MUJERES EN ‘LA CASA DE CARTÓN’ DE MARTÍN ADÁN

septiembre 6, 2006 a las 2:27 am | Publicado en Artículos sobre Literatura | 25 comentarios


La casa de cartón
de Martín Adán (1928) breve obra narrativa de uno de los más grandes poetas peruanos de todos los tiempos es también modelo de la llamada novela poética. La misma que se define, como recuerda el narrador peruano Carlos Eduardo Zavaleta como “aquella en la que predomina la exaltación de la prosa, al mismo tiempo que el ritmo y la musicalidad, sin olvidar los elementos internos de la narración”. [1] Se trata de una obra de la que el crítico  Julio Ortega dice “novela sorprendente de fresca y libre inspiración vanguardista”  quien resalta, además,  su carácter “impresionista y sensorial” con “capacidad poética para crear un lenguaje plástico que es también un lenguaje lúdico” [2]

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Martín Adán fotografiado por el poeta José María Eguren. Lima, Revista Casa de Cartón de OXY, segunda época N° 2, 1993

Martín Adán fotografiado por el poeta José María Eguren. Lima, Revista Casa de Cartón de OXY, segunda época N° 2, 1993


Las siguientes líneas tienen el propósito de realizar una rápida observación al trabajo de creación de personajes en esta novela poética en tanto éste es uno de los elementos estructurales de la narrativa. Muy particularmente nos interesa la presentación de los personajes femeninos. Para esta observación recordamos lo expresado por M M. Bajtin (1979) acerca de que “cada momento de una obra se nos presenta como reacción del autor que abarca tanto el objeto mismo, como la reacción del personaje frente al objeto…en este sentido el autor es el que da tono a todo detalle de su personaje” [3]

En primer lugar, habría que señalar que en cada obra este elemento estructural, tiene una dimensión diferente. En La casa de cartón hallamos “una sucesión variopinta y fragmentaria de impresiones del yo narrador. La unidad del libro (suelta, amplia) solamente se da porque las impresiones salen de una sola voz y se refieren a una alternancia o contrapunto de paisajes, ambientes, ideas, y perfiles fugaces que no alcanzan a ser personajes”[4]

En Teoría de la Literatura Víctor Manuel de Aguiar (1972) se pregunta: “¿Cómo construye el novelista su personaje? ¿Cómo se presentan ellos?” y luego, citando a E.M. Foster (1963), distingue dos especies fundamentales de personajes novelescos: los personajes diseñados (o planos) y los modelados (o redondos). Amplía luego los conceptos, señalando que los personajes planos “se definen de un sólo trazo, por un elemento característico básico que los acompaña durante toda la obra… no altera su comportamiento en el curso de la novela y, por consiguiente, ningún acto ni reacción suyos pueden sorprender al lector…tales personajes son particularmente apropiados para el papel de comparsa”.

Con respecto al personaje modelado, De Aguiar explica que “ofrecen una complejidad muy acentuada, y el novelista tiene que dedicarle atención vigilante, esforzándose por caracterizarlos en diversos aspectos”, añadirá luego que estos personajes muestran multiplicidad de rasgos peculiares y citará que, por ejemplo, “Los personajes de Dickens de contornos simples, aunque sumamente vigorosos, se oponen a los personajes de Dostoievski, densos, enigmáticos contradictorios, rebeldes a las definiciones cómodas”.[5]

El narrador Ernest Hemingway, respondiendo en una entrevista torno a la creación de personajes y si éstos los toma de la vida real, dice: “Por supuesto que no. Algunos son de la vida real. En general uno inventa gente a partir del conocimiento y la comprensión y la experiencia que ha tenido con la gente”. Más adelante, señala: “ Si uno describe a alguien es plano como una fotografía, y desde mi punto de vista eso es un fracaso. Si uno lo construye a partir de lo que conoce, deben estar en él todas las dimensiones”[6]

Por su parte, el narrador peruano Julio Ramón Ribeyro, Premio Juan Rulfo, opina: “…en la novela no hay caminos ni recetas.[7] Afirmación válida para toda obra de creación y que constatamos en esta breve novela poética.

Personajes y mundo narrado.

Para ubicar las circunstancias en las que actúan los personajes es importante referirnos al tiempo y ambiente determinados, en los cuales los personajes actúa. Habría que decir que, de alguna manera, estamos hablando de la historia o la trama, aunque es cierto que en la novelística del siglo veinte esta noción se ha hecho muy relativa debido a las múltiples formas de composición narrativa.

Así, La casa de cartón[8] de Martín Adán (1928) se halla entre aquellas obras en las que es difícil ubicar la trama. Zavaleta encuentra que “es uno de los pocos libros narrativos donde ese elemento parece no tener importancia, sino el observar y el divagar”[9] . Por otra parte, Augusto Tamayo Vargas (1992) conceptúa la obra “novela de vanguardia, que se basaba en los juegos de Cocteau y en las greguerías de Gómez de la Serna… es el típico ejemplo de esa novela que escapaba a los cánones generales de la prosa de ficción, para mezclar las formas de la poesía a las de la prosa” . En otro momento de su Literatura Peruana, Tamayo Vargas había llamado a la obra “ …novela, La casa de cartón, que es un poema vanguardista…”[10]. El narrador peruano Carlos Eduardo Zavaleta, sintetiza el contenido del libro como una evocación del narrador – un estudiante de catorce años – que se dedica a mirar la vida de Barranco – tradicional distrito limeño – y pintarla en forma detallada.

Las acciones de La casa de cartón se desarrollan en ambiente urbano limeño de las primeras décadas del siglo XX, donde “…Ramón tiene sus desvaríos adolescentes. Perfectamente adolescentes. El sexo asoma urgente pero inexperto, y hay deleite disimulado entre exquisiteces verbales, cuando surge Catita – personaje de reiterada mención – o aunque sea la tía gorda, de la bata de motitas”. [11]

Los personajes en La casa de cartón

La casa de cartón tiene como personajes además del narrador, a Ramón, Manuel y Lucho, sus amigos más cercanos. Asimismo se menciona a un conjunto de personajes femeninos como Catita, Lalá, Lulú, Miss Annie Doll la señorita Muler y la tía de Ramón. En un momento desfilan rápidamente tres muchachas como “Mi primer amor…Mi segundo amor… Mi tercer amor…” También algunos personajes en los que apenas se detiene el autor como Sergio, o el inglés agente viajero mister Kakinson, o herr Oswald Terrer , un “alemán zapatonudo”.

La obra de Martín Adán fue y es difícilmente clasificable, recordemos que en su Prólogo Luis Alberto Sánchez augurará “ La Cada de cartón va ha convertirse en Casa de Orates para muchos críticos nacionales”.[12] sin embargo, es innegable el trabajo en la construcción de algunos personajes, tanto que para Aurelio Miró Quesada (1929) “ La casa de cartón es una novela de Barranco, con personajes y sin trama”[13]

Pese a la dificultad señalada por Carlos Eduardo Zavaleta, encontramos a lo largo de la obra, un conjunto de retratos logrados a base de breves y salpicadas pinceladas que caracterizan a los personajes, como por ejemplo, Ramón el amigo del narrador – personaje: “…se puso las gafas y quedó más zambo que nunca de faz y piernas”. Sabemos de él que escribía un diario, que empezaba a vivir y se hallaba desolado: “Yo le soplé delicadamente consuelos pero no pude consolarlo; él jorobó las espaldas y arrojó la frente; sus codos se afirmaron en sus rodillas; él era un fracasado”[14]. Imposible no recordar aquí el tema del fracaso, presencia constante en el narrador peruano Julio Ramón Ribeyro. Y como podemos observar, más que la exposición de un cuadro emocional, el personaje se va construyendo a partir de la percepción – presentación de gestos. Al final , y cambiando el tono humorístico que recorre la obra el yo narrador nos dice conmovido : “Bendito sea Ramón, el loco que me enseñó a ver el agua en el mar, las hojas en los árboles, las casas en las calles, el sexo en las mujeres”[15] Para Antonio Melis “En su mundo se mueven seres abstractos, a menudo reducidos a perfiles. La técnica de la caricatura tiende a fijar los personajes en pocos rasgos que se proponen con frecuencia como motivo recurrente”[16]

Sin embargo, es también cierto que de lo banal se lanza al análisis psicológico, observa Estuardo Núñez, mecanismo que hallamos en la presentación de muchos de los personajes, como es el caso de “Sergio…Tenía un nombre que no le convenía…un nombre sereno y casto. Era un muchacho de ojos porcinos que a veces, en las malicias, tenía miradas de simio”[17]. El adjetivo inesperado – por ejemplo, nombre sereno y casto – ha construido la caracterización del personaje. O en el caso del inglés “cara larga de terracota, la nariz gruesa y alta; abajo una boca de fraile, inmóvil y sumida, con los labios dentro… ¿ Poeta ? …Nada de eso: agente viajero de la casa Dawson & Brothers ”.[18]

Personajes femeninos en La casa de cartón.

Curiosamente, en La casa de cartón, la bella prosa de Martín Adán, las mujeres no existen como seres autónomos. Ellas no son, sino en tanto observadas, imaginadas, atribuidas. Proyecciones en una sutil pantalla o una delicada acuarela. Adán “chiquilín colorado que pierde la cabeza en una juguetería azul” ha vivido todavía poco, ha sentido y visto sentir demasiado poco, casi nada. No puede entonces sino presentar representaciones de mujer. Ya estáticas o en movimiento casi sólo estampas.

Y sin embargo, son tan importantes que sin ellas no existiría el libro. Porque sin figuraciones de mujer no existiría la adolescencia masculina. Lo mismo cabe para la adolescencia femenina.

Sin “Catita, una cosa cualquiera y la contraria… Catita al fin y al acabo una linda muchacha, verdadera, viva, coqueta como ella sola… enamorada, catadora de mozos”, a La casa de Adán le faltaría parte imprescindible de su hermosísima poesía hecha de balbuceos, preguntas e imaginería adolescente.

Pero hay otras mujeres. “”Viejas beatas que huelen a sol, a humedad de toallas… a diablo, a ropa sucia”. O aquella “gringa medio loca ‘fotófoba” que estimula la imaginación del muchacho, “en cuanto haces pensar, gringa!”, y le hará decir: “Tú casi una mujer, el jacarandá casi un hombre”. En todo caso, esta mujer – al igual que otras- es vista de lejos y con una curiosidad infantil, tanto que compara: “El juguete era una atracción municipal. No se podía comprar, era de todos, absolutamente público. La ciudad y Miss Annie Doll”. Destaca la reiterada dicotomía “vieja erecta, del color del crespón”, en oposición a las jóvenes como Catita “dátil de palmera en el desierto”. Común a ambas caracterizaciones, la observación desde fuera. Y desde lejos.

En un momento de la obra, la voz del narrador adolescente realiza una descripción sumaria de sus amores y en ella se encuentran, significativamente, dos nociones. En primer lugar el humor juguetón de las caracterizaciones: “Mi primer amor tenía doce años y las uñas negras”…”Mi segundo amor, una llorona con la dentadura perdida”. Y desde el primer personaje la idea de la suciedad y el pecado. La misma que aparece más poderosa al hablar de su quinto amor, cuando luego de reiteradas referencias olfativas “de aquella muchacha sucia con quien pequé casi en la noche, casi en el mar”, repetirá “sucia, sucia, sucia. Mi primer pecado mortal”.

Amores platónicos y urgencias sexuales se van entretejiendo con conceptos preconcebidos “señorita Muller, blusita parroquial y dedito índice muy cortés. Resignación cristiana a la soltería… Ramón se metió en el subconsciente de la señorita Muller.” Cuando habla de Lalá, nos dice: “Lalá me enseñó un pezón de uno de sus pechos… ya podía ser mi novia”. Y cuando aparece otro personaje femenino, Marina, también será contemplada desde lejos: “Marina cierra la ventana en camisa todas las noches, pero ello no es pecado, no es cierto?… Marina, piernas peludas”. Líneas arriba, se atormentaba: “Días terribles en que todas las mujeres son una única mujer en camisa”. Sexo que urge en las contemplaciones “Una chola bonita, con la cabellera dura, tersa, mojada… camina absorta, mirando como saltan sus pechos, cómo tiemblan, cómo saltan”. Como él dirá en alguna otra parte: “Hambre de la gran hembra”.

Aunque en diferentes pasajes existen interpretaciones de la mujer o lo femenino, quiero destacar el fragmento que se inicia “He recibido una carta de Catita”. Desde la primera frase se percibe un leve reproche unido al temor ante lo que desconoce: la mujer. El narrador nos dice: “es una carta larga, temblona, en la que una muchacha núbil tira de las orejas al amor con los dedos tan seguros, tan lentos, tan cirujanos que para la tortura tienen las mujeres desde los quince años hasta el primer parto.” Pasa luego a una digresión sobre las mujeres solteras y su longevidad: “son el terror de la muerte quien para llevarlas al otro mundo, tienen que luchar con ellas a brazo partido”. Sigue una exposición de un tipo de solterona que escapa a los moldes locales que la situaban en el ámbito doméstico dedicada a tareas delicadas y mujeriles. Una mujer soltera con intereses y actividades de otra naturaleza debía ser extranjera, es decir, una “solterona británica, experta en motores, un nombre raro y corto, unas manos secas y nervudas.”

En las frases finales, con candorosa altivez la voz narrativa (o su alter ego) advierte a Catita “Tu destino está aquí en la tierra, y yo siento un terrible deseo de arrojarlo al mar… Pero no, qué serías tú sin mi destino?”

Esta juvenil Eva deseada y que seduce como todo lo desconocido, nos es presentada como “ brava catadora de mozos”. Y, para mayores señas, todos conocidos entre sí. “Todos nosotros hubimos de rodar la cabeza por sobre su pechito duro y redondo. Así, de este amor inevitable hacíamos una era… ‘Cuando yo enamoraba a Catita’… Pero era Catita quien nos enamoraba a nosotros”.

Seducción y temor. Eros jugando al escondite en la imaginación que se reprime y se desborda, siempre bellamente, ante el amor “que se escapaba entre los resquicios de la uña; que nos saltaba a la cara, que se depositaba en un recipiente, era sino luz densa, agua que se podía beber.”

COMENTARIO FINAL

Como se puede apreciar, La casa de cartón de Martín Adán (1928) es una novela corta donde el tratamiento de la prosa llega a momentos de lirismo comparable con el trabajo propio de la poesía, y en ella es fácil reconocer la postura vanguardista del autor que desafía las fronteras de los géneros.

El personaje – narrador nos va entregando impresiones más o menos hilvanadas en torno a la vida y la gente por parte de un adolescente observador acucioso. La creación de los personajes se muestra perfectamente coherente con la apuesta del autor respecto a estructura y estilo de narrar. En La casa de cartón la intención es mostrar “retratos fugaces” y corresponde a la concepción impresionista y vanguardista de la obra. Por ello los personajes son sumariamente delineados con la espontaneidad de una prosa lozana y la capacidad expresiva de la más alta poesía.

Aquí es importante referir que el autor empieza su escritura “a los dieciséis años” (Antonio Melis, 1993) y la obra se publica cuando tiene apenas veinte años. En esto podría residir la explicación de que la representación de la mujer en La casa de cartón esté marcada por el balbuceo del deseo unido al temor en tanto se trata de un mundo por descubrir. Y ello es tanto por la juventud del autor como porque el proceso de ese descubrimiento recién se empieza a dar a fines del siglo XX.

[1] Carlos Eduardo Zavaleta. “La novela poética peruana en el siglo XX”. Lima : UNMSM, Material proporcionado por el autor en su cátedra en el Doctorado de Literatura Peruana y Latinoamericana. Lima. Mimeo. 1996, p. 1
[2] Julio Ortega. “Martín Adán”. En: Martín Adán Obra Poética. Con una selección de juicios críticos. Lima: Instituto Nacional de Cultura. 1971 p. 312
[3] M Bajtin. Estética de la creación verbal. México : Siglo XXI editores, 1982 (1era. edición en español) p.. 13.
[4] Carlos Eduardo Zavaleta. “Martín Adán sin Joyce”. En : La casa de cartón de OXY, Revista de Cultura II época No 2. Lima, 1993 p. 16
[5] Víctor Manuel De Aguiar. Teoría de la literatura Madrid: Editorial Gredos. 1972 pp. 209, 210 y 211.
[6] Ernest Hemingway. Entrevistado por George Plimpton en 1958. En : Confesiones de escritores. Narradores 1. Buenos Aires: El Ateneo, 1996 p. 100
[7] Julio Ramón Ribeyro. “Las alternativas del novelista”, París, 1973 En: La caza sutil. Lima : Milla Batres, 1975, p. 117.
[8] Martín Adán. La casa de cartón. Lima : Editorial Nuevos rumbos. Prólogo de Luis Alberto Sánchez y Colofón de José Carlos Mariátegui. 2da. Edición, 1958.
[9] Carlos Eduardo Zavaleta. Material citado, p. 13
[10] Augusto Tamayo Vargas. Literatura Peruana. Lima : Peisa 1992. Tomo III pp. 831 y 860.
[11] Luis Alberto Sánchez. En el “Prólogo” de la Primera edición de La casa de cartón. Obra citada.
[12] LAS. Obra citada, p. 10
[13] Esta afirmación se consigna en la solapa de La casa de cartón , edición de 1958 y la opinión apareció, según se indica, en el diario El Comercio. Lima, abril de 1929.
[14] Adán, Martín . Obra citada pp. 18 – 19
[15] Ibid. Ob. Cit., p. 88
[16] Antonio Melis. “Un ángel al final de las vacaciones” En La casa de cartón. Revista de OXY, Revista de Cultura II Epoca N° 2 Lima: Occidental Petroleum , 1993 p.36
[17]Adán, Martín . Obra citada p. 76
[18] Ibid. Pág. 20

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También ver: Una palabra volada de la sien , Martín Adán…realidad, el ángel que me guía…

LUNA DE ADÁN Y EL MAR EN LAS AFUERAS. DOS FRAGMENTOS DE LA CASA DE CARTÓN  Abril 2010

25 comentarios »

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  1. son muy bonitas las obras de martin adan y quisiera que me llegara la obra casa de carton

  2. todo es muy bonito mandenme la obra casa de carton por que estoy interesada en leerlo.

  3. si, todo esta bien ,pero se be un poco e machismo en la obra la casa de carton ……mi correo –michael_teddy1@hotmail.com—–

  4. quisiera que pongan todos los datos bibliograficos de lla obra la casa de carton ára facilitar los trabajos de los estudiantes……personajes prinsipales, personajes secundarios, vida del autor, mas que todo el resumen de la obra….graciasss…espero que agan eso—-

  5. La obra de Martín Adán como bien se señala es una obra imposible de definir dentro de un género y esto por su ser vanguardista que le exige romper con los cánones propios que la tradición impone en el que la prosa y el verso no han de estar juntas. El narrador con total inocencia y mucha dulzura nos da una visión adolescente y nos permite refrescarnos enre las pinceladas de Barranco, distrito costero, que siempre que hasta hoy en día hace suspirar a sus visitantes y los llena de una nostagia. Si hay un distrito que inspira a escribir, ese es Barranco.

  6. Respondiendo a Michael

    Los datos que pides para «facilitar los trabajos de los estudiantes», ellos los pueden -y deberían – buscarlos tanto en bibliotecas como en la web. Pero sólo después que tú o quien esté a cargo del asunto les hayan hecho DISFRUTAR de la lectura. Por favoR!!! Olvídate de los RESUMENES. La obra literaria es arte, forma. Los resúmenes son nefastos porque sólo les brindan un pálido reflejo y una información memorística, aburrida, negadora del arte.

  7. ESTA OBRA ME PARECE BIEN PARA LOS ESTUDIANTES Q REQUERIAMOS INFORMACION

  8. BUENO LA SEÑORITA SONIA LUZ TIENE TODA LA RAZÓN , QUE EL ALUMNO TIENE QUE BUSCAR INFORMACIÓN , O SINO ENTONCES DE QUE SIRVIRÍA , QUE TODO ESTE EN EL INTERNET, EL ALUMNO NO APRENDERÍA NADA.Y COMO DICE: LA OBRA LITERARIA ES UN ARTE!!!!!!. HAY QUE VIVIRLA. SOY UN ALUMNO DE 14 AÑOS. Y HAY QUE SER REALISTAS POR ESO ES QUE EL PERÚ , ESTA COMO ESTÁ, PORQUE LOS ALUNMOS BUSCAN LO FACÍL. mi correo electrónico es chatoman18@hotmail.com

  9. ME PARECE MUY BIEN ´X K PUEDO RECOLECTAR MAS INFORMACION PARA MI TARE AS Q ME DEJAN EN EL COLEGIO ;)

  10. me parece muy bien por que aprendemos sobre la vida juvenil y sobre como mas a a orientarnos en nuestreos trabajos

  11. la obra de martin adan es muy bonita xq a los jovenes nos orienta y asi podemos aprender mas de la vida

  12. bueno en todo momento siempre estoy querinde expresar mi respeto por todos los autores asi como por ejemplo atodos los peruanos que para m9i son mejores que los de la literatura española o universal que da lo mismo porque primero es lonuestro y tambien quisiera ser,demostrar mi aprecio.

  13. Como dice por ahi tiene un drama dificil de comprender… Y la verdad me he aburrido un poco pero despues de avanzar mas de mitad se pone mas interesante… Espero terminar de leer ya que tengo que exponer esa obra mas rato para el colegio… Saludos!

  14. `para crear mis foto
    s
    no puedo

  15. esta obra es una trascendental imagen para mi vida y para los estudiantes como yo….

  16. esta obra facilita mi aprendisaje….a las del san vi les gusta la obra

  17. buena informacion.

  18. hola la obra es muy bonita

  19. BUENO to solo quiero el resumen mi miss se aloca con las obras nos deja muchas y uno no puede leerlas entonses tiene q buscar el resumen q se ouede aser

    • Diana
      Por las dificultades que tienes en la expresión escrita, veo que no es que tu profesora se «aloque» al indicar que frecuenten la literatura. Ella, la literatura , entre otras cosas, también colaborará en superar tus deficiencias.
      Preguntas qué hacer y te respondo: Huye de los «resúmenes» porque ellos te dejan sin el disfrute de la forma al entregarte solo una mínima parte de la obra y la menos interesante: el «contenido». La forma en que ese contenido se ha organizado es el que te puede llevar al DISFRUTE de la obra literaria. Cuando lo descubres te acompaña toda la vida, te entretiene, que libra de la soledad, te hace reir o pensar, o llorar, te vacila.. Y luego lo haces porque te da la gana. Y, nada es igual que hacer las cosas porque nos da la gana.

  20. les agradecería mucho si me pudieran enviar via email la obra de Martin Adan, LA CASA DE CARTON
    MUCHAS GRACIAS

  21. Hola, estoy interesada en leer La casa de cartón, pero no la encuentro por ningún lado, ni en librerías, ni bibliotecas ni en internet.
    ¿Sería alguien tan amable, si la tiene, de mandármela a mi correo electrónico? es u2_maniaca123.14@hotmail.com
    Una estudiante de literatura en México estaría agradecida toda la eternidad
    :D

  22. Neecesito mas informacion de esta Obraaa.. me an mandado hacer un trabajo monografico.!

  23. q padre ,deberían leer un poco de esto ,,

  24. yo lo estoy empezando a leer esta muy interesante…


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