre 8, 2022 a las 10:13 pm | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Miscelánea, Noticias y demás... | Deja un comentario
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RELECTURA DE TRES TEXTOS DEL POEMARIO    IMPERMANENCIA

En el mes de octubre, fui invitada a participar en el homenaje que en la ciudad de Arequipa se rindió a la escritora Patricia Robers, Con ese propósito realicé una relectura de su poemario IMPERMANENCIAS con especial interés en los poemas «Un día cualquiera», «No es un lugar» y un muy bien logrado poema: «Las hormigas». Material que aquí comparto:

Patricia Robers, Mollendo, Arequipa, Perú 1939

Apreciando de manera muy especial la invitación recibida para participar en esta actividad en homenaje a la poeta Patricia Robers, quiero precisar que la acepté con entusiasmo por la calidad de los textos que le he leído y la certeza que tengo de la responsabilidad artística con la que estos han sido construidos.

Lo que hoy les propongo es una relectura y algunas reflexiones que me suscita la poesía de Patricia y que ordeno a partir de las siguientes nociones.

Primero, la perspectiva que anima el contenido de su trabajo, la consciencia de aceptación serena de los cambios como inherentes a la vida. Impermanencia. Cambios que se operan incluso en la aparente calma.

Luego el uso de los referentes cotidianos diría incluso domésticos, en la formulación de su lenguaje poético.

Además, me detendré en un poema de excelente factura en el que la voz poética se desdobla en la presentación de una circunstancia doméstica, hogareña, en paralelo a otra   especialmente dolorosa, de alcance internacional. 

Cambia, todo cambia, la vida fluye y el referente en la poesía de todos los tiempos es el río. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar”, recordamos con Manrique.  Acerca del carácter transitorio de toda circunstancia o experiencia, habla, profundiza la noción de Impermanencia. Esta condición del cambio se produce y se registra en el paso del tiempo, en la desaparición de elementos y aparición de lo nuevo. La contemplación de estas circunstancias produce y conlleva una notoria serenidad que se impregna en la voz que habla en los textos.

En torno a la presencia de referentes de la vida cotidiana en los textos poéticos, recordamos el espacio que desde inicios del siglo pasado ha ido conquistando. En 1911, aparece en Los senderos ocultos, poemario de  Enrique González Martínez, un soneto que declara la guerra al preciosismo y reclama para la poesía mayor profundidad en la observación de lo cotidiano y mayor sinceridad en la exposición poética, el soneto se titula “Tuércele el cuello al cisne” en alusión a los excesos decorativos del modernismo.

Desde entonces y hasta nuestros días, la poesía ha ido incorporando cada vez con mayor evidencia el latir de la existencia y la forma de utilización del lenguaje de “todos los días”. Lenguaje del entorno que algunas veces llega a extremos de controlado coloquialismo (pienso, por ejemplo en las locaciones de Trilce, “la engirafada  u del bizcochero) , poesía recogiendo y registrando la vida.

Para Antonio Machado, el poeta español de los Cantares, “lo anecdótico, lo documental humano , no es  poético en sí mismo…sin embargo sí lo es cuando aflora en la relación de ese referente con el hombre” y cita a Pablo Neruda :

“es muy conveniente, en ciertas horas del día o de la noche, observar profundamente los objetos en descanso: las ruedas que han recorrido largas, polvorientas distancias, soportando grandes cargas vegetales o minerales,   los sacos de las carbonarias, los barriles, las cestas, los mangos y asas de los instrumentos del carpintero. De ellos se desprende el contacto con el hombre y de la tierra como una lección para el torturado poeta lírico…” (Machado, A. Los complementarios)

Para Roman Jakobson, para que exista poesía en el texto “el lenguaje tiene que conducir a la revelación de la experiencia humana. El escritor parte de su experiencia y escribe desde ella. Es su experiencia la que condiciona la forma” .

Para el lingüista y teórico ruso, la función poética del lenguaje, está presente cuando el enunciador tiene el propósito estético y por tanto da a la forma de enunciación el más alto grado de importancia. El centro del discurso es la forma del mensaje lo que lejos de opacar el contenido, amplía su fuerza, lo dota de mayor potencia.

La serena observación de la transitoriedad de la vida cotidiana que encontramos en los textos de Patricia Robers. Por ejemplo “Un día cualquiera”. Al parecer no ocurre otra cosa que la existencia tanto del hablante lírico que se percibe dentro de una circunstancia tan sencilla como respirar, alimentarse, sentirse en paz. Lo que fluye es el río hacia el mar. También el pensamiento.

UN DÍA CUALQUIERA

Estoy bien a la espera

hoy es todo lo que tengo

me sonríe el sol

tímido

detrás de las nubes

empezando a encapotarse.

Respiro.

Me alimento

no siento frío ni dolor

Estoy tranquila

en la plácida quietud

de mi jardín

No han venido gorriones

ni mariposas blancas.

El río verde

gris

prosigue al mar

sin grandes sobresaltos

Hoy será un día cualquiera.

Algo parecido es lo que se registra en “No es un lugar”. Aquí el movimiento se produce en el paso de las horas relatado en un poema terso, hermoso juego de luces y colores. La felicidad del que sabe contemplar.  Leamos:

NO ES UN LUGAR

Luz violeta

reposa brevemente

en los volcanes

al atardecer.

Luna llena

proyecta

sombras filigrana

a través de árboles

en noches despejadas.

Un capullo de rosa

amarillo profundo

despierta a la vida.

La felicidad no es un lugar

en el mapa.

LAS HORMIGAS

En tercer lugar, cumpliendo con lo ofrecido, me detendré en uno de los poemas más osados de Patricia Robers. Texto de excelente factura. En él se despliega lo que podría llamar el riesgo en la aventura poética de hacer dialogar la realidad no solo cotidiana sino extremadamente doméstica, la invasión de hormigas en el hogar, con el dramático hecho mundial contemporáneo de la penosa invasión” de inmigrantes en los países económicamente poderosos. Este contrapunto de textos- que me trae a la memoria “El movimiento y el sueño”, de Alejandro Romualdo en la presentación del impecable viaje espacial con las vicisitudes del Che Guevara en la selva- es de impecable dominio emocional. El dramatismo está en el tema del poema, la exclusión, la misera, el dolor, la muerte o la expulsión del territorio anhelado. No está ajena la mirada comprensiva del hartazgo que se experimenta en los territorios de destino de las masas, ya sea de hormigas o de angustiados migrantes desesperados.
Poema de gran eticidad y solidaridad, pero expresado con la aparente frialdad de un relato objetivo. La pregunta final expresa la zozobra ante lo registrado.

LAS HORMIGAS


Primero llegaron unas pocas desorientadas

siguiendo los surcos entre las mayólicas.

Descubrí que salían y volvían a entrar

detrás del papel higiénico.

Nubes como pañuelos blancos

despiden el cargamento humano

en precaria embarcación

hacia las costas de Europa.

Navegan olas de ilusión 

Cuando su número aumentó

y subían ordenadas

hasta el techo,

les dije: “Por favor, váyanse

o les declararé la guerra”

Cinco lanchones más

desafían las olas

con mujeres preñadas y niños

gotas de sal seca cubren sus rostros

se les acaba el agua.

A veces me sentí escuchada

replegaban sus filas

casi desaparecían

mas no completamente.

Trajeron muchas más

Invadieron mi ropa

A pesar de las súplicas:

“Van a acabar mal”.

Se viene una tormenta

olas desvencijadas arrecian

sin control

Reciben el golpe y la espuma

Cientos naufragan

sellando su silencio.

Espolvoreé canela

por todas las rendijas

para no hacerles daño.

Les corté el recorrido.

Parecía que por fin se irían

sin padecer la muerte.

Siempre hay muchos más

saltan a la costa con frío y de noche

se escurren sobre la arena

se esconden entre las rocas

muchos no saben nadar

Disminuyó el ejército

pero siguió insistiendo

siempre en línea recta

evitando mis polvos

pero no se extinguió.

Buscó otros caminos.

Los apresan y atienden

Chocolate caliente, frazadas

sabor a borbotones

del paraíso esperado.

Terminé envenenándolas

Los devuelven

a su país de origen

Esto es de nunca acabar.

¿Y si yo hubiera nacido

hormiga?

Invasión/exclusión. Movimientos por la necesidad de sobrevivencia. Invasión de lugares donde no se es esperado ni deseado. En los lugares de destino, la amenaza que decide por la expulsión o la muerte, la desaparición de lo indeseable. Poema de gran eticidad y solidaridad, expresadas con la aparente frialdad de un relato objetivo. La pregunta final expresa la zozobra ante lo registrado.

A esta tarea poética de Patricia Robers, la he querido titular sabiduría de lo cotidiano. Agradezco nuevamente la oportunidad de celebrarla en público.

Sonia Luz Carrillo
Arequipa, 13 de octubre 2022

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