EL POETA ALEJANDRO ROMUALDO en la poesía peruana de los años 50

septiembre 6, 2006 a las 2:21 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Creación, Documentos, Miscelánea, Noticias y demás... | 20 comentarios
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fotoromualdo.jpg La voz que habla en la escritura  asume distintas actitudes para representarse en el lenguaje. La destreza en su uso convierte el discurso en poesía. Sin embargo, es indispensable considerar el lugar o la circunstancia desde la que habla. Por eso, si bien la poesía es expresión de subjetividad, en esa subjetividad se inscribe la huella de un entorno histórico, cultural, cuyo desentrañamiento ayuda a precisar los rasgos del poema como construcción simbólica. La poesía de los años 50’ es producto de urbe y post guerra. Momento en el que se empieza a manifestar literariamente, de un lado, las circunstancias propias del crecimiento urbano con la complejidad que esto trae a la vida social y cotidiana, y de otro, la experiencia de escritores en contacto más frecuente con obras y autores europeos y norteamericanos.

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Momento especialmente importante para la cultura nacional en general y para la poesía escrita en el Perú, y que el profesor Ricardo Falla y quien escribe llamáramos de la “Apertura democrática de 1945”, cuando en 1988 publicamos Curso de Realidad. Proceso poético 1945 – 1980. Período signado por el fin de la Segunda Guerra Mundial caracterizado, de un lado, por la reanudación del contacto con las fuentes culturales europeas y, de otro, el redescubrimiento de la poesía de Vallejo. Para Tamayo Vargas (1993) estos años podrían denominarse de “un nuevo modernismo” basado en “un renovado interés en la pesquisa de fórmulas y palabras. Volviendo a los perdidos hilos de Mallarmé pero a la vez recreándose en la nostálgica lección lírica de Rimbaud; aprendiendo de memoria los mensajes de Rilke… perdiéndose en los laberintos de la poesía de Eluard”. Personalmente creo que es importante también recordar la renovada influencia de José María Eguren.

En esta etapa surge la poesía de Sebastián Salazar Bondy, con epígrafes de Eliot o Rilke (Cuaderno de la persona oscura, 1946); Javier Sologuren (Dédalo dormido, 1947) o Gustavo Valcárcel (Confín del tiempo y de la rosa,1948). En este mismo período es posible ubicar la obra inicial, de influencia simbolista, de Jorge Eduardo Eielson (Reinos,1944), Alejandro Romualdo (La torre de los alucinados,1949). Caso particular es la poesía de corte neoindigenista de Mario Florián (Urpy, 1944). La interrupción violenta del gobierno de Bustamante y Rivero significará para los creadores peruanos exiliados y autoexiliados la ocasión de un contacto más directo con el Existencialismo, la poesía del 27 español y la tendencia social realista del arte. En los años cincuenta encontramos la labor poética de Alberto Escobar (De misma travesía,1950), Romualdo (El cuerpo que tú iluminas,1951 y Poesía concreta, 1954), Luis Hernán Ramírez (Soledad y sombra, 1952), Arturo Corcuera (Cantoral, 1953), Washington Delgado (Formas de la ausencia,1956), y Sarina Helgott (La luz pródiga,1956). En una línea que Luis Alberto Sánchez sitúa entre Romualdo y Adán, se encuentra Leopoldo Chariarse (Los ríos de la noche, 1952). Chariarse. Se tiene también la poesía nacida del exilio sufrido por los poetas comprometidos políticamente como Manuel Scorza (Las imprecaciones, 1955), Gustavo Valcárcel (Poemas del destierro, 1956) y Juan Gonzalo Rose (Luz armada, 1954 y Cantos desde lejos, 1957).

Al finalizar la década del cincuenta e iniciarse la del sesenta, la sociedad y la cultura están marcadas por el restablecimiento de la democracia formal en el Perú, el corte de los juicios políticos, el retorno de deportados y las demandas de los sectores campesino y laboral urbanos. Igualmente, el influjo de la Revolución Cubana y la descolonización de algunos países africanos Se lee a Sartre, Kafka, Joice y Proust. La poesía muestra la huella existencialista en W. Delgado (Días del corazón,1957), Blanca Varela ( Ese puerto existe, 1957) , Carlos Germán Belli ( Dentro y fuera, 1960), M. Velásquez (La voz del tiempo, 1960) y Sarina Helgott ( Libro de los muertos, 1962). Especialmente prolífica será también la poesía de tono íntimo como la de Pablo Guevara (Retorno a la creatura, 1957), Juan Gonzalo Rose (Simple canción, 1960).

En el contexto de esta fecunda década situaremos la poesía de uno de sus más altos representantes: Alejandro Romualdo.

Revisar la trayectoria de Alejandro Romualdo es recordar que nació en La Libertad en 1926, en la ciudad de Trujillo, y que muy joven alcanzó la consagración con La torre de los alucinados poemario que le valió el Premio Nacional de Poesía en 1949. Libro temprano en el que, en opinión de Alberto Escobar estaba presente “el culto del vocablo sugerentemente calificado para construir una transrrealidad de origen rilkeano” donde personajes y objetos rescatados son rescatados “con melancólico desencanto” y expuestos a los ojos del adulto”[1]

“La infancia nos llena la cabeza de luciérnagas, / de polvo las rodillas y los ojos nos cubre/ dulcemente. La infancia nos llena las manos/ de globos y limosnas; la boca de pitos y azucenas/ y nos cubre las espaldas con sus plumas de cigüeña…” (Sobre la infancia)”

Desde su primera obra queda el registro de lo que Antonio Melis llama “impacto de la múltiple experiencia de lectura” al mismo tiempo que la voluntad de “buscar un camino propio, una expresión inconfundible”. Porque “La torre de Romualdo –remarca el profesor italiano- ya no es la torre de marfil del poeta que quiere alejarse de la vida corriente… se parece más bien a un sitio de observación que a un lugar para marcar superioridades (…) los alucinados son los que quieren ir más allá del conocimiento epidérmico de las cosas… dispuestos a correr el riesgo de la alucinación, del deslumbramiento.”[2] Desde La torre de los alucinados hasta sus más recientes textos se halla esta voluntad de desentrañamiento del complejo principio de las cosas, como en este “Mapa del Paraíso” trazado por el joven poeta:

“¡ Oh Noche! ¡Oh labios del mar! ¡Oh estrellas! / Desnudo frente a un fruto plateado / veo un bosque en el aire. Los cabellos / del cielo me inundan, leo el alfabeto / -el silabario oscuro-, busco el principio / de las cosas. ¡Oh sombra! Tú que llegas / como un sereno con un astro podrido / en la mano, consuélame. Yo soy el condenado, / luzbel de ojos tristes, te digo si mi cuerpo / se quedará detenido eternamente, / viendo la gloria, así, como un semáforo encendido.”

Poesía rigurosa, en la que pensamiento y palabra son fruto de ardua elaboración conceptual y formal lo que convierte a Romualdo en ejemplo de dignidad poética reconocida en los más exigentes y dilatados ámbitos. Para Alfonso Ortega, director de la Cátedra de Poética de la Universidad Pontificia de Salamanca: “Alejandro Romualdo es sólo igual a sí mismo y a sí mismo comparable. Cabría discutir si tiene hoy la lengua española similar poeta genial y a su vez poeta doctus.”[3]

Con Cámara lenta (1950) título que refiere al arte cinematográfico tan influyente en la narrativa y poesía del siglo XX, y El cuerpo que tú iluminas (1951), “el lenguaje enjoyado, deslumbrante se acerca a la sencillez de la revelación”[4], y en palabras de Melis “el acento sigue insistiendo en la dimensión del ser” y en el caso del tema erótico “se asoma un impulso elemental, casi animal en su inocencia”[5]. Leamos:

“Tú me atraes, me arrastras y me ciegas con tu luz encantada, / como un insecto deslumbrado por el mágico resplandor de la lámpara cruel / Tú me atraes y tu destello me traspasa (…) y yo estoy quieto, absorto en el brillo de tu piel / que resplandece como el vello del durazno en la noche.” (“De la luz a la carne”, El cuerpo que tú iluminas).

Mar de fondo y España elemental, ambos publicados en 1952 marcan un nuevo período en la poesía de Romualdo. Como anota, en 1973, Alberto Escobar “Su meta es interna, persigue el adensamiento de la lengua total; concibe el poema como unidad ajustada… apela a formas tradicionales de la poesía española… En España elemental se ha operado un cambio decisivo en la actitud, las motivaciones y el instrumento… el influjo de Vallejo lo guía en su osada búsqueda de efectos rítmicos, contrastes repentinos, disonancias expresivas, pero sobre todo en la construcción de las correlaciones y su control semántico y sonoro.”[6]

Personalmente, diría que no es sólo Vallejo sino la poesía en española. Por ejemplo, en “Reloj de España” de España elemental resuena Lorca y su “cinco en punto de la tarde”:

“Dieron la una en medio de tu vida;/ las dos, en un momento y un desastre. / Dieron las tres en golpe de tristeza; / las cuatro en pleno llanto inconsolable./ Dieron las cinco en sombra de tu sueño. / Dieron las seis en tumba de tu calma./ Dieron las siete de tu muerte en punto…”

En Poesía Concreta (1954) Romualdo confiere a la palabra la misión de “avivar la vida” y en su poema “A otra cosa” apela al verso del mexicano Antonio Gonzáles Martínez en su proclama contra las decoraciones modernistas (“Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje”) y propone de la mano de Vallejo (“y el cielo mismo todo un hombrecito”) su poética:

“Déjense de sollozos y peleen/ para que los hombres sean señores. / Tuérzanle el llanto a la melancolía. / Llamen siempre a las cosas por su nombre…”

Su condición de poeta cultivado y las huellas de la clásica española seguirán presentes en este libro. Las referencias intertextuales son colocadas en distinto campo semántico a contrapelo del sentido original. Como en “Cuando contemplo el cielo” que toma el verso de Fray Luis de León remarcando la filiación con el epígrafe “… de innumerables luces adornado”, para luego producir un quiebre expresivo.

Edición extraordinaria (1958) contiene su repetido “Canto coral a Túpac Amaru”, pero también testimonios de su obra lírica de excelente factura, con poemas de amor que serían en sí mismos materia de un trabajo independiente de tan bellos y logrados que aparecen en sus diferentes poemarios.

“Tú no eres un ángel, ni una hada, ni una diosa / y yo te amo / Tus alas son las alas de mi poesía/ Tu espada es la espada de mi poesía. Tú no eres un ángel, ni un hada, ni una diosa. / Posees un cuerpo real. De mujer./ Los ángeles no me protegen como tú,/ ni me hablan como tú,/ ni sus alas son más suaves que tus cabellos. / Te amo así: mujer de labios dulces y manos ásperas,/ mujer de carne y sueño, mujer mía/ en medio de la felicidad o el sufrimiento.” (Tú no eres un ángel”).

En 1967 se publica en México Como Dios manda. En él asistimos – una vez más – a lo que Antonio Melis llama “una transformación notable en el estilo”. El poeta aquí “abandona todo énfasis y musicalidad cantable a favor de un deletreo esquelético que valoriza cada palabra y cada sonido. La mirada a la situación del país es dolorosa. En “Letra viva” dirá: “El Perú/ va conmigo, sangra / largo tiempo oprimido”. En otros casos se resuelve poéticamente por el juego de la más amarga ironía. De este conjunto es imposible dejar de mencionar “Parque de diversiones”:

“Dad de comer/ al hambriento / tigre.// Presa/ de pánico./ El hombre mira, come/ con los ojos, presa/ de pánico./ ¡Más vale/ tigre enjaulado/ que cristiano/ al aire! / Entre hombre y tigre, el hambre/ La libertad: Presa/ de pánico”

Pero en la poesía de Romualdo siempre habrá lugar para remansos en medio de la irritación y la denuncia. Como en “Escrito para ti”:

“Se abre la mar ( El alba se despliega / como una ola sobre el mar) / Qué bien me siento / cuando estoy así. A tu lado/ hablaría y hablaría / …/ Silencio largo. Aire/ reprimido. / Áspera mar, inmensa / y ávida hembra que cubrió mi pecho, yo / te amo/ para mí quiero el aire que respiras…”

En Como Dios manda aparece por primera vez su “Coral a paso de agua mansa” audaz poema experimental donde textos de variada naturaleza, fragmentos de realidad, confluyen para entregar una visión crítica y antinómica al recorrer las calles de una ciudad en la que el discurso es contradicho por la realidad observable. La arquitectura del poema remarca el conflicto y la fragmentación de la experiencia, la voz poética es una voluntad no sólo enunciadora sino, fundamentalmente, denunciadora.

“Los hombres piden pan
tierra
o muerte
No les dan sino muerte Por tu culpa
por mi culpa
por nuestra gravísima culpa
Almas que lleva Dios
¡Qué bien te veo! (Andas con plata
en hombros del andrajo) Dios mío
¿a dónde hemos llegado?
DESAMPARADOS”

Poeta maduro y de múltiples lecturas muestra sus variados registros en una breve pero indispensable selección de textos creados entre 1945 y 1970. Se trata de Cuarto Mundo (1970). Obra que, “recoge sus virtudes iniciales, pero está hecha por una mano de más experiencia y oficio.”[7] Todo un mundo de reflexiones estéticas (“Expresionismo”), mirada maravillada que elogia o critica con fino escalpelo (“El vigía”, “Fantasma todo”, “Tanto peor para la realidad”). En un momento histórico en el que se reivindica los derechos del mundo de la periferia, el llamado Tercer Mundo, Romualdo establece su habitación:

“Este es mi cuarto mundo: poesía.
Palabras que no dicen otra cosa
sino las rosas como son las rosas.
Entre los pabellones de la feria
flamean las banderas del Asalto
del Cielo y del Infierno: poesía.”

y otra vez los deslumbrantes poemas de amor. Como este:

“Todos los días tendidos como las redes / no bastan para tus ojos / La verdad es que todos los días juntos / no bastan para tus ojos / Como no basta una mirada tendida como una red, / como no basta una estrella o una canción, / como no basta una noche juntos / tendidos como las redes sobre la arena. / Todos los días juntos no bastan para tus ojos, / para tus ojos suaves como los peces bajo el agua. / Como un pescador de tus ojos, temo las noches, / temo las lágrimas, temo las redes / sobre mi corazón.” (Los días como las redes).

Frente a El movimiento y el sueño (1971) y más aún a En la extensión de la palabra (1974) no queda otra cosa que repetir lo dicho por Claude Couffon en 1969[8]: “Formidable poesía nueva”. En el 2000 Couffon dirá: “Una poesía que ha permanecido erudita e inventiva y que bebió del realismo, sin embargo dio un tirón en la irritación y la contestación polémica… La poesía de Alejandro Romualdo ha ido adaptando la técnica del collage y los elementos del pop’art. » [9]

Alejandro Romualdo es un poeta permanentemente nuevo que desafía a seguirlo en un trazado de diversas referencias, que reta nuestra cultura humanística. Con ocasión de El Movimiento y el sueño Antonio Cornejo Polar dice: “No es fácil describir en qué consiste este insólito poema”. Mientras que para Melis, “Con este libro queda abierto el camino para la experimentación más radical de los últimos años”. Contrapunto entre los viajes espaciales y la empresa del Che en Bolivia, pero no sólo eso, como lo advierte Melis:

“las dos caras de una misma moneda, pero también los polos opuestos de nuestro mundo contradictorio. El eje de contraste es la oposición entre las subida y bajada ‘Gagarín / asciende / al firmamento/ Ernesto Che Guevara / desciende / a los infiernos’. En esta dicotomía se resume la condición desgarrada que sufre el hombre del siglo XX. Por un lado la exploración del cosmos, que extiende los horizontes del conocimiento humano. Por otro, el llamado de una lucha que parece volver a descubrir las esencias primordiales de la vida humana enfrentándose, día tras día, con los problemas originarios del hombre y la supervivencia.”[10]

El caso de En la extensión de la palabra es tal vez el más ambicioso proyecto poético del siglo XX en la poesía peruana. Como señala A. Melis, con él entramos “en el espacio abierto de la experimentación y el plurilinguismo… Es una exploración inédita de las fronteras del discurso poético”. Mapa planetario trazado en poesía que combina textos de raigambre occidental con aquellos que provienen de África y América.”, donde “el elemento espacial concurre plenamente a la formación del significado. Al mismo tiempo refuerza el poder significante de todos los elementos… Hay un diseño de reinvención global del lenguaje.”[11]

Esta obra – literalmente indescriptible – se inicia con un solo verso “Entrando en el espacio libre a b i e r t o”. Y continúa con la mención a los cuerpos celestes hasta llegar a la Tierra donde con ironía encontramos, entre comillas, la advertencia “Se prohíbe pisar el césped”. Referencias históricas, filosóficas, bíblicas, de diversas artes y en diversas culturas irán apareciendo en este recorrido subyugante que tiene como hilo conductor un intenso reclamo ético. Y el libro todo es una exposición de arte poética. Sin embargo, he querido extractar una parte para ejemplificar rápidamente algunas de las múltiples lecturas que provoca su poderosísima polisemia:

OCTAVO DIA DE LA CREACIÓN

Los ojos del Halcón están clavados
en los vuelos de la Fantasía
La victoria consiste en traerla a tierra
Recuperado el sentido de la ilusión
La Fantasía
sirve un racimo de aves
faisanes de mil maravillas doradas
un jabalí LA MESA DEL CAZADOR codornices
en cuya mano una canción
la pluma del oficio se yergue de amor
cual un azor invicto
y férreamente disciplinado
Consumada la proeza una dulce dichosa satisfacción
Inunda al goloso cazador: la presa
el poema es un glorioso
ciervo trofeo
paloma que provoca
el más voraz de los apetitos
(la creación es insaciable)
Los grandes poemas
Cuyas ruinas aún nos deslumbran
han sido escritos con la mirada en lo alto del cielo
Y la mano en la TABLA DE CREACIÓN
Que la mesa ofrece
al cazador en su zozobra
El Poeta sale de cacería Armado
se sienta a la mesa de Poderosas Razones
Y Fantástica Imaginería
con el dulce perro de la intuición a sus pies
De pronto escribe dispara
La paloma cae
Como una página de mortal belleza
La mano de Cazador cerró las alas del Libro
y devolvió al Halcón una mirada fulminante

Sobre el mantel verde dorado
reposa el poema
“La mesa está servida”

Alejandro Romualdo ha sido y es un develador de realidades sugerente para los escritores posteriores. Sus imágenes han servido y sirven a distintos creadores. El traslado a campos semánticos diversos de expresiones de uso común ha sido acogido y desarrollado por ejemplo por A. Cisneros que toma de los Comentarios Reales, sección de la revista Tareas del Pensamiento Peruano que dirigió Romualdo en los años sesenta, el título de su poemario. Esto trae a la memoria también el cartel de literatura que crea Romualdo titulado Creación Heroica CHE, alusión a la frase de José Carlos Mariátegui.

Para un importante sector de los que nacimos a la poesía en los años setenta su obra fue una de las más influyentes, luego de Vallejo. Las razones las expuso Ricardo Falla: “Influir para la existencia de un gran proyecto poético que, a fuerza del imperativo moral del poeta, manifieste en su contenido los ideales de la justicia y la energía humana capaz de transformar al hombre de la iniquidad que lo envuelve” y también “Gestar nuevas vías para el hacer poético… en base a su experiencia vital como creador y a tono con su exquisita cultura humanística, estética y poética desplegar un nuevo lenguaje…”[12] No es casual que dos de los grupos de la primera promoción de los años setenta tomaran para su movimiento y publicaciones los títulos de “La sagrada familia” y “Hora cero”, poemas del libro Mar de fondo, publicado en 1951, como hemos recordado.

Poesía que se deja penetrar de la prodigiosa realidad y responde atenta a los requerimientos de cada época, como señala Falla: “…abarca toda la sustancia de lo poetizable, su poesía se desarrolla desde el epigrama al coral, de la miniatura al mural; crea bajo el principio de lo humano una impresionante trama poética… de esta forma el triunfo, la muerte, el amor, la vida, el tiempo, la edad, la belleza, el paisaje, la tristeza, la decepción, el tedio, etc., aparecen como las fibras que entretejen la piel lírica y épica…”[13] Y por eso repite con Alberto Escobar “El esfuerzo de Romualdo no tiene precedente en la poesía peruana”.

Mapa del paraíso (1998) antología publicada en Salamanca, bajo el cuidado de Alfredo Pérez Alencart, por la Cátedra de poética Fray Luis de León, reúne además de las obras anteriormente citadas los conjuntos Poemas con dedicatoria y Otros poemas. En sus poemas más recientes, y como lo advierte Pérez Alencart: “se tensa el arco que viene desde Homero, Horacio, Píndaro, Juvenal o Virgilio…Por los clásicos griegos y latinos pasaron los poetas del barroco. Por ellos Romualdo ha pugnado en establecer un espacio sagrado y fundacional en su obra poética.”[14]Poesía docta y sabia que en versos cortos resume las reflexiones de una extensa y apasionada vida dedicada a la creación.

“Oh fama silenciosa, más que nunca / valió gozar, temprano y discreto / tu secreto encanto / bajo el verde árbol dorado / del atardecer. / Excúsame/ si he llegado tarde a la cena./ Me demoré / quitando y puliendo para ti / las piedras del camino.” (“Esculturas para Fama” con epígrafe de Juvenal Qualis cena tamen).

Poesía que sigue fiel a sí misma en su enjuiciamiento a la falsedad y las mezquindades:

“Los mismos que las piernas te cortaron,/ en estricto privado, / hoy te regalan las muletas / en acto público…” (“Miseria de la ideología”).

Romualdo es – hay que reiterarlo – un poeta clásico. El impacto de algunos de sus poemas explícitamente “sociales” no debe llevar a más confusión. Su obra – al igual que su personalidad – es íntegra. Una obra reconocida entre las voces más elevadas de la creación poética contemporánea porque como remarca Ortega Carmona: “No sólo (es) metódica visión de la realidad sino denuncia intensamente pronunciada… Es poesía clásica, perenne porque revela los sentidos profundos de la vida y las vivas emociones”[15]

Siempre atento a la inmediata realidad, poetiza la disconformidad ante las falsedades de la sociedad de la imagen, esta sociedad de la incomunicación a inicios del siglo XXI y sus brillos fatuos. “Iconoclastia”, desnuda la angustiosa fragilidad del ser humano oculto tras los afeites coloridos que intentan ahogar su grito.

ICONOCLASTIA

“Los ojos con sombra/ perla bajo las cejas/ párpados color ciruela/ color menta las pestañas/ el rostro dorado/ con base crema marfil/ spot/ sobre las máscaras violeta/ toque amarillo/ párpados verde selva/ labios coral profundo/ durazno claro en las mejillas/ con base bronceada/ pantalla
sobre la máscara azul humo/ labios verde musgo/ rubí brillante y traslúcido/ rosa tenue en los párpados/ sonrisa lila y celeste/ fashion color/ sobre la máscara lívida/ ojos con sombra/ ojeras oscuras/ y desorden/ del pensamiento/ verde demacrado/ con sombras profundas/ la serotonina/ la adrenalina/ la fragmentación/ el ataque de furia/ y el grito/ el grito azul/ el grito amarillo/ el grito rojo.”

Ni pan ni circo es el más reciente libro de Alejandro Romualdo y fue publicado en Italia a inicios del 2002, edición bilingüe en traducción de Antonio Melis también autor de “La palabra extensa de Alejandro Romualdo”, estudio que acompaña los poemas. Ni pan, ni circo se inicia con “Fragmentos”, poemas sobrecogedores donde queda registrada un etapa que desearíamos no haber vivido en nuestro dolorido territorio: La época de terror y muerte en los caminos “Profanas escrituras: genitales en los muros sagrados/ chorreadas consignas de sangre y lamentos”. Así, la exasperada contemplación se detiene en el dolor de tumbas y fosas abiertas

“De todo lo que fue y un golpe de luz/ destrozó , en la desolación/ y la inocencia entre masacres/ encendidas por la muerte/ con sangre de corderos, de pronto/ un día nuevo bajo la sombra del hacha: / el sol frío de la claridad se abre/ y en las alturas de nieve/ sobre las tumbas sin olvido/ una última flor respira por todos” (Fragmento III)

Ante el terror desatado, sufre la creación entera. La realidad estalla en fragmentos que el poeta recoge con inmensa solidaridad con todo lo abatido:

“No es la noche, en la altura enjoyada, / la que cae en la oscura contienda,/ ni el rayo. Son otras sombras abatidas / las que fueron fulminadas. Tanto años/ de crueldad bañaban los rostros de las mujeres. / La piel de los mapas estaba manchada / con rastros de sangres y cruces marcadas/ trazos de horror / puntos muertos, incrustaciones/ Rama sin árbol, florece y sostén a las aves; / tranqueras sin camino, detén las catástrofes./ Nunca es más clara la noche que en las fosas / donde descansa el sol. Víctimas del rebaño, / los balidos, las ramas, las espinas y las piedras, tiemblan” ( Fragmento XI)

La inutilidad de tan vasta destrucción se convierte en el Fragmento XVI:

“De todo esto queda la tierra calcinada/ y el pecho con latidos que no comprenden / tanta sangre vertida, restos de quimeras, / fragmentos que fueron todo y ahora no evocan/ ninguna plenitud. Al amanecer, / las puertas vencidas dan al cementerio/ donde la primavera cubrió con oro/ lo que ahora es leve ceniza de sueños/ dorados por el olvido” (Fragmento XVI)

La migración forzada, el desarraigo y el encuentro con otros fragmentos de país en la periferia de las urbes aparecen en esta reflexión sobre los desplazados por la violencia:

“Desterrados al difícil sol en los arenales/ regados por lágrimas como fragmentos / de su dolor, han llegado hasta aquí, / después del sol, lejos de la tierra / que los vio bailar con máscaras relucientes / lentejuelas, penachos y sonajas / y han llegado a estas fiestas con otras máscaras, / disfrazados con trampas en el carnaval. / No cantan; se lamentan / Tendidos como zanjas, / en otras fosas que la garúa horada / cubiertos con trajes y máscaras extrañas” (XVII)

Hasta aquí esta presentación apretada de una de las aventuras poéticas más deslumbrantes de la rica poesía nacida en el Perú. Romualdo en la inmensidad de su obra poética. Muchas gracias.

París, 2 de febrero. 2005.
[1] Escobar, Alberto. Antología de la poesía peruana. Tomo I (1911-1960) Lima: Ediciones Peisa, 1973, p. 134
[2] Melis, Antonio. “El camino abierto de un poeta íntegro”, en: Poesía íntegra.
[3] Ortega Carmona, Alfonso. “Prólogo” En Mapa del paraíso. Antología Poética de A. Romualdo. Salamanca: Cátedra de Poética Fray Luis de León, 1998 p. 9
[4] Escobar, Alberto p. 140
[5] Melis, Antonio p. 17
[6] Escobar, p. 141
[7] Martos, Marco. Documentos de Literatura. La Generación del Cincuenta. Lima: Másideas, 1993 p. 20
[8] Couffon. Opinión que aparece en la contra carátula de Poesía íntegra. “La poesía contemporánea del Perú” Le Monde, 1969
[9]Couffon, Claude. Poésie Péruvienne du XX Siécle. Géneve Suisse: Patiño, 2000 p. 23
[10] Melis. Obra citada p. 15
[11] Ibídem, p. 18
[12] Falla Barreda, Ricardo. Fondo de fuego. La generación del 70. Lima: Ediciones Poesía, 1990 p. 73
[13] Falla, p. 74
[14] Pérez Alencart, Alfredo. “Los restos de lo vivido. Poesía y presencia indeleble de Alejando Romualdo” En: Mapa del paraíso, p. 157
[15] Ortega Carmona. Loc. Cit. p. 16

VER MÁS: https://hablasonialuz.wordpress.com/2007/03/11/palabra-por-palabra-alejandro-romualdo/

ACTUALIZADO: HASTA SIEMPRE, MAESTRO

https://hablasonialuz.wordpress.com/?s=Hasta+siempre++maestro

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20 comentarios »

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  1. Sonia Luz : Puedo deberle a muchos mucho,quiza,pero a ti te debo uno de los momentos mas bellos de mi vida ( sin exagerar ) Hoy senti a traves de ti la palabra de Juan Gonzalo Rose y especialmente la de Alejandro Romualdo,grande entre los grandes.Su profundidad,pureza,melancolia y fortaleza lo dibujan como un hombtre y poeta de verdad.Es mi humilde parecer y yo muy emocionada. Gran maestro,grande en realidad. Leerlo es sentir abrise el corazon hacia lo infinito y profundo. Ademas,y muy importante,ante la reflexion. Pienso,que hay que difundir mas su poesia. Sirve de leccion.Se siente,se aprende y se vive. Gracias Sonia Luz. Gracias por el email que te pedi de nuestra gran amiga y queridisima poeta Alita Kelley. Y un beso muy grande. Te deseo la mejor de las suertes es todo aspecto ,pero especialmente en el de tu poesia,que espero leer ,los ineditos,muy pronto.Ruth Hurtado Espejo.

  2. En este dìa de este hoy triste triste por muchas cosas y por la muerte del gran Romualdo, Sonia Luz llego a tì para abrazarte por este artìculo tan bien escrito y sentido. Abrazos desde Huacho, Julia del Prado

  3. Es una gran tristeza perder a un baluarte de la poesía peruana, sobre todo aquel que a través de sus poemas pudo expresar el verdadero y real sentimiento del peruano, particularmente siempre me fascino y me encantará El Famoso Canto Coral a Túpac Amaru, es excelente. Gracias por tus Poesías y descansa en Paz.

  4. Gracias por el texto, los que vivimos en el extranjero podemos, gracias a ti, apreciar la vida y el arte de nuestros artistas. El poeta a muerto, que vivan las palabras y su nombre. Gracias otra vez.
    Rc

  5. No puedo opinar. Siento verguenza elogiar a Romualdo después de muerto mientras que estando con nosotros no hicimos nada por él. Su Canto Coral a Túpac Amaru será el grito de quienes se sienten desplazados de este sistema que no repara en reconocer a los suyos como a Romualdo. No atino a penser cómo se sentirá Alan García quien le negara una pensión de gracia; por culpa de él no merecemos el perdón de la sociedad. Dios sabrá acoger a Alejandro Romualdo en el podio de los inmortales.

  6. que deveria poner sus poemas en especial el canto coral a tupac amaru

  7. David

    Si continúas visitando el blog te darás cuenta que sí he cumplido con el deber -y seguiré haciéndolo- de colocar poemas de Romualdo.

  8. buena biografia,super util,yo le pongo un20.

  9. muy buenas tus poesias

  10. Realmente que extraordinario e inmenso poeta nos ha tocado estudiar. En sus poemas como refleja el amor, sufrimiento, condena, abusos, protesta, etc. Como ha podido plasmar a través de la rima musical, encajar palabras, pensamientos, ideas y hechos que nos motivan a escribir y seguir sus pasos.
    Buen ejemplo a seguir.

  11. pongan por favor todos los poemas del poeta alejandro romualdo por ami me gustan muchu y quisiera leer los todos si gracias por escucharme

  12. Mil gracias a todos los lectores por su visita y sus comentarios.
    Carlos, El Instituto Nacional de Cultura, bajo la dirección de Luis Lumbreras, reeditó Ni pan ni circo, es una bella edición y hasta donde recuerdo, no era cara. Internet es una herramienta valiosísima pero no olvidar el placer de coger y repasar las páginas de un libro.

  13. Sonia.

    Te felicito. A raiz de este articulo me he interesado por el gran poeta. Busco sin exito hasta el momento su poemario «La Torre de los alucinados »

    saludso

  14. Ezequiel

    La torre de los alucinados, que recoge poemas entre 1945 y 1949, se publica en 1951 y solo puedes encontrarla en Bibliotecas.

    Sin embargo, lo que sí creo que es posible que puedas encontrar es Poesía Integra, selección en la que aparecen 35 poemas de la citada obra inicial.
    Poesía Integra contiene poemas de diferentes títulos del gran poeta hasta En la Extensión de la Palabra y fue publicada por Viva Voz, en los talleres de Editorial Gráfica Labor, el 15 de noviembre de 1986.

    Hay una recopilación más antigua: Poesía (1945-1954) que también incluye la obra que te interesa. Fue editada por Juan Mejía Baca, en Lima, en 1954.

    Espero haber podido ayudar en tu búsqueda. Mucha suerte, y gracias por la visita al blog.

  15. me encanta!!

  16. quisiera ser como tú, llegar tan lejos como las estrellas

  17. bueno me entere hace dos semanas sobre el escritor
    y desde ahi no paro de leer
    sus poemas el k mas me gusta es el canto coral a tupac amaru

  18. Mucho mas bello y gratificante es leer poesìa por medio de poetas y no por medio de quienes quisieron ser poetas, conocer no es poder si no se puede hacer… espero no ofender.

  19. Bueno me encanta declamar poemas y voy a participar en un concurso y me han comentado que el poema «Hermanos peruanos Hermanos de America escuchadme» es muy buena, la estoy buscando y no encuentro la letra completa de esta poesia .Estoy buscando en libros y tampoco encuentro
    Quisiera pedirle de favor que me ayude. Nesecito la letra de esta poesia de Alejandro Romualdo porfavor!
    Muchas gracias.

  20. si es genial


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