diciembre 30, 2008 a las 2:51 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Documentos, Historia y Sociedad, Miscelánea, Noticias y demás... | 10 comentarios
Etiquetas: Carlos Bravo, César Hildebranth, Eduardo Valdizán, Eliseo Reátegui, Jorge Nájar, Jorge Ovidio Vega, Jorge Pimentel, José Carlos Rodríguez, Juan Paredes Castro, Juan Ramírez Ruiz, Mario Luna, Nora Fataccioli, Poetas Peruanos, Posía peruana, Revista Literaria Páramo, Revista Páramo, Ricardo Falla Barreda, Sonia Luz Carrillo Mauriz, Universidad Villarreal, Walter Chávez

En el – ahora emblemático- año 1968, jovencísimos y convencidos de que cambiaríamos la poesía, el mundo, la vida toda, un grupo de estudiantes universitarios publicamos Páramo, Revista de Literatura que dirigí en compañía de Walter Chávez. Antes del fin de este 2008 me provocó celebrar su cuarenta aniversario recordando su contenido.
Noviembre de 1968 y Manuel Morales, Juan Paredes Castro, José Carlos Rodríguez Nájar, César Hildebranth, Ricardo Falla Barreda, Nora Fataccioli, Jorge Ovidio Vega, Walter Chávez y esta escribidora, Sonia Luz Carrillo, estudiantes universitario de la UNFV, vimos impresos nuestros trabajos en las páginas celestes de Páramo, en uso de stencil electrónico que para la época fue un importante avance tecnológico. Colaboraron también Teresa Salvatecci (Portada), Andrés Solari, Augusto Mendoza (diagramación) y todos contamos con el afectuoso,entusiasta, acompañamiento del doctor Eliseo Reátegui, uno de los pocos profesores de la Universidad Nacional Federico Villarreal que alentaba nuestra tarea.

Páramo fue una de las revistas nacidas en la segunda mitad de la década de los 60’ en la Universidad Nacional Federico Villarreal al calor de nuestra insatisfacción ante la realidad, nuestro deseo de crear una nueva expresión poética, a la vez que un mundo más vivible.
Aquí una revisión de su contenido:
En primer lugar, la ‘Presentación’ proclama nuestra pasión por “la Literatura, el porvenir de la cultura en el Perú y muchas cosas más”; seguida de fragmentos del poema “Perseguido por buenas razones” de Bertold Brecht. (…Sí, divulgo secretos. Estoy/ en medio del pueblo y explico/ como engañan, y predigo/ lo que ha de ocurrir,/ pues he sido iniciado en sus planes).
Un extenso poema de Ricardo Falla Barreda (pp.4.5) “Noche en el valle desolado” combina imágenes de la vanguardia con el reclamo de tomo profético (“Había escuchado hablar del sitio/donde/ tres hormigas bebieron en un charco/ bajo el aire negruzco de un día/ murieron con el hígado cortado/ y su grito hueco se quedó vagando/… / pero el día llegará/ en que la palabra del búho profético/ en sendos ecos surcará/ hasta saciarse;/ el día llegará/ en que los árboles/ bendecirán la tierra fresca…”)
Con un epígrafe de A. Cisneros: “Para nuevas batallas y canciones/ sobre la tierra estamos”, inicio por mi parte un texto – algo así como un artículo de opinión- conmovedoramente imprecatorio, considerando mi corta edad, pero que no dejo de suscribir en su espíritu.
“…Es imperdonable que se adopte una actitud indiferente ante los graves problemas que nos aquejan y que cerremos los ojos ante nuestra realidad, pasando por las aulas sin espíritu realmente universitario, de investigación y de polémica, en los conocimientos académicos como, y especialmente, de nuestros problemas nacionales…”(p.6)

Frente a mi artículo, un poema de César Hildebrandt (p.7). No resisto la tentación de copiarlo íntegro:
“Qué venablo tenaz/ se hunde en tu fortaleza/ y hace sangrar las noches/ y exhuma los martirios/ y corrompe la tibia certidumbre de un beso?/ Sólo un momento pido/ un ápice de tierra sosegada/ y un presente inmóvil y lozano/ un paréntesis puro/ donde nos arrojemos/ sin nombre/ sin ayer/ sin mareas antiguas./ Pero, claro/ tampoco es posible./ Somos orquestaciones de silencio/ tenemos telarañas en nuestros dolores/ somos recomenzados aspavientos.”

Dos brevísimos e interrogativos poemas míos continúan la exposición poética y también los copio porque… porque me viene en gana.
El primero:
¿Qué cordón umbilical/ me ata a la vida?/ En qué alga marina/ comenzó mi cadena?/ y cuando reverdezca mi ceniza/ ¿habrá alguien/ que recuerde/ mi existencia?”
Y el segundo:
“Se acercó quedo/triste/ como la brisa/ de alguna primavera inesperada/ no quiso marcar en el polvo/ sus huellas…/ y cuando desvanezca sus sonidos/ por el tiempo/ podré olvidar / las heridas de sus ojos/ sus manos de metal extraño/ su piel de mar…?/ Ausente/ Sólo su voz será eterna/ acechando mis silencios!”.
Compartiendo la página, un poema de Nora Fataccioli Rubio:
“Ha llegado la noche amiga del búho/ cómplice mudo de la fatalidad/ Ha llegado la noche y la acompaña el silencio/ y la carcajada maldita de la hechicera fatal./ Lo siento muy cerca de mi cuerpo frío/ tembloroso y sordo que no quiere aceptar/ sus requerimientos mudos, su presagio de muerte…”
El pliego central (pp.10-11) lo ocupa una extensa y “consagratoria” entrevista de Juan Paredes Castro (tal vez la primera en su ahora larga trayectoria periodística) a Manuel Morales “al poco tiempo de haber recibido el Premio La Cantuta de Oro 1967 por su libro Poemas de entrecasa).
En la entrevista, titulada “La poesía, camino y vida de Morales Peña”, Manuel da cuenta de una serie de aspectos de sus inicios “Empecé a escribir cuando consideré a la poesía como exilio”; de su concepción poética, “Mis primeras poesías fueron pésimas pero conforme ha pasado el tiempo he ido puliendo mi arte”.
Juan le pregunta si reconoce algún parentesco entre los que escribe y los textos de Nicanor Parra y Manuel responde: “Ningún parentesco. El buen poeta capta pero no imita…casi siempre se encuentra a la deriva pero luego encuentra algo que lo sustenta y configura su mundo”. Poco después admite “Soy un poeta propenso al humor negro”. Y como punto interesante, ante la pregunta de Juan sobre cómo ha enriquecido su visión de poeta, este precisa: “Leyendo a los costumbristas peruanos y a los clásicos. Los poemas de Parra los justifico leyendo a (Juan del Valle) Caviedes…”. La entrevista es muy extensa y algún día me animaré a reproducirla.
“Paco, el burgués sentimental” de Walter Chávez Pacheco – a quien perdimos de vista y personalmente no sé si continuó escribiendo- es un extenso poema narrativo (p.12-13): “el ver bailar a la gente en una fiesta me da pena/ Anteayer estuve en una/…/ Parecía una carrera de caballos, los hombres tras las mujeres/ las mujeres tras los hombres, me embrollé tanto que me imaginé/ a todos ellos corriendo en un hipódromo: desbocados, sudorosos, sangrando por el esfuerzo/ y me dio asco, mucho aso, tanto que se me empelotó la cabeza y visité no sé qué galaxia/ …/ las vaquillonas, esas del camal de Ferreñafe/ tienen dos lágrimas en cada pestaña/ y arrastran en sus pezuñas/ los negros ladridos de los canes/ me pidieron posada/ y no supe dársela/ total si ayer perdí el empleo…”
“Mañana, no habrá gritos/ que interrumpan el sosiego de las sombras/ no habrá buitres que derriben/ el mástil de mi sangre” es el epígrafe de su autoría con el que José Carlos Rodríguez Nájar empieza su poema “El grito de la espina” (p.14). Aquí un fragmento:
«Deja caer un diamante de tus ojos verdes/ para que los gusanos puedan digerir mis carnes arrugadas/ de todas maneras seré eterno en la sombra y las horas/ seré eterno bajo tus pies cansados de rodar/ más allá de la palabra enloquecida/ más allá del grito de los parias./ Entonces, alimentaré a las bestias de tu casa blanca/ de tu casa roja, de tu casa sin color./ Yo soy veneno me dijeron los truhanes del Perú/ y se quedaron con el eco de mi nombre…”
Juan Paredes Castro también publicó dos poemas. Uno de ellos pone de manifiesto la lectura, que por lo demás todos compartíamos, del poema Libertad de Paul Eluard:
“En los ojos/ de una mosca/ y las alas/ de una mariposa/ En la magnolia/ de mi infancia/ y las dentaduras/ de leche. / En el cielo/ que sangra/ y las marejadas/ de caricias./ En medio/ de la niebla/ y la tortura/ e esperar./ Meriendo/ las narices/ en el nicho/ ¡Amaré la libertad!”
Y luego, otra vez a pliego entero, Manuel Morales y sus “Poemas de entrecasa”. Ahora con una selección de cuatro textos. Dos con dedicatoria “Compromiso” a Enrique López Albújar y “El truco de este mundo” a Irma S. Como ya he posteado en otra ocasión algunos de sus poemas, ahora quiero hacerles conocer, en primer lugar, “En busca del tiempo perdido”:
“El día se nos ha hecho demasiado largo/ pensando en la actitud de las palomas/ Cuando quisimos regresar/ nuestros amigos eran sombras, simplemente/ Y dijimos, mañana/ O tal vez entretanto,/ Y los días volaron como las palomas” (p.16).
Y aquí va el otro, donde me parece ver la huella de Prevert:
“Dibujé una trampa/ Para cazar conejos./ Un hombre no es un conejo./ Un conejo no es un hombre./ Se dibuja un conejo./ Se dibuja a un hombre./ El hombre es una trampa?”
Ricardo Falla Barreda, expone desde muy joven su voluntad de indagar en aspectos teóricos y publica en Páramo sus “Apuntes sobre Arte y Literatura” y bajo cuatro subtítulos expone su visión sobre el arte, La Imagen artística, El fondo y la forma (“La forma influye activamente en el Arte o frena su desarrollo… La forma que ha perdido vigencia y que no corresponde al contenido, frena su desarrollo”) y La forma en la Literatura (“Cuando más progresiva, más significativa, más elevada y certera sea la Idea social contenida en el arte, y más perfecta y adecuada la forma estética, más alto y trascendente será el mérito de una obra de arte” sentencia.
Finalmente, Jorge Vega Morzán cierra el número con su “Creofenia, el horror plástico” en el que increpa:
“Yo no había pedido venir/ había que arrojarme a la tierra, nada más./ … a esta caravana/ a este girar golpeado/ a esta selva de humanos innecesarios/ sin origen ni solución./ …/ ¡Enanos soberbios! Entre nuestros pensamientos/ y el infinito hay un poder/ que nos da las madrugadas y nos hace reír en grupos.”
GRUPO GENERACIONAL y REVISTAS LITERARIAS ENTRE 1965 y 1970
Cuarenta años después, me parece útil recordar Páramo, esta pequeña revista de un solo número – impresa en los talleres de la UNFV, la universidad que tan duramente nos trató, publicada sólo gracias a la audaz complicidad de nuestro profesor Eliseo Reátegui- porque ella es testimonio de un grupo generacional muy activo en su momento, grupo del que varios de sus miembros, en distintos espacios, hemos continuado dando cuenta persistene de creación poética a través de décadas.
En este punto, es indispensable recordar que en 1965 Gleba Literaria había iniciado una etapa de gran efervescencia con la actividad de Manuel Morales (Iquitos) Ricardo Falla Barreda (Lima), Jorge Pimentel (Lima) , Abdón Cabanillas (Ayacucho), Jorge Ovidio Vega (Lima), Carlos Bravo (Cusco), Eduardo Ibarra y Eduardo Valdizán (Lima).
Entre los años 68 y 69 también se difundió la revista Nueva Humanidad que, dirigida por Ricardo Falla Barreda, reunió a Jorge Pimentel, Jorge Nájar, Sonia Luz Carrillo, Cyntia Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, José Carlos Rodríguez Nájar, César Hildebrant, Walter Montoya y Eduardo Valdizán.
Otra revista del 68 fue Antara que reunió a Mario Luna (Chimbote), Juan Ramírez Ruiz (Chiclayo), Francisco Mariátegui, Edwin Sarmiento (Ayacucho) y donde también publicaron mis poemas.
Como puede verse, el Movimiento Hora Zero, de finales de 1970, coronó un intenso proceso poético iniciado años antes y que se expresó en un conjunto de revistas literarias de corta vida y también – y fundamentalmente- a través de numerosos y convulsos recitales.
Al cumplir cuarenta años, la edad de la joven adultez, es indispensable remarcar que en las páginas de Páramo se exprsaba el malestar ante un presente imperfecto, la preocupación por el futuro y el deseo de cambiar la historia. Interrogaciones, ironía, imprecaciones, el asomo de las múltiples lecturas pero también la iconoclasia en el uso del “lenguaje de todos los días”.
Elaboración imaginativa y también el tono coloquial, emergen de los textos que en aquel año publicamos con el ánimo de hacer menos desierta, menos Páramo, la realidad que se nos dio para poetizar.
EN CASO DE USAR LA INFORMACIÓN, SE RUEGA CITAR LA FUENTE

Hurgando entre papeles encontré mi carnet universitario de aquel año. Curiosidad que también comparto.
También ver:
La ciudad poetizada / Jorge Nájar, Tapiz de la enrancia… / Dos poemas de entrecasa / Manuel Morales / Juan Ramírez Ruiz
Tags: revista+paramo , literatura , literatura+peruana , peru+poesia , generación+poetica+70 , sonia+luz+carrillo , Manuel+morales , Ricardo+falla+barreda , jose+carlos+Rodríguez , jorge+vega , cesar+hildebrandt , jorge+najar , Juan+ramirez+Ruiz , jorge+Pimentel , Juan+paredes+castro , hora+zero , revista+gleba , revista+nueva+humanidad , revista+antara , UNFV
agosto 20, 2008 a las 7:47 pm | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comunicación y Cultura, Documentos, JARDIN DE DELICIAS, Miscelánea | 8 comentarios
Etiquetas: Manuel Morales en Habla Sonia Luz, Poema de Manuel Morales, Poesía peruana, Poeta Manuel Morales Peña, Poetas Peruanos, Revista Páramo

Y SE ME OCURRE PENSAR
“Es hermosa porque es joven y está enamorada”
Vasco Pratolini
Y se me ocurre que al otro lado del mundo
el amor siempre perdurará
como aquel
último jazz que el orgullo no alcanzó a quemar y/o a colgar
sobre la tierra.
Y siempre estaremos desnudos
convertidos en nuestra propia piel radiante
Es decir, libres de vanidad
llenos de sabiduría como el agua.
Y aun
con nuestra soledad llena de pájaros
pondremos ojos gigantes a la lluvia/
para que nos mire y nos oiga con la más curiosa
extrañeza/
para que riegue la rosa que crecerá eterna
en la Rua Silva Jardín s/n
allá al otro lado del mundo
en Palmeiras.
Y así iremos edificando
una tras otra
la primavera
en cualquier calle del mundo/
con grandes y pequeñas palabras
voces que nos enseñarán a
hablar y/o gritar llamando
a Gelindo & Ana Maris & Oneida &
a Enedir con ojos y cuchillos
a desconocidos sin nombre
– sin sombras detrás de sus mundos –
en el cine donde nuestro amor respiró el gesto
la adhesión de miles y millones de enamorados.
Y se me ocurre pensar que somos bellos.
(Bello es también todo “lo que se ama y permanece”:
una esquina una calle
una mujer que escucha
que intuye
el olor del mar
y la historia secreta de las piedras. Bello es estar desnudos
involucrados en la nomenclatura
de la carne/ el amor/ el mundo
mientras nuestra raíz
se erige
o mientras escuchamos
la última noticia subversiva
relacionada con el Capitán Lamarca
detectado en Sao Paulo y Bahía y Minas Gerais es decir:
en todo Brasil
PORQUE ÉL ES EL BRASIL INVISIBLE).
Y pienso que al otro lado del mundo
mi mundo dio 20,000 millones de vueltas. Y el amor
siempre perdurará
como aquel
último jazz que el orgullo no alcanzó a quemar y/o
colgar
sobre la tierra.
MANUEL MORALES
Poeta peruano, amigo y compañero de Facultad y caminatas, y recitales y carcajadas y requintadas contra las maquinaciones en la universidad y las iniquidades de la sociedad; en 1968, en la revista Páramo (efímera y bajo mi osada dirección) publiqué una entrevista – tal vez la primera que se le hacía- realizada por nuestro también compañero de estudios, Juan Paredes Castro.
Manuel había nacido en Iquitos en 1943 y recién ahora lo sabemos por el blog de Fernando, había muerto en el Brasil de sus amores, hace casi un año. Otro amigo que parte y nos deja su canción.
“Y se me ocurre pensar”, para mí uno de sus más bellos poemas, fue escrito en Río el 17 de mayo de 1971, publicado en la revista TEXTUAL N° 5-6 y recogido por Alberto Escobar en Antología de la Poesía Peruana II, Lima, Peisa, 1973 pp. 97-99
(Actualización: PÁRAMO, REVISTA DE LITERATURA, cuarenta años después )