DE MUSA A CREADORA, en la Vertiente Social y en la reafirmación de Identidad, MI POESÍA según ROLAND FORGUES.  

enero 27, 2024 a las 8:29 pm | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Creación, Documentos, MI POESÍA SEGÚN ..., MIS POEMAS, Personalísimas | Deja un comentario
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Recupero, con enorme gratitud, el análisis, la generosa aproximación a mi obra poética realizada en diversos momentos por el reconocido escritor y peruanista francés, doctor Roland Forgues, autor de innumerables obras acerca de la literatura de nuestro país. Extenso diálogo y amistad que me honra.  

Con Roland Forgues en la Universidad de Pau et des Pays de l’Adour, Francia, hablando de literatura peruana con sus estudiantes.

En “Orientaciones y tendencias de la poesía peruana escrita por mujeres (siglo XX)”, artículo que luego formó parte de su libro Las plumas de Afrodita. Una mirada a la poeta peruana del siglo XX (2004), el estudioso francés, Roland Forgues identifica lo que llama tres vertientes en la poesía, a partir del análisis de un conjunto de obras de escritoras peruanas.

El estudio se inicia con estos datos de contexto “Desde la década de los años sesenta América Latina está conociendo un fuerte movimiento de despegue y desarrollo de la creación artística y literaria, obra de mujeres que generalmente formulan interrogantes frente a su condición de mujer y expresan su disconformidad con el mundo y la sociedad en los que les ha tocado vivir.”

Párrafos más adelante, explica cuáles serían en su opinión estas tres vertientes: Estética, Social y Erótica.
“La riqueza y abundancia de la poesía escrita por mujeres en el Perú desde los años veinte hasta la actualidad, hace de ella probablemente uno de los mejores y más aleccionadores laboratorios donde se puede observar este proceso histórico de construcción social y mental del género a la vez que las manifestaciones y modalidades de su cuestionamiento con sus logros y sus fracasos. La poetización de las experiencias nos permite distinguir en las tendencias y orientaciones de esta poesía tres grandes vertientes: estética, social, erótica. Estas se pueden desarrollar tanto separada como conjuntamente, sucesiva como simultáneamente en las escritoras y las obras consideradas”.

El estudioso francés ubica mi poesía (con base en lo publicado hasta 1998, mi libro Las frutas sobre la mesa) en la vertiente social. Cita en extenso que aquí comparto:

II. La vertiente social

La segunda vertiente aborda las mismas experiencias, pero privilegiando el cuestionamiento de las estructuras económicas y sociales, políticas, culturales y religiosas de una sociedad clasista donde la mujer sufre una doble explotación, económica y genérica. “Los efectos de la dominación -afirma Cecilia Bustamante, una de las principales representantes de esta tendencia -, el poder, el autoritarismo, nos son familiares a muchos seres humanos. La escritora de América Latina en especial puede ser hipersensible a ellos por su propia condición de mujer discriminada y, como crítico potencial de su sociedad puede intuir la germinación, crecimiento y apogeos de estos efectos. El objeto es liberarse del dominio irreprensible y la falta de libertad y de derechos; la escritora latinoamericana puede auxiliar a todas las mujeres en general en el análisis de los valores de nuestra sociedad, proveyendo los fundamentos que prueban que estos valores están obsoletos a la entrada del siglo XXI, demostrando que su imposición ha servido como instrumento de discriminación”. (Forgues, 1991:26)

Ya desde su primer libro Altas hojas (1956), Cecilia Bustamante (1932) dirigía su canto “a los hombres que no han nacido. / A su corazón oculto en las sombras”. Vale decir que para ella, como elementos constitutivos de la especie humana, hombre y mujer son parte integrante del proceso la liberación, como expresa en varios poemas del segundo libro, Símbolos del corazón (1958). En las obras siguientes, El nombre de las cosas (1970), Amor en Lima (1977), Discernimiento (1980), Modulación transitoria (1986) se irá precisando la trayectoria social y genéricamente comprometida de Cecilia Bustamante sostenida por un trabajo formal de extremado rigor y eficacia. Un trabajo que junta armoniosamente sentimiento y denuncia, compasión y rebeldía, solidaridad y exaltación del yo femenino.

Fuera de Cecilia Bustamante ganadora del Premio Nacional de Poesía en 1961, con su libro Poemas y Audiencias, las principales representantes de esta vertiente, iniciada por Magda Portal (1901-1989), (Forgues 1991: 53) son Rosina Valcárcel (1947), Sonia Luz Carrillo (1948), y las ya mencionadas Beatriz Moreno y Mary Soto.

Sintetizan bien esta vertiente los dos cortos poemas “De mujeres” de Sin nombre propio (1973) y “Tengo deberes sagrados que”, incluido en Tierra de todos (1989)6, de Sonia Luz Carrillo.

El primero evoca al mismo tiempo la creación y homosexualidad femeninas, encarnadas en la imagen de la poetisa griega Safo cuya vida y versos eróticos provocaron el escándalo en la antigüedad; y constituye una interrogante sobre la dificultad del paso de la condición alienada de musa a la condición liberada de creadora, vale decir de objeto a sujeto de la historia:

Dime Safo

tú que también fuiste hembra

e intentabas poesía.

¿Fuiste también tenida

en bello,

apetecible,

gran estorbo?

(De mujeres, p.11)

El segundo incide en la dimensión del quehacer cotidiano y social de la mujer, en su condición de servidumbre y en el carácter enajenante de los valores ético-religiosos a los que se ve sometida por la sociedad patriarcal:

Tengo deberes

-alguien diría, sagrados que cumplir

cuarenta horas

al día

no bastan

pero tengo deberes

y por eso estoy aquí

solitaria

impávida

observando

el amor inquieto

de las aves

la danza ruidosa

de la hierba

escuchando

tranquila

la lenta

la dulcísima

canción

de una torcaza.

(Tengo deberes que…, p.35)

Haciendo el balance, en “Años: veinte” de Las frutas sobre la mesa (1998), Sonia Luz Carrillo reconocerá sin triunfalismo ni falsa modestia: “Nada fue igual después / que las muchachas discutiéramos en casa / unas cuantas horas de libertad”.

Para todas ellas la prioridad es la destrucción del orden patriarcal burgués y la construcción de una nueva sociedad donde por su presencia y su acción al lado del varón la mujer alcanzaría su pleno desarrollo en tanto que mujer.”

Fina lectura del Catedrático de Literatura y Cultura Latinoamericanas en la Universidad de Pau, que agradezco.

Opinión en La escritura. Un acto de amor (Grenoble, 1989) antología preparada por Marco Martos y Roland Forges, antología preparada en el Perú y publicada en Grenoble, Francia, el año 1989, un ensayo introductorio, firmado por los doctores Marco Martos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima y Roland Forges de Francia, menciona de manera precisa y digna de mencionarse, lo siguiente:

“En la tradición literaria del Perú la poesía escrita por mujeres aparece tempranamente. Baste recordar el Discurso en loor a la poesía de Clarinda o la Epístola de Amarilis a Belardo, la primera expresión lírica sudamericana en la que la mujer habla de su propia condición. La poeta deja de ser la dama recipendiaria de los elogios del varón y se transforma en un ser humano dialogante en la propia escritura. En ese sentido, la anónima Amarilis merece un lugar especial en la literatura castellana, hermanada por el lenguaje y por la actitud ante la vida con Juana Inés de la Cruz y Teresa de Ávila”.

Luego, en rápido recuento de características de las obras de las poetas que somos antologadas, se refiere a mi trabajo: “…Sonia Luz Carrillo es, en la poesía peruana de los años setenta y ochenta, el modelo de la militante de esta época. Despojada de todo sectarismo, preocupada de forjar en poesía la identidad de la mujer participante de las luchas del pueblo, no hace ninguna concesión a la grandilocuencia retórica” (pp17)

Años antes, en el estudio introductorio a su libro Palabra Viva. Tomo IV, subtitulado: Las poetas se desnudan, conjunto de entrevistas a 21 poetas, Roland Forges, abordando mi poesía  escribió:

“…La poesía de Sonia Luz Carrillo (1948) Sin nombre propio (1973) Poemas (1976) …y el corazón ardiendo (1979), tiende un puente entre la poesía de las “generaciones” anteriores y las de las promociones del setenta y del ochenta, solo que en Sonia Luz Carrillo parece haber mucho menos preocupación por lo sexual.

En Sin nombre propio se manifiesta ya lo que constituirá la principal preocupación de la poeta: el problema de la identidad.(…) .
Problema de la identidad de la poeta como mujer y como ciudadana: “Ella no sabe nada /de arte/ ni política// Ella cada año/ pare un nuevo hijo// Ella no tiene voz/ usa poco los ojos/los oídos los tiene atrofiados//En mi país/ ella es la esposa ideal”.

No se puede cambiar la situación sólo escribiendo poesía, piensa Sonia Luz Carrillo, sino participando en las luchas del pueblo: “Pongamos de una vez/las cosas en su sitio/aquí adelante, /vas tú obrero militante,/ Pongamos de una vez / las coas en su sitio;/ poetas ni estudiantes/somos de fiar”.  De aquí la desconfianza expresada hacia los poetas de la “aldea” que “Suelen hablar de Mao, de guerra/ de guerrillas/ y a la hora de escribir /solo saben usar la mano derecha.”

A este cuestionamiento de la realidad social se suma en …y el corazón ardiendo (1979) una incontenible capacidad de amor al ser humano y a la patria, como se vislumbra en el poema “Diecinueve de julio del setentaisiete”: “Esta noche me arde el corazón/ galopa sin medida/ y estalla/ con tu nombre/ parquísimo y filudo/ tu nombre / y tus multitudinarias / sólo cuatro letras/ paradas/ insolentes// golpeadas/ infinitas”.

Y el libro termina con una nota de esperanza que, al fin y al cabo, barre todas las desilusiones que la poeta haya podido expresar hasta aquí: “Nosotros, los que quemamos nuestras manos/ los que tenemos el necesario optimismo/ los que no caemos en excesivo optimismo/ los que/simplemente/ no desesperamos/ los que confiamos en el curso de los ríos/ los que sabemos del tarde o temprano/en suma/ los que conocemos los clarísimos designios/por los cuales las plantas y los pueblos/Florecen”.


Porque sabe que el tiempo es múltiple y que, a pesar de las desgracias que nos trae a veces, siempre lo cruza la esperanza: “Tiempo hubo de descubrir/ la plenitud/ en astros que agonizan/ o en inasibles rastros de las aves/ Tiempo también del destierro/ la rabia, las dudas/ el silencio/ tiempo metido entre los tiempos/ retando la rutina/instalándose diferente/ entre los horarios/ haciendo los días útiles/ Tiempo burlón/ breve tiempo niño/ amado, bello tiempo”.

No es de extrañarnos, pues, que en un poema reciente nos diga “”De dolor es la hora/ sin embargo / no es hora de llantos” y que en otro agregue que tiene “deberes sagrados que cumplir”; y entendemos que estos deberes son más los de una mujer como ser social que como poeta.

La poesía de Sonia Luz Carrillo enrumba siempre hacia la búsqueda de la esencia misma de los seres y de las cosas. Tal vez nos explique esto la predilección de la poeta por el verso corto y por la concisión del lenguaje que logra contener el flujo de la emotividad para ir directamente a la expresión de la anécdota y del mensaje. Bien lo ha notado el poeta Alejandro Romualdo quien concluye así su Prólogo a …y el corazón ardiendo: “Con pocas palabras esenciales (Sonia Luz Carrillo) dice muchas verdades transparentes, critica y arranca las máscaras. No necesita sino unos cuantos versos para provocar discretamente, esas cautivantes revelaciones sumarias que son sus poemas. De esta manera ejemplar, con poco ruido y mucho pensamiento, Sonia Luz Carrillo nos acerca su música grabada con la punta de un corazón ardiente”
Y ¡bien sabe de qué habla el autor de La torre de los alucinados y de Poesía concreta, por sólo citar dos de sus libros más famosos, quien siempre procuró hacer que la palabra fuera seducción y cuestionamiento!»

FUENTES
Forgues, Roland . “Orientaciones y tendencias de la poesía peruana escrita por mujeres (siglo XX)”.

https://www.cervantesvirtual.com/obra/orientaciones-y-tendencias-de-la-poesia-peruana-escrita-por-mujeres-siglo-xx-1219028/

Forgues, Roland y Martos, Marco (1989) La escritura un acto de amor. Poesía femenina del Perú del siglo XX. Edicious det Tignahus. Centre d’Etudes et de Recherches Peruviennes et Andines. Grenoble.

Forgues, Roland (1991) Palabra viva. Tomo IV. Las poetas se desnudan. Editorial El Quijote, Lima Perú

MUJERES Y DESAFÍOS DE CARA AL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA EN EL PERÚ

marzo 3, 2020 a las 12:32 am | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Miscelánea, Noticias y demás... | Deja un comentario
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¿Tiene acaso desafíos particulares la mujer peruana ante la proximidad de conmemorarse la proclamación de la Independencia del país el año 2021?
Por el título de la actividad parece que así lo consideran los directivos del Colegio Nacional de Periodistas de Lima que ha decidido convocarnos a tres profesionales con ocasión de celebrarse el Día Internacional de la Mujer.
Linda Lema, socióloga; Maritza Espinoza, periodista y la suscrita, Mag. Sonia Luz Carrillo, poeta y profesora universitaria, expondremos nuestras visiones al respecto el jueves 05 de marzo.
La cita es en el local del Colegio Nacional de Periodistas, Av. Canevaro 1447 en el distrito limeño de Lince, a las 7:00 p.m.

MUJER Y ESFERA PÚBLICA. PALABRA ESCRITA Y DISCURSIVIDAD POLÍTICA

agosto 31, 2011 a las 1:20 am | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Documentos, Miscelánea, Noticias y demás... | 2 comentarios
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Al realizar, durante el año 2009, un estudio acerca de la representación del sujeto femenino, me percaté de la necesidad de ahondar  en la forma como se constituye esta noción y sus repercusiones sociales y culturales. El encuentro de una bibliografía  vastísima dando cuenta de los debates suscitados durante las tres últimas décadas del pasado siglo y la primera del presente me llevó a profundizar en su desarrollo e intentar clarificar algunos fenómenos locales a la luz de la reflexión que, a nivel global, se venía produciendo.

Quedó, entonces, precisada la necesidad de, en primer lugar, hurgar en las más influyentes líneas del pensamiento feminista y , en segundo lugar, ampliar el estudio en torno al uso de la palabra escrita y su difusión por parte de las mujeres  durante las dos últimas décadas del pasado siglo y la primera del presente (período, este último, que significó revisión de prácticas y discursos) teniendo  en consideración los hallazgos teóricos y las particularidades socio culturales de esa etapa, especialmente en la sociedad peruana y latinoamericana.

Precisamente en el mencionado periodo en la región, a la vez que se expandía la educación formal incluyendo cada vez más mujeres a sus beneficios, emergía una discursividad sobre nuevos derechos para hombres y mujeres. En el caso específico de las mujeres, aparece como tema público “la condición de la mujer”, se visibilizaban temas como la exclusión, la discriminación, etc. Y, posteriormente, temas como el de la no violencia sexual o doméstica y los derechos reproductivos.  .

En la realidad peruana  todo ello  se vivió en un contexto de graves conflictos por la emergencia de la violencia terrorista y las acciones para combatirla. Conflicto que en el que innumerables mujeres fueron víctimas. De otro lado, el desplazamiento de pobladores de los sectores rurales a las grandes ciudades en un movimiento migratorio de grandes dimensiones tuvo hondas consecuencias para las familias. La vida en las ciudades con la falta de oportunidades acentuó la pobreza y obligó a la incorporación de formas asociativas para la supervivencia de poblaciones desplazadas del campo que engrosaron las masas de desempleados y hombres y mujeres. Las circunstancias  obligaron al surgimiento de  nuevas formas de liderazgo y también de percepción de las mujeres frente distintos roles. Durante los años 90’, sin embargo, las prácticas de la dictadura perturbaron y acarrearon nueva complejidad al proceso con fenómenos contradictorios, por ejemplo, se llevó a mujeres a altos cargos mientras se convertía a  organizaciones  de mujeres, como los comedores  populares, en espacios para la manipulación y el clientelismo político y se esterilizó de manera inconsulta a humildes mujeres de sectores rurales.

El ejercicio del poder

Si se revisa lo ocurrido con el acceso de mujeres al más alto nivel de participación política en las últimas tres décadas en América del Sur,  tenemos que en 1979, Lidia Gueiler tuvo un corto periodo presidencial en Bolivia; del 90 al 96, Violeta Chamorro ejerció la presidencia de Nicaragua; Michelle Bachelet fue exitosa presidenta de Chile. entre el 2006 y 2010, el mismo año que accedieron a la presidencia Laura Chinchilla en Costa Rica,  Kamla Persad en Trinidad y Tobago y Dilma Rousseff en Brasil (elegida por 55 millones de votos). De otro lado, Cristina Kirchner en la Argentina, tiene grandes perspectivas de convertirse en la primera presidenta reelecta de la historia.

En el caso del Perú, Beatriz Merino en el 2003  y posteriormente Rosario Fernández accedieron al cargo de primeras ministras.  Desde el 28 de julio del presente año,  Marisol Espinoza es la nueva primera vicepresidenta de la República; en el gobierno anterior  Lourdes Mendoza ocupó esa posición.  A inicios de este año en Lima, capital del país, la alcaldía fue disputada por Lourdes Flores y Susana Villarán, con el éxito de esta última que se convirtió en la segunda alcaldesa  que ha tenido la capital peruana.  Recientemente, Keiko Fujimori, hija del ex dictador, disputó con Ollanta Humala la presidencia de la República. A estos casos se suman muchos otros de presencia de mujeres en cargos de gran importancia y  dan cuenta de la decisiva incorporación de las mujeres a la actividad política en la región en los últimas décadas lo que se constituye en un ejemplo para el resto del planeta.  Quedan, sin embargo, aspectos que deben ser superados para acceder a una de democracia verdaderamente inclusiva.

El peso de la escritura en la conformación de “lo público”.

Como he venido señalando, el estudio se basó en la  consideración de los hallazgos teóricos globales y las particularidades socio-culturales de manifestaciones locales durante una etapa en la que se expandió la educación al tiempo que se hacía presente una nueva discursividad sobre derechos, visibilizando temas como la no violencia sexual o doméstica en un contexto de graves conflictos sociales. Aquí se sitúa el interés por el papel de  la escritura porque ella “tiene un peso importante en el espacio público” (Mannarelli 2008). Centrar el interés en esta relación sujeto femenino y palabra escrita nació de mi convicción de que su ejercicio expande el espacio intersubjetivo hacia lo público incita transformaciones de lo público, “la escritura y la lectura dan lugar a una narrativa personal, a la elaboración de una subjetividad propia” que  impulsa prácticas individuales y cambios en la cultura: “una actitud renovadora que entienda las alteridades” (Silva 2008: 52).

Estas transformaciones, apropiaciones y discursividad de los nuevos sujetos no puede verse fuera del juego de lo global – local. Tampoco es posible dejar de lado sus implicancias epistemológicas. Por ello,  era importante observar el fenómeno de la construcción y expansión de un sujeto femenino en el Perú y América Latina en momentos que supone una realidad enmarcada en las leyes del mercado, los avatares de la sociedad global y que su impacto en ámbitos locales mientras en otras latitudes provoca  la «desvitalización de la res pública, que neutraliza y banaliza los asuntos sociales» (Lipovestky 2002).

En el caso del país, es necesario nuevamente mencionar que a las dos décadas de conflicto armado, que acarreó muerte y destrucción, le siguió una década de ejercicio dictatorial del poder y destrucción de instituciones y el predominio del discurso del éxito individual y a cualquier costo propio de un modelo económico neoliberal a la vez que autoritario seguido luego de una década de recuperación o transición a formas democráticas.

En ese contexto era importante preguntarse con qué rasgos particulares  se manifestaba la expresión del sujeto femenino y qué formas adoptaba la expansión de lo público y la discursividad política por el ejercicio de la palabra escrita cuando la violencia se unía  a criterios de rentabilidad y eficacia, en  sujetos urbanos que parecieran “exonerarse de la historia” (Ollé 1998).  A fin de establecer la relación entre estos conceptos y  mensajes producidos por mujeres y difundidos en medios peruanos  las tres últimas décadas, fue necesario ubicar y el registrar  mensajes difundidos por medios escritos que revelaran una nueva discursividad de género y analizarlos e interpretarlos a la luz de los procesos socio culturales.

El análisis de los textos permite aseverar que la representación y autorepresentación del sujeto es capaz de introducir cambio en la sociedad y la cultura. A partir de su visibilización por el uso de la palabra, se instalan temas  y se provoca la reflexión y algunos cambios o prácticas en la sociedad y la cultura y por ello es relevante continuar la observación de la forma como la noción génerofeminismo se vincula con el ejercicio  de la palabra escrita  y las múltiples implicancias de este  ejercicio.

Ningún trabajo sobre la realidad de las mujeres en la sociedad  moderna occidental puede dejar de considerar el carácter colectivo en la determinación de una identidad y la representación, así como la autorepresentación que conlleva. En este sentido, una obra fundamental por la  vastedad de aspectos que involucró y sus repercusiones que llegan hasta nuestros días constituyó  El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, publicado en 1949. En ella leemos:

“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que define en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto intermedio entre el macho castrado al que se califica de femenino. Únicamente la mediación de otro puede constituir a un individuo como Otro” (Beauvoir 2009:207)

La línea de discusión sobre la “condición de la mujer”  o la “cuestión femenina” no pueden darse al margen del discernimiento de la sociedad en su conjunto. Cualquier cambio en esta situación demanda una intervención de carácter intersubjetivo capaz de redefinir  las nociones de feminidad  así como las de  masculinidad. Pasar de un estado a otro de mayor calidad, un proyecto de una sociedad renovada, compromete la explicación del fenómeno tanto en términos hombre mujer como en las amplios ámbitos, porque

“para entender una utopía, una visión social del mundo, una doctrina social, debe considerarse su relación con el conjunto histórico del momento, es decir, con los aspectos sociales, económicos, políticos, religiosos, de clases sociales y de diferencias, incluso en las llamadas minorías (negros, mujeres, homosexuales, etc.) y sus imaginarios sociales.” (Macedo de Faría 2007: )

Si entendemos la adquisición de la condición de sujeto moderno de parte de cada vez más mujeres dentro de la modernidad expandida en el mundo occidental, encontramos que se trata de una apropiación, un colocarse en una posición de protagonista de la historia, percibirse y percibir el mundo desde una perspectiva. Esta apropiación del sujeto femenino supone una expresión, un hablar sobre el mundo con hondas repercusiones epistemológicas:

“Un sujeto toma posición para hablar, y esta práctica dentro del discurso instaura una determinada manera de entender el mundo: un saber. Los saberes, organizan una serie de hilos de sentido que luego van a ser la urdimbre y la trama de una episteme” (Silva 2008: 51).

El estudio en torno al ejercicio de la palabra escrita y su difusión,  durante las dos últimas décadas del pasado siglo y la primera del presente señala, efectivamente que, unida a la expansión de la educación de hombres y mujeres, la acentuación en el ejercicio de algunos derechos civiles (ley de cuotas en la participación política, por ejemplo) se visibilizaban temas y en todos estos casos, la discusión se inició y transcurrió mediante por la expresión escrita de mujeres que abordaron con suficiente capacidad argumentativa las razones de las transformaciones que eran necesarias.

Para Mannarelli (2008: 83) el acceso de las mujeres a la escritura que se difunde “tiene un peso importante en el espacio público y por tanto en la discursividad política”. Igualmente en el plano individual, gracias a la escuela y la posesión de la palabra escrita se da una redefinición del mundo privado. Cita a M. Petit, destacando que “la escritura y la lectura dan lugar a una narrativa personal, a la elaboración de una subjetividad propia” (2008: 84)

El paso de la expresión oral, frágil y contingente, a las elaboraciones del pensamiento cuando este debe ser expuesto de manera escrita tiene hondas repercusiones tanto individuales como sociales:

“La exploración de las emociones, del yo, adquiere una vía privilegiada en la palabra escrita. La intimidad, redefinición del mundo privado, Para la confrontación de vivencias y negociaciones relativas al control de su cuerpo y placer, las mujeres requieren en gran parte de la escuela y la palabra escrita”. (Mannarelli 2008: 84)

Y ¿por qué  sería de necesidad general esta expresión escrita de temas que, desde una perspectiva tradicional, corresponderían al ámbito privado? La citada autora hace aseveraciones de extrema importancia. En primer lugar, porque “La ausencia de la palabra escrita es {también] la privación de una forma de pensamiento”, con repercusiones sociales y políticas, y en segundo lugar, esta privación “empobrece la polis y fortalece las autoridades tutelares”. Vale decir, abre paso al autoritarismo con sus graves consecuencias.

La construcción de un sujeto, ya se trate de un sujeto masculino o femenino,  inscrito en el modelo occidental de modernidad conlleva el ejercicio de su libre albedrío, su capacidad de relaciones regidas por normas de equidad y reciprocidad complementaria, el reconocimiento y confirmación en tanto ser individual y concreto con necesidades, talentos y capacidades específicas. (Benhabib, 2007: 296).

Ocurre, sin embargo, que en una sociedad que en algunos territorios se ha dado en llamar postmoderna o postindustrial, se presenta signos de apatía frente a los grandes discursos, la caída de las certezas, instalándose lo que Lipovetsky (2002)  señala como un estado generalizado en el que “las grandes cuestiones filosóficas, económicas, políticas, despiertan la misma atención desenfadada de cualquier suceso y todas las ‘alturas’ se van hundiendo arrastradas por la vasta operación de neutralización y banalización sociales”. Fenómeno propio de un orden tecno-económico significativamente hedonista que “produce unos conflictos mientras neutraliza otros”. La existencia  y expresión de una sensibilidad que obvia un malestar profundo de la cultura basada en la sumisión a las leyes del mercado disfrazando carencias y conflictos con expresiones de levedad e ironía porque  “la hipertrofia lúdica disimula la angustia real cotidiana”. (Lipovetsky).

Ciertamente que en sociedades fuertemente heterogéneas como las de nuestra región y en nuestro país – totalidad contradictoria, en el decir de Cornejo Polar (1989) –  algunos grupos empiezan a experimentar el impacto de la cultura global marcada por los signos nihilistas, sin embargo, la fuerza de los acontecimientos y sus particularidades señala la presencia de rasgos diversos  y  formas de manifestación que responden a procesos distintos. Por ejemplo, en el Perú y en otras naciones de América Latina, a la vez  que  la violencia se convertía en hecho cotidiano, junto a la pobreza extrema se venían proponiendo y expandiendo entre grandes sectores urbanos, muchos de ellos desplazados a las ciudades por la violencia política,  criterios de eficacia y rentabilidad.

En este contexto, la sociedad  experimenta a emergencia de nuevas  sensibilidades, donde pueden expresarse grupos y colectivos urbanos en los que se halle  aquel sujeto que se “exonera de la historia” pero también donde emergen hombres y mujeres que se expresan, cuestionan un orden inequitativo, aportan renovadas miradas a una época que demanda la caída de  imposturas. Entre ellos, está la expresión escrita de las mujeres reclamando y proponiendo otras maneras de enfrentar una realidad y formas renovadas de construcción de un mundo más armónico. Para algunas mujeres escritoras “si hay algo que realmente es un aporte en  esta época, es la mirada desacralizadora de las mujeres (Ollé 1998: 95).

La perspectiva de género, que no excluye el análisis de una renovada masculinidad, se añade con fuerza de categoría de análisis de tanto rigor y peso como los de clase, raza o etnia y generación. Su reconocimiento ha iniciado – y requiere expandir- una renovación teórica de grandes repercusiones.

Luego de, por lo menos, cuarenta años de la existencia de colectivos feministas,  planteamientos de derechos de las mujeres, de labor desde las organizaciones no gubernamentales y acciones gubernamentales en favor de las mujeres, como señala Patricia Oliart (2001: 335)      “la academia feminista reconoce haber permanecido insuficientemente atenta a los requisitos teóricos que planteaba el lidiar con la diversidad étnica, racial, generacional  y de clase, aunque existiera el compromiso político de aceptarla”.

Abordar el tema del sujeto femenino y su doble relación con el ejercicio de la palabra escrita  y la discursividad política condujo a quien escribe al acercamiento a las obras de ensayistas, escritoras mujeres de profunda y rigurosa reflexión teórica que se aúna a la observación de realizaciones escriturales de naturaleza creativa.

Comentario final

El ejercicio de la palabra escrita y la discursividad política se inscribe en un entramado histórico social que abarca un conjunto de aspectos a los que se ha sumado el de género. Profundizar en la complejidad de la incorporación plena de hombres y mujeres en la determinación de la esfera pública a partir de la palabra escrita y la  visibilización que provoca conduce a la vinculación de la noción género con  otras categorías, como podrían ser clase, etnia, generación, cultura global-local, centro-periferia, etc. El análisis de la complejidad  permite explicar fenómenos como la ascensión al poder político, las nuevas formas organizativas de las mujeres, la emergencia de liderazgos, y, además, cambios culturales y prácticas sociales que abarcan un vasto  y complejo abanico de situaciones a los que el mundo académico no puede estar ajeno.

Referencias Bibliográficas

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Beauvoir, Simone de. El segundo sexo. (1949) Trad. Juan García Puente. Tercera edición. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2009

Benhabib, Seyla. “El otro generalizado y el otro concreto: La controversia Kohlberg- Gilligan y la t   eoría feminista” En: Giusti, Miguel y Tubito, Fidel. Debates de la ética contemporánea. Lima, Universidad Católica, 2007

Braidotti, Rosi. Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade. Barcelona, Gedisa, 2004

Caldas-Coulthart, Carmen Rosa y Martín Rojo, Luisa. “Las revistas femeninas y la      construcción de la feminidad” En Discurso y sociedad. N° 3, Barcelona, Gedisa. , 1999

Carrillo, Sonia Luz. Las Profesionales de la Comunicación. Estudio centrado en el sujeto – emisor- directo. Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos,  1994

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Forgues, Roland. Palabra viva, Tomo IV, Lima, editorial El Quijote, 1991

Fuller, Norma. Dilemas de la femineidad-Mujeres de clase media en el Perú. Lima, PUCP, 1993

Jauss, Hans. “El lector como instancia de una nueva historia de la literatura” en: Estética de la recepción, Madrid, Arco Libros S.A., 1987

Lipovestky, Gilles. La era del vacío. Barcelona, Anagrama, 2002

Mannarelli, María Enma. Limpias y moderna, Género, higiene y cultura en la Lima del novecientos. Lima, ediciones Flora Tristán, 2000

Mannarelli, María Enma. «Palabra escrita, polis y autonomía femenina» En: La segunda mirada. Memoria del Coloquio Simone de Beauvoir y los estudios de género. Lima, Ediciones Flora Tristán, 2008

Oliart, Patricia. “Cuestionando certidumbre: Antropología y estudios de género en el Perú”. En No hay país más diverso. Compendio de antropología peruana (Carlos Iván Degregori, editor) Lima, IEP, 201

Ollé, Carmen. “Función subversiva de la literatura según Vargas Llosa”. En: A imagen y semejanza, Reflexiones de escritoras peruanas. Lima/ México, Fondo de Cultura Económica,        1998

Silva Santisteban, Rocio. «Escrito con el cuerpo» En: A imagen y semejanza, Lima, Fondo de Cultura Económica, 1998

———————– “De la episteme otra a la episteme propia” En: La segunda mirada. Memoria del Coloquio Simone de Beauvoir y los estudios de género. Lima, Ediciones Flora Tristán, 2008

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Zerilli, Linda. El feminismo y el abismo de la libertad. México: Fondo de Cultura Económica, 2008

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ESTUDIO REALIZADO PARA EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HUMANÍSTICAS DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS DE LA UNMSM

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