HAITÍ, HACER EL PAÍS QUE SUEÑAN, NO EL QUE TENÍAN

enero 26, 2010 a las 1:51 am | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura | Deja un comentario

Días fuera de casi todo pero a los que no ha dejado de llegar el dolor reciente y el recuerdo del prolongado dolor de un territorio castigado desde hace siglos porque sus habitantes negros perdieron el miedo a la libertad. Ese tan preciado bien occidental.

Haití, “el primer país  donde los esclavos negros se liberaron de sus amos blancos”, el empobrecido territorio que en el siglo XVIII ostentaba la mayor producción mundial de azúcar (Caistor, 2004) , desde hace unas semanas atrae las miradas, en muchos casos llena de  solidaridad y en otros impúdicamente sensacionalista  o abiertamente  oportunista.

El desastre natural de estos días pone en el escaparate la realidad de  miseria consuetudinaria a la que el mundo no puede seguir dando la espalda. La iniciativa de   condonación total de la deuda es lo mínimo que los habitantes de Haití pueden esperar de los países poderosos.  

Según El País de España:

 “La deuda externa de Haití es, aproximadamente, de 900 millones de dólares, unos 635 millones de euros, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La asociación de acreedores conocida como el Club de París, en la que se encuentran representados EE UU, España y Francia, ha anunciado que cancelará la deuda de sus miembros, algo a lo que ya se había comprometido el pasado verano. Eso deja a Haití con una deuda de 310 millones de euros con el Banco Interamericano de Desarrollo; de 200 millones con Venezuela, y de 63 millones con Taiwán, entre otros.”

 LA VIDA, DÍA A DÍA

En medio de la tragedia brilla siempre la humanidad inapelable de la vida cotidiana, por eso reproduzco hoy una carta personal que envía  desde Puerto Príncipe mi amiga Isabel López Gordo.

Hola a todos,

Os escribo desde Haití, con conexión a Internet y sin problemas de comunicación. Son las 12.30 de la noche y acabo de terminar el informe de situación del día, en el que contamos las novedades que se han dado en el sector Salud y cómo se va avanzando día a día para mejorar la situación.

Es la primera vez que asisto a una operación de respuesta a un desastre (y mi tercera vez en el país) y todo es nuevo para mí. Los primeros días estuvieron marcados por la búsqueda de supervivientes y la atención inmediata de la multitud de heridos que dejó el terremoto.

Lo que le ha pasado a la gente de Haití me parece que es una de las peores cosas que le pueden suceder a una persona: perder tu casa y encontrarte durmiendo en un parque o una plaza, no tener comida ni bebida, tampoco trabajo y, encima, perder también a los que más quieres o, lo que es peor, no encontrarlos nunca sabiendo que pasaron sus últimas horas bajo los escombros de cualquier edificio al que llegaron por casualidad.

Hablo primero de los haitianos porque merecen todo mi respeto y admiración, pero también me gustaría mencionar otras historias muy cercanas, las de mucha gente extranjera que trabaja en este país, muchos de ellos con un buen compromiso. En todos estos días no he conocido a una sola persona que no haya perdido a alguien o cuya vida no se haya transformado casi por completo. Un ejemplo son mis compañeros de la Organización Panamericana de la Salud. Muchos han perdido sus casas y otros no pueden volver porque la estructura no es segura. Ahora no solo trabajan juntos, sino que también viven juntos. Sus prioridades de trabajo han cambiado y solo existe un tema, superar la emergencia y empezar a reconstruir.

Como podréis imaginar, viviendo tanta gente junta y en una situación como ésta, las tensiones no han tardado en aflorar. Sin embargo, tampoco ha tardado en aflorar lo mejor que tenemos los humanos, la solidaridad, la empatía y el compañerismo.

El trabajo que hace mi organización aquí consiste en coordinar los esfuerzos que se llevan a cabo en el sector salud. Todos los días en la tarde tenemos una reunión con la mayor parte de los actores que están trabajando aquí para ver dónde hay más necesidades, dónde hay que enviar médicos, dónde hay que enviar suministros… quién está haciendo qué y dónde… por la mañana estamos resolviendo asuntos urgentes (por ejemplo, se necesita sangre en tal o cual hospital…). La coordinación resulta muy compleja, hay que hacer evaluaciones en terreno, tomar las coordenadas de los hospitales y de los asentamientos espontáneos que se han creado en todo el país, incluyendo el éxodo interno hacia otras partes menos afectadas por el terremoto, pero que ya empiezan también a colapsar ante la llegada de personas heridas y sin nada que comer.

A todo esto se unen problemas que no van a tardar en aparecer. Mucha gente ha sufrido amputaciones. Hoy hemos ido a uno de los hospitales, el Hospital de la Paz y hemos visto mucha gente amputada. Estas personas van a necesitar mucho apoyo para adaptarse a su nueva situación y para asumir lo que les ha ocurrido. Los que se han marchado descansan en paz, pero a los que se quedan aquí ahora les toca afrontar y empezar de nuevo.

Por supuesto, he visto cosas que no me han agradado, sobre todo el circo mediático y humanitario. Aquí ha venido todo el mundo, pero los equipos que llegan deben ser autosuficientes (en combustible, agua y comida) y muchos no lo son. Además, en ocasiones se pelean por el protagonismo cuando lo único importante aquí son las personas a las que hay que ayudar. 

Hoy hemos tenido una cena muy emotiva… todo el mundo contaba historias de cómo pasaron la noche del terremoto, como la de un par de mujeres metidas en un parking, una de ellas preguntándose qué habría sido de su marido… Hay historias alucinantes, como las de personas que han estado bajo tierra varios días y que han salido… sobreviviendo solo con la fuerza poderosa que tiene la mente y el deseo de aferrarse a la vida sobre todas las cosas.

Aquí uno pierde la noción del tiempo. Se trabaja más de 14 horas diarias y no hay descanso, uno no se lo puede permitir cuando hay tanto por hacer. Además, no ha dejado de temblar… Tengo que salir este miércoles. En principio no quieren movilizar a gente más de 10 días. Sin embargo, creo que me voy a quedar un poquito más, si me dejan… Estoy muy feliz con esta experiencia que me llena cada día más.

Me despido de vosotros con una frase que he escuchado hoy de la Directora de mi organización: “A lo que ellos aspiran no es a recuperar el país que tenían, sino a hacer el país que sueñan».

Un abrazo,

Maribel/Isabel

 

Isabel López Gordo, comunicadora española, Coordinadora General del Centro Regional de Información sobre Desastres América Latina y el Caribe, funcionaria de la Organización Panamericana de la Salud, estupenda profesional y, para mí, una muy querida amiga. A Maribel la conocí hace una década cuando, a punto de culminar sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid,  llegó a nuestro país participando del Programa Intercampus, y  la Facultad de Letras de la UNMSM me encomendó su tutoría. Desde entonces, cada vez que sus labores  la traen a Lima tenemos ocasión de reencontrarnos con creciente afecto.

VER:

 Haití se prepara para una década de reconstrucción. El País

Inician campaña «Un dólar por Haití». La República

Fotos:

Haití, tierra pobre/ Revista National Geographic  Español

http://ngenespanol.com/2008/09/01/haiti-tierra-pobre/

Isabel López, Lima, 2008 (Foto Sonia Luz Carrillo)

Tags: Haití , Haití+reconstrucción , Haití+deuda+externa , Haití+solidaridad , Futuro+de+Haití , Isabel+López+Gordo

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