FINISBUS TERRAE, EXILIO Y RETORNOS EN LA POESÍA DE JORGE NÁJAR

octubre 31, 2019 a las 1:36 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Creación, Documentos, Miscelánea, Noticias y demás... | 2 comentarios
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Finibus terrae & otros poemas, 2da, edición, Tierra Nueva, 2019 Cubierta: Shapshico de Gino Ccecarelli; diseño, Rodolfo Loyola; cuidado de la edición, Jaime Vásquez Valcárcel.

 

El martes 22 de octubre, me cupo la satisfacción de, nuevamente,  presentar un libro de un poeta y amigo querido, Jorge Nájar, en el bello local de la Academia Peruana de la Lengua, al lado del poeta y maestro Marco Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua. La ocasión la brindó Finibus Terrae y la presencia de Jorge en Lima.

Hace algunos meses, Jorge Nájar, compañero generacional con el que mantengo hermosa amistad e ininterrumpido diálogo en poesía a través de décadas, me invito a acompañar con una nota los poemas de Finibus Terrae. Con inocultable  satisfacción ante una poesía  cuyo cultivado esmero captura cada día más atención, aquí la reproduzco:

«Una vez más, la gentil  invitación de Jorge Nájar  me lleva a inquirir sobre algunos aspectos de una poética fascinante por el mundo  que expone a nuestra mirada y el desafío que nos presenta su concreción formal.

En la actual colección, convergen poemas de  Finisbus terrae, poemario que obtuvo el Cope de Oro en 1984, organizado por Petro Perú; Canto ciego, ganador del Premio Juan Rulfo de Poesía, en el año 2001, convocado por Radio Francia Internacional y la Maison de l’Amerique Latine, París. Completa el conjunto Habitarás otro mundo, que hasta el momento se hallaba inédito.

Acerca del título  es útil recordar que desde siglos atrás Finisbus terrae  fue concebido como un lugar, un topus (en el sentido platónico),  el extremo de mundo conocido al que se desplazan los otros, en cierta manera lo invaden. No es casualidad que en el poema “Acta de fundación” que abre el primer apartado, leamos:

“Tal rabo de salamandra desgajado del cuerpo

y en nombre de todos / del apasionado furor

de la banda de borrachos     mitómanos     drogadictos

que invadieron Lutecia alumbrando bombardas

en el corazón de la pobre gente…”

Se trata de la mirada del que llega a un territorio ajeno como “rabo de salamandra desgajado del cuerpo” y percibe la hostil otredad. Y eso nos hace preguntarnos  ¿Dónde inscribir esta poética?  ¿Es intimista? ¿Se le puede considerar dentro de lo que se ha dado en llamar poesía identitaria?

Las primeras claves nos las empieza a dar en el citado poema “Acta de fundación”.

“…a la gloria de los fantasmas

que pueblan mi endiablado paraíso

temblando / a la deriva…

…en homenaje a quienes alegres y vigorosos

danzaron     amaron     reventándose el cerebro

inyectándose litros / barriles de vida

para volar sobre los techos de la ciudad

quemándolo todo / huyendo de lo perfecto

—vistoso plumífero que gorjea y gorjea

erguido en la ventana del castillo—

yo

mi cuerpo y su vacío

mi ángel de vida deslumbrante y su engaño

que con paciencia examinó el asiento

las entrañas de la urbe donde florece en silencio

el amor / el odio

y donde ya nadie baila ni cumbia ni ukelele

para no molestar     para dejarlos en paz

me dejo llevar por el gordo río hacia no sé dónde

cansado de armar el circo cada mañana

para agradar y divertir a estos gentiles

tan nobles   tan difíciles   tan serios…”

¿Qué encontramos? Desplazamiento físico, ajenidad frente a una nueva realidad  y su huella en temas y  percepciones: “nadie baila ni cumbia ni ukelele /para no molestar para dejarlos en paz”. Persistencia  del  uso  del  español en poemas abiertamente narrativos, conversacionales, con la inclusión de vocablos venidos del lugar de origen. Y una constante configuración de identidad  que registra una voz poética  marcada por la movilidad  tanto territorial como temporal,  lo que le impone un permanente  cambio de recursos lingüísticos para la exposición de temas  y de expresión de la subjetividad  del hablante.

“…y

habiendo considerado todo

la belleza / el fondo

las elegantes ancas / las elegantes crines

de mis niñas / de mis dueñas

pardas     negras     amarillas

los caballitos de papel que arrojan al aire

cuando paso volando por encima de este río

—Saint Michel—

la conciencia invadida de anfetaminas

mi pobre corazón endurecido por el desdén

declara estar aquí

en sus luces pero arrinconado y tembleque

en una esquina de la calle de l’Ancienne Comedie

frente a la estatua de Danton que ordena

cordura y prudencia en sus golpes

a los girondinos / a los tombos

a los ignorantes / al cultísimo pueblo

que pesa y mide diferencias  entre quimeras

del amor / de la renta

mientras se abre el banquete y sin fastos

te levanto mi niña rodando en el aire

en el pasto del mediodía

libérame sin embargo de tantas visiones

y vence mi angustiada cabeza con el sueño

antes que me embarque y deje a los señores

confirmar lo hecho por este soldado

capitán de la corona / domador de quimeras

que con no humilde coturno canta esta romanza

como canta el perico en su ramita de guayaba

sacado del original

por el suscrito

París 18 de brumario”

Los referentes históricos, Danton, 18 brumario; culturales,  Saint Michel, l’Ancienne Comedie, se entrelazan con términos del castellano latinoamericano, guayaba, así como el peruanismo tombo (policía, gendarme), para exponer esta percepción de lo diferente, en “la angustiada cabeza” de un habitante de la periferia en la gran urbe que se ve a sí mismo como un “vistoso plumífero que gorjea y gorjea /erguido en la ventana del castillo— /   yo/  mi cuerpo y su vacío”. El llegado de otras tierras, “mi pobre corazón endurecido por el desdén/ declara estar aquí /en sus luces pero arrinconado y tembleque / en una esquina de la calle de l’Ancienne Comedie/”.

Estamos, insisto, ante una poesía de exilio, mirada y pathos ya no de viajero trashumante sino del sujeto  aposentado en una realidad distinta a la originaria  en permanente interacción y contraste de su identidad con otras también en continuo movimiento. Y la idea del imposible  regreso a lo dejado atrás. Destierro y conciencia de lo ido, a la par de la imprecisión  del futuro.  Veamos el poema “Por las autopistas”:

“…años de años repitiendo trucos      malabares

cincelando palabras que la prisa extravió

en un mismo charco de petróleo quemado

y ahí vi a unos gitanos que venían del Perú

a quienes detuve diciendo quiero ir a casa

llévenme / no me dejen aquí

a lo que respondieron gritando

inmensos calzones  / provinciano

¿quieres volver a tu casa?

tu casa está allí donde te lavas los dientes

allí donde fríes un par de huevos al amanecer

y si crees que la has perdido

te has perdido tú mismo pájaro multicolor

medio blanco / medio negro

tan vulnerable y flexible como tallo de amapola

“¡ya basta, basta, infelices, desertores!”

así dije tal gallo cascado y envejecido

pero no me dejen morir en este delirio

que el día venga y pueda irme

aunque nunca sepa hacia dónde soplan los vientos…”

Ante Finibus terrae no podríamos llamar identitaria una poesía ajena a la exaltación de una relación armónica e idealizada de los seres humanos y la naturaleza, no hay un canto que idealice a la tierra, las aves o los vegetales. Se encuentra desazón por el bien perdido en medio de la desolación que produce el reconocer que el regreso no asegura la satisfacción ni la felicidad. En Canto ciego, la segunda parte del libro, leemos estos versos:

“…Y tras una vida apagando incendios

hoy te cabe la sospecha de un monstruo

inflado de vanidad en la niebla

que impide distinguir quién habla

cuando canta hinchado de silencio.

Deseas que esa verdad arda en tu cuerpo,

que eso humee de ti cuando la hora sea.

Y que ese humo resuma la esencia

de tu propia historia, amores, goces

e intrigas por un poco de felicidad.

Deseas sólo eso cuando la hora sea

de bajar por las laderas cantando mulizas,

pasacalles, huaynos al borde de los precipicios

en pos de nada, encontrando nada.

Volar en pos de alivio y sólo hallar el grito…”

En la actual entrega, como venimos viendo, es reiterado el tema del viaje. El ir y venir, las expectativas y las observaciones son el eje de este poemario que, por lo demás, comparte con casi toda la obra de Nájar.  Viajes que no son solo desplazamiento por territorios físicos sino indagaciones por el propio ser y estar del hablante en poesía que va probando su capacidad de resistencia y adquisición de nuevos bienes. “Si resistes el mundo puede ser tuyo” dirá en el poema “En estos campos”:

“…visto desde las ventanillas del tren

que cruza el corazón de la vieja Flandes

Escribo en mi memoria

Si resistes el mundo puede ser tuyo

No te quiebres

¿Y en ese bullir vives avanzando hacia la muerte

como la hormiga en el fruto o el picaflor en el campo

sacándole polen y dulzuras a la flor de los breñales? “

En la tercera parte del libro Habitarás otro mundo, fechado en el año 2018, el hablante poético se muestra reconciliado con la existencia. Los referentes se ubican en el territorio al que se ha regresado en distintas ocasiones.  El tono y los temas son de aceptación serena de lo vivido.  El tono autobiográfico se intensifica.  La creación  poética justifica los desplazamientos. A ella se le encarga la tarea de dejar “viejos sedimentos”  para poder llegar “hacia el fondo de uno mismo”.

“…Sea eso el poema

masa incandescente     manjar para nutrir volcanes

Sea eso el arte de iluminar la materia oscura

Volver a comenzar día y noche

Y una vez limpios de viejos sedimentos

avanzar por el luminoso desierto hacia el fondo de uno mismo

Oh alma mía agota toda la extensión de lo posible”

Es hermoso y eficaz el poema “Estatua de aire” que expone la convicción del poder de la creación, la serenidad con la que el hablante lírico asume su  individualidad creadora.

“…Así comenzó a abrirse camino dentro de mí

frente al mar y en medio de un silencio lleno de estruendos

un monstruo totalmente consciente de algo muy oscuro

Construir una estatua del futuro llena de silencios

Construirla sólo con palabras y voces

Construirla con un ser vivo llamado tiempo

Agitándose dentro de ella un sueño        un desafío

La inmensidad”

Con poemas de este tema y tono, la voz poética  en continua reformulación, desmitifica la retórica nostálgica  o denunciante de la migración. Asistimos a una producción cuya clave reside en la convicción del poder de la palabra; el destino del sujeto es la inmensidad.

El ir y volver de una realidad a otra, ha proporcionado al poeta – sin disimulada tristeza- la convicción de que los rasgos de origen son importantes, indelebles ,  y el sujeto que vive en exilio enriquece con ellos su mirada, no exenta de extrañamiento a toda otra realidad. En todo caso, ya no es el mismo que partió y se expresó con la exasperación de los primeros textos. Lo percibimos en el poema “Tótem”.

“…pasión de lejanías arde en sus ojos

y en las cenizas brillan adioses

silencios       algún suspiro      siluetas

que hacen cabriolas a la tristeza

eso es todo lo que perdura

el resto es agregado

coleóptero de oro

que muerde para sobrevivir.”

También lo encontramos en “Música antigua”:

“Un amor        cualquier amor

que se va dejando sus rasguños

y luego un suspiro

un ángel curvado en la demencia

antes de empezar

nueva fuga hacia lo eterno

buscando arder en otro incendio

Así han sido los viajes de estos años”

El recuerdo trae imágenes tanto urbanas, como esta de la ciudad de Lima:

“Lima despatarrada y seductora

Nadie se queda en ti

Nadie se va de ti

Nadie vuelve a ti

Sano y salvo”

Como rurales, no exentas de mordaz crítica, en el poema “Pájaros”.

“…En los valles de la lúcuma todos cantan

con pantalones o polleras multicolores

valsecitos / yaravíes / tonderos / huaynos

En las sombras de la corrupción o en la luz

bailan con los bolsillos llenos

si no de oro o de sangre

sí repletos de amargura..”

Presente también la referencia histórica y cultural. Tal el poema “Manuscrito de Huarochirí (2)”

“En la oscuridad las madres abrazan a sus niños

atadas a las cuerdas de los puentes rotos

Y en coro gritan balanceándose en el abismo

Taita / Padrecito / Dios Amaru

¿Quién cuidará de nuestros huahuitos?

¿Quién de nuestras gallinitas y cuyecitos?

¿Quién salvará de las trampas a la pobre calandria?

En el día del Juicio desapareceremos todos

los practicantes de cariños y contemplaciones

Todos los pajarillos arderemos

con nuestros picos radiantes en la claridad del día

cantando / cantando /

y cavando una tumba en el aire…”

Lo mismo en el poema “Planta sagrada”, referencia a la nativa  hoja de coca así llamada.

“Ya tengo sobre la mesa los vinos

y los manjares para la próxima fiesta

Solo espero que tú llegues sagrada planta

y así permanecer encendido cuando la noche

Alumbre aún más tu presencia”

En este Finisbus terrae de 2019, se cierra un ciclo iniciado en  1984. La angustia y las obsesiones iniciales han dado paso a la calma mirada, por momentos marcadamente escéptica,  a la existencia posible. En “Sobrevivir”, el poeta asume  una realidad defectuosa donde quiera que se mire:

“Arde el aire por doquier  / Arden el mar y la tierra

y ya ni hablar de las cavernas

donde bulle la desintegración de los átomos

Pero la consigna es sobrevivir como sea

En cualquier rincón de la barbarie”

En este punto del ir y venir la apuesta es un realista disfrute de lo concreto, sin embargo, también la confianza en la solidez de la poesía, “diamante oscuro”. En el poema  “Skipper”  se lee:

“A lo largo del viaje he soñado con otros mundos

pero ya estoy harto de esas extravagancias

Ahora mismo salgo a buscar lo que es real y permanente

El ron de las viejas barricas de roble

Estoy seguro que en esas aguas otra vez ganará

la vibración que salva el mundo

La poesía como un diamante oscuro”

El poema que cierra el libro “El estrecho de los bárbaros” es una suerte de exposición de motivos del transitar hasta el fin, hasta el extremo, del finisbus terrae. Revisa motivaciones  del exilio. “Había que irse”, “largarse por el río” con la esperanza de la salvación aunque en este mundo imaginado persista el hedor del acabamiento, la recurrencia a lo extinto, “los dinosaurios”.  No hay certezas más allá de la palabra poética, ese “diamante oscuro” mencionado en el anterior texto, lo que hay y se registra es “el desierto”  y su viento amarillo pero también los “iluminados acantilados”

“…Y me hundí en el burbujeante mundo

de la descomposición molecular.

Cruzando el estrecho de los bárbaros

todavía siento el hedor de los dinosaurios.

El viento amarillo del desierto

y los iluminados acantilados.”

Este es el territorio frágil y cierto  recorrido a través de décadas por Jorge Nájar y su exigente poesía, registrada en Finisbus terrae.  Poesía que, una vez más, me brinda la satisfacción  de dejar mis impresiones al lado de sus huellas, en un extenso diálogo y caminar.

Sonia Luz Carrillo Mauriz

Lima,  2019

TESTIMONIO GRÁFICO DE AFECTO Y CELEBRACIÓN

Jorge Nájar, Sonia Luz Carrillo, Marco Martos y Ricardo Falla Barreda. Academia Peruana de la Lengua, octubre 2019

Jorge Nájar y Sonia Luz Carrillo, Jr. de la Unión, Centro histórico de Lima, octubre 2019

Ricardo Falla Barreda y Jorge Nájar

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“ESPÍRITUS TAL VEZ SEA EL CANTO MÁS AUTOBIOGRÁFICO QUE HASTA AHORA ENTONO”, JORGE NÁJAR ACERCA DE SU MÁS RECIENTE POEMARIO

septiembre 27, 2018 a las 12:50 am | Publicado en Algunas fotos, Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura | Deja un comentario
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Un libro río, libro de extensos  territorios;  homenaje y reflexión de recorridos que van desde los orígenes, desde las decisiones y el reencuentro en la memoria.  Jorge Nájar, poeta peruano nacido en Pucallpa, departamento de Ucayali, en la selva amazónica, ha creado un vasto texto  de pareja intensidad  del que ahora dejo solo una breve selección. ESPIRITUS, Éditions Folle Avoine, 2018,  edición bilingüe, traducción de Michéle Lefort, fue presentado en setiembre en  Bessançon , el este de Francia, Doubs, región de Borgoña-Franco Condado. Jorge, querido amigo, compañero de largos caminos e invariable afecto, me ha hecho el regalo de esta primicia. Un placer compartirlo.

Abre el libro el siguiente epígrafe:

“Para mis padres, en el corazón de la verdad,

aunque algo tarde.

Pour mes parents, au coeur de la vérité,

bien qu’un peu tard.”

 

Luego el poeta revela sus motivaciones:

Brotando de la noche cósmica llegó Espíritus como una piedra incandescente cuando yo vivía inmerso en la experiencia de crear una urbe amazónica : Mayushín, un espacio real e imaginario en el que convergieran los personajes con los que yo me hice al mundo. El poema irrumpió con tal insistencia que me vi obligado a realizar una pausa en la experiencia narrativa. Era una masa mineral compuesta de mitos y exorcismos que se tradujo en un tejido de voces habitado por el contrapunto entre los conjuros curanderiles y lo que iba emergiendo desde el fondo de la memoria. ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos en el mundo? ¿Adónde vamos? Buscamos trascender por el artificio verbal estas grandes interrogaciones. Y en ese anhelo encontramos fragmentos de melodías añejas, destellos de metales extraños en medio de una combustión volcánica. En claro, Espíritus tal vez sea el canto más autobiográfico que hasta ahora entono, la vida de un amazónico que se ha ido y que regresa cada vez que puede, física y psicológicamente. He querido que esos ires y venires queden plasmados en sus venas. En su entramado de voces he buscado la resonancia de parte de mi adolescencia y juventud andariega por los pueblos amazónicos, así como mi vida en diferentes ciudades del planeta. La voluntad de operar con la memoria ha conllevado también un viaje hacia la sangre. ¿Qué somos? La voz central se desplaza desde el poliédrico monstruo urbano hacia las nacientes de los ríos amazónicos con el único anhelo de re-construir el universo.

Pucallpa. Foto StarPerú

 

ALGUNOS POEMAS 

Árbol de luz

Labrado por el placer y los años

estoy a los pies del árbol-madre,

con los ojos brillantes, descalzo,

avanzando hacia la sangre ;

subo desnudo por los aires, los ríos

donde me plazco, lloro, canto ;

subo hacia las inocentes flores

que mis afanes le arrancan.

¿ El viento negro pretenderá devastarme ?

Más arduo sería quedarme en silencio,

inmovilizado por las mariposas de la noche.

Saltan los pétalos, saltan los cogollos,

materia generadora de la vida.

Soy ese camino hacia la luz.

Soy el camino que se hunde

en la verdad

 

Entre quienes van a quién sabe

qué profundidades, qué placeres,

doy un salto hacia la luz ;

y allí reencuentro en la algarabía

de criaturas de la vida, del dolor,

la humildad de los que vuelven,

el jolgorio de los que se van

y en compañía de ellos me digo :

al diablo el oropel, los festines

las luces de bengala,

al diablo.

 

Al diablo los precipicios del vivir

en la guerra de todos los días ;

mejor sería quedarse soñando

a tus pies viejo árbol,

limpiarse de la vanidad oculta

en el aire tan simple que nadie ve.

Y en el charco amarillo el reflejo

de la luna, del colibrí cantando

mientras saboreo tu grandeza.

Con tu savia vienen las promesas

de otro mundo, de otro sueño.

Poco importa si al despertar

la noche arda o no

pues lo que sí cuenta

es brillar bajo tu sombra.

 

V

¡ Caer ! ¡ Volar ! ¡ Soñar otra vida !

Vértigo de imágenes, torbellinos negros,

un rayo en el alma, hilo de humo

en el circuito del goce.

¿ Mi voz tiembla ?

Nada es error

salvo los caminos nunca recorridos,

el patio, la casa que no construiste ;

los ríos, los amores no navegados.

Con los caminos del mundo en el rostro

yo te recorro por donde nunca nadie ;

allí me fundo en diamante.

Quieres que tu alma avance

serena y violenta como una flecha

hacia el punto en el que la herida

se convierte en canto,

puro e intenso como la sangre.

Tú cantabas al placer de haber llegado

bajando de la montaña de Montmartre ;

hablando del Perú y sus glorias pretéritas

respirabas el aire cristalino de los Andes

y el aroma de los bosques que son tuyos,

reconstruyendo el mundo

por las orillas del Sena.

Que esa sea tu única verdad,

reconstruir el mundo y cantarlo.

¡ Caer ! ¡ Renunciar !

¿ Qué harás cuando vuelvas del naufragio ?

No es suficiente

seguir buscando diamantes ;

vana ilusión volver a la isla

donde dicen la felicidad espera.

Tal vez sí subir

por la montaña oculta

buscando resurrección

y transparencia.

Mi espíritu te ha leído el cuerpo.

Sin pureza nadie que resista

los carbones que arden en tu cráneo,

el hielo en que te plasmas de repente.

Sin pureza nadie que resista la maldad.

Yo sé curarte incluso en el delirio.

De oro pinto tus circuitos,

las barreras saltan, el cielo arde ;

se forma un torbellino dentro de ti,

las columnas de humo se disipan,

mi melodía enciende otras luces

en tu cuerpo apagado,

soldado que regresas

herido y sin coraza

no sé de qué trincheras.

En lo oscuro vive el espanto.

Allí impongo mi palabra,

ahí puedo corregir tus rupturas,

desatar nudos, atar puentes,

dibujar un cuerpo brillante en tu noche,

una estrella en el remolino de la sangre.

De tu corazón brota otra luz.

El país de las pasadas glorias,

tus abuelos, nosotros mismos

nos perdemos en una historia sin remedio.

Ahora que duermes a los pies del árbol-madre

no olvides que casa es pensamiento,

puro querer, puro anhelar ;

casa sólo es tu propio cuerpo

y pura ficción los antiguos imperios.

Mi canto fundó su ley en tu cuerpo.

Te has convertido en un ser nuevo.

Los colibríes deliran en el aire

pues te han bordado otro destino ;

falta saber qué harás de tu existencia

por las sendas del anonimato planetario.

No dejes que te enturbien raíces venenosas ;

piensa en tu grandeza ahora que brillas

y te alejas de este mundo incierto,

torre de luces en la oscuridad,

torre del alba, torre de aire.

Yo curo con mi canto.

Brillan en tu mente

inmensidades, cataclismos

que ya nadie puede predecir.

¡ Din-di-rin-din ! ¡ Din-di-rin-din !

Ahora que bailas

entre las lanzas de la lluvia,

los espíritus de las plantas

alumbran tus oscuridades ;

lava de viejos volcanes,

puente de otros sueños,

tejido invisible

entre oro

y azul.

Te has vuelto invisible

para no hablar nunca más

desde el otro lado de la noche.

 

Purificación  (fragmentos)

La voz materna te habla de una flor

que no existe ni antes ni después,

sal y agua del instante,

y tiemblas ante la idea de perderte

en la noche en pos de esa flor.

Nadie sabe quién más viaja

dentro de los cuerpos

que habitamos.

Nadie.

Quieres alcanzar, acariciar

el espíritu de tu madre,

llorar en sus brazos

como los niños

por algo imposible.

Tropiezas y te encharcas

en el lodo de la historia,

de las sangres.

¿ Adónde has de llegar

con tantos extravíos

en la trama de tu ser ?

Pero ya nada te contiene.

Nada.

 

Invisible

Cuando regrese, si alguna vez ocurre,

estaré muy lejos de cuanto pude haber sido.

Un hombre que abre los brazos y vuela.

Árbol florido, gota de rocío.

Avanzaré más allá de todo lo que me ha unido a la raíz.

Me hundiré en lo más hondo de todo lo que me ata a qué.

Más cerca de donde nunca estuve

cuando me toque volver con los brazos abiertos.

En el instante en que ya no sea ni roca, ni árbol ;

sólo una gota de rocío.

Cada vez más lejos

del dónde,

del cuándo,

del qué,

permaneceré grabado en el aire

como un trazo invisible,

lleno de colores, manchas,

rasgaduras, cuellos, ojos.

Y nadie podrá descifrarlo.

PRESENTACIÓN. J.C.Lechvere. el poeta y editor Yves Prié y Jorge Nájar.

Testimonio de algunos tramos de caminos

Fanals, donde el poeta pasa algunas temporadas.

Bilbao. Guggenheim. 2015

J. Nájar, Elqui Burgos, Sonia Luz Carrillo y Ricardo Falla Barreda. París, 2018

Una vez más, JORGE, RICARDO Y YO, leeremos poesía y conversaremos. Este viernes 04 en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de San Marcos

octubre 30, 2016 a las 2:03 am | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Miscelánea, Noticias y demás... | Deja un comentario
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Jorge Nájar, Sonia Luz Carrillo y Ricardo Falla Barreda. Huánuco, 2016

Jorge Nájar, Sonia Luz Carrillo y Ricardo Falla Barreda. Huánuco, 2016

El próximo viernes 04 de noviembre, estaremos leyendo  nuestros poemas Ricardo Falla Barreda,  Jorge Nájar  y yo.  Los tres compartimos una larga trayectoria  en poesía y  amistad. Esta vez la cita es en el Auditorio Alfredo Torero, segundo piso de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor  de San Marcos, a las 7 p.m.   Será una grata jornada de lectura y conversación en la que participan también Roberto Valdivia y Valeria Román, alumnos de la Facultad.

 

Un agradecimiento muy especial a Noemí Melgarejo, Gerson Ferrer y Milton López Tarabochia, por su participación. Así como al profesor Richard Leonardo Loayza.

Igualmente, al Departamento Académico de Comunicación Social, por las facilidades  prestadas.

Te esperamos el viernes 04 en la Ciudad Universitaria y desde ya agradecemos la  compañía.

Nos vemos.

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