SABIDURÍA DE LO COTIDIANO EN LA POESÍA DE PATRICIA ROBERS
noviembre 8, 2022 a las 10:13 pm | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Miscelánea, Noticias y demás... | Deja un comentarioEtiquetas: Patricia Robers., Poemario Impermanencias, Poesía de lo cotidiano, Poetas de Arequipa, Poetas peruanas
RELECTURA DE TRES TEXTOS DEL POEMARIO IMPERMANENCIA
En el mes de octubre, fui invitada a participar en el homenaje que en la ciudad de Arequipa se rindió a la escritora Patricia Robers, Con ese propósito realicé una relectura de su poemario IMPERMANENCIAS con especial interés en los poemas «Un día cualquiera», «No es un lugar» y un muy bien logrado poema: «Las hormigas». Material que aquí comparto:

Apreciando de manera muy especial la invitación recibida para participar en esta actividad en homenaje a la poeta Patricia Robers, quiero precisar que la acepté con entusiasmo por la calidad de los textos que le he leído y la certeza que tengo de la responsabilidad artística con la que estos han sido construidos.
Lo que hoy les propongo es una relectura y algunas reflexiones que me suscita la poesía de Patricia y que ordeno a partir de las siguientes nociones.
Primero, la perspectiva que anima el contenido de su trabajo, la consciencia de aceptación serena de los cambios como inherentes a la vida. Impermanencia. Cambios que se operan incluso en la aparente calma.
Luego el uso de los referentes cotidianos diría incluso domésticos, en la formulación de su lenguaje poético.
Además, me detendré en un poema de excelente factura en el que la voz poética se desdobla en la presentación de una circunstancia doméstica, hogareña, en paralelo a otra especialmente dolorosa, de alcance internacional.
Cambia, todo cambia, la vida fluye y el referente en la poesía de todos los tiempos es el río. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar”, recordamos con Manrique. Acerca del carácter transitorio de toda circunstancia o experiencia, habla, profundiza la noción de Impermanencia. Esta condición del cambio se produce y se registra en el paso del tiempo, en la desaparición de elementos y aparición de lo nuevo. La contemplación de estas circunstancias produce y conlleva una notoria serenidad que se impregna en la voz que habla en los textos.
En torno a la presencia de referentes de la vida cotidiana en los textos poéticos, recordamos el espacio que desde inicios del siglo pasado ha ido conquistando. En 1911, aparece en Los senderos ocultos, poemario de Enrique González Martínez, un soneto que declara la guerra al preciosismo y reclama para la poesía mayor profundidad en la observación de lo cotidiano y mayor sinceridad en la exposición poética, el soneto se titula “Tuércele el cuello al cisne” en alusión a los excesos decorativos del modernismo.
Desde entonces y hasta nuestros días, la poesía ha ido incorporando cada vez con mayor evidencia el latir de la existencia y la forma de utilización del lenguaje de “todos los días”. Lenguaje del entorno que algunas veces llega a extremos de controlado coloquialismo (pienso, por ejemplo en las locaciones de Trilce, “la engirafada u del bizcochero) , poesía recogiendo y registrando la vida.
Para Antonio Machado, el poeta español de los Cantares, “lo anecdótico, lo documental humano , no es poético en sí mismo…sin embargo sí lo es cuando aflora en la relación de ese referente con el hombre” y cita a Pablo Neruda :
“es muy conveniente, en ciertas horas del día o de la noche, observar profundamente los objetos en descanso: las ruedas que han recorrido largas, polvorientas distancias, soportando grandes cargas vegetales o minerales, los sacos de las carbonarias, los barriles, las cestas, los mangos y asas de los instrumentos del carpintero. De ellos se desprende el contacto con el hombre y de la tierra como una lección para el torturado poeta lírico…” (Machado, A. Los complementarios)
Para Roman Jakobson, para que exista poesía en el texto “el lenguaje tiene que conducir a la revelación de la experiencia humana. El escritor parte de su experiencia y escribe desde ella. Es su experiencia la que condiciona la forma” .
Para el lingüista y teórico ruso, la función poética del lenguaje, está presente cuando el enunciador tiene el propósito estético y por tanto da a la forma de enunciación el más alto grado de importancia. El centro del discurso es la forma del mensaje lo que lejos de opacar el contenido, amplía su fuerza, lo dota de mayor potencia.
La serena observación de la transitoriedad de la vida cotidiana que encontramos en los textos de Patricia Robers. Por ejemplo “Un día cualquiera”. Al parecer no ocurre otra cosa que la existencia tanto del hablante lírico que se percibe dentro de una circunstancia tan sencilla como respirar, alimentarse, sentirse en paz. Lo que fluye es el río hacia el mar. También el pensamiento.
UN DÍA CUALQUIERA
Estoy bien a la espera
hoy es todo lo que tengo
me sonríe el sol
tímido
detrás de las nubes
empezando a encapotarse.
Respiro.
Me alimento
no siento frío ni dolor
Estoy tranquila
en la plácida quietud
de mi jardín
No han venido gorriones
ni mariposas blancas.
El río verde
gris
prosigue al mar
sin grandes sobresaltos
Hoy será un día cualquiera.
Algo parecido es lo que se registra en “No es un lugar”. Aquí el movimiento se produce en el paso de las horas relatado en un poema terso, hermoso juego de luces y colores. La felicidad del que sabe contemplar. Leamos:
NO ES UN LUGAR
Luz violeta
reposa brevemente
en los volcanes
al atardecer.
Luna llena
proyecta
sombras filigrana
a través de árboles
en noches despejadas.
Un capullo de rosa
amarillo profundo
despierta a la vida.
La felicidad no es un lugar
en el mapa.
LAS HORMIGAS

En tercer lugar, cumpliendo con lo ofrecido, me detendré en uno de los poemas más osados de Patricia Robers. Texto de excelente factura. En él se despliega lo que podría llamar el riesgo en la aventura poética de hacer dialogar la realidad no solo cotidiana sino extremadamente doméstica, la invasión de hormigas en el hogar, con el dramático hecho mundial contemporáneo de la penosa invasión” de inmigrantes en los países económicamente poderosos. Este contrapunto de textos- que me trae a la memoria “El movimiento y el sueño”, de Alejandro Romualdo en la presentación del impecable viaje espacial con las vicisitudes del Che Guevara en la selva- es de impecable dominio emocional. El dramatismo está en el tema del poema, la exclusión, la misera, el dolor, la muerte o la expulsión del territorio anhelado. No está ajena la mirada comprensiva del hartazgo que se experimenta en los territorios de destino de las masas, ya sea de hormigas o de angustiados migrantes desesperados.
Poema de gran eticidad y solidaridad, pero expresado con la aparente frialdad de un relato objetivo. La pregunta final expresa la zozobra ante lo registrado.


LAS HORMIGAS
Primero llegaron unas pocas desorientadas
siguiendo los surcos entre las mayólicas.
Descubrí que salían y volvían a entrar
detrás del papel higiénico.
Nubes como pañuelos blancos
despiden el cargamento humano
en precaria embarcación
hacia las costas de Europa.
Navegan olas de ilusión
Cuando su número aumentó
y subían ordenadas
hasta el techo,
les dije: “Por favor, váyanse
o les declararé la guerra”
Cinco lanchones más
desafían las olas
con mujeres preñadas y niños
gotas de sal seca cubren sus rostros
se les acaba el agua.
A veces me sentí escuchada
replegaban sus filas
casi desaparecían
mas no completamente.
Trajeron muchas más
Invadieron mi ropa
A pesar de las súplicas:
“Van a acabar mal”.
Se viene una tormenta
olas desvencijadas arrecian
sin control
Reciben el golpe y la espuma
Cientos naufragan
sellando su silencio.
Espolvoreé canela
por todas las rendijas
para no hacerles daño.
Les corté el recorrido.
Parecía que por fin se irían
sin padecer la muerte.
Siempre hay muchos más
saltan a la costa con frío y de noche
se escurren sobre la arena
se esconden entre las rocas
muchos no saben nadar
Disminuyó el ejército
pero siguió insistiendo
siempre en línea recta
evitando mis polvos
pero no se extinguió.
Buscó otros caminos.
Los apresan y atienden
Chocolate caliente, frazadas
sabor a borbotones
del paraíso esperado.
Terminé envenenándolas
Los devuelven
a su país de origen
Esto es de nunca acabar.
¿Y si yo hubiera nacido
hormiga?
Invasión/exclusión. Movimientos por la necesidad de sobrevivencia. Invasión de lugares donde no se es esperado ni deseado. En los lugares de destino, la amenaza que decide por la expulsión o la muerte, la desaparición de lo indeseable. Poema de gran eticidad y solidaridad, expresadas con la aparente frialdad de un relato objetivo. La pregunta final expresa la zozobra ante lo registrado.
A esta tarea poética de Patricia Robers, la he querido titular sabiduría de lo cotidiano. Agradezco nuevamente la oportunidad de celebrarla en público.
Sonia Luz Carrillo
Arequipa, 13 de octubre 2022
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