CIENTO TREINTA AÑOS CON FRANZ KAFKA: AMÉRICA (FRAGMENTOS)
julio 3, 2013 a las 3:27 pm | Publicado en Artículos sobre Literatura, Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Noticias y demás... | 2 comentarios
Joven Franz Kafka
Franz Kafka, nacido el 3 de julio, de 1884 en Praga, en el seno de una familia judía, es sin ninguna duda uno de los escritores que ha influido de manera más decisiva en la narrativa del siglo XX, baste recordar que Gabriel García Márquez escribió hace un tiempo que sin la lectura de la Metamorfosis de Kafka no hubiera sido posible luego su reconocida obra.
De infancia y adolescencia difíciles, un padre autoritario, la muerte temprana de dos de sus hermanos menores, Georg y Heinrich, y , posteriormente, las de sus hermanas, Gabriele («Elli»), Valerie («Valli»), y Ottilie («Ottla») víctimas del holocausto propiciado por el nazismo, marcaron su carácter y su profunda y singular visión de la vida.
Inolvidable su Metamorfosis pero es necesario mencionar que también le debemos El Castillo, El Proceso, América, además de muchos otros cuentos cortos y cartas. Precisamente las cartas y otros escritos los hemos llegado a conocer gracias a su amigo Max Brod, quien desobedeciendo su orden de que fueran destruidos, los publicó de manera póstuma.
Es evidente que no fue fácil para el autor el asumir su vocación literaria, Kafka se doctoró en leyes por la Universidad de Praga, obteniendo el título 1906, después de haber pasado por aulas de historia del arte y química.
Recordándolo, admirando su inmensa humanidad, reproduzco breves fragmentos de su novela América, al parecer iniciada en 1912 y que no llegó a concluir, por lo que la conocemos tal y como la dejó y fue publicada en 1928. En carta a Brod escribe: «Ahora veo que mi intención fue escribir una novela a lo Dickens, bien que enriquecida por luces más fuertes que sustraje a mi época y por temas que habría recogido de mi mismo… Reconozco en Dickens su poderoso caudal irreflexivo pero escenas también de una «espantosa endeblez». (Citado por Blanca Solares en “Kafka descubre América”)
CAPÍTULO PRIMERO: EL FOGONERO (Fragmentos)
Cuando Karl Rossmann -muchacho de dieciséis años de edad a quien sus pobres padres enviaban a América porque lo había seducido una sirvienta que luego tuvo de él un hijo- entraba en el puerto de Nueva York a bordo de ese vapor que ya había aminorado su marcha, vio de pronto la estatua de la diosa de la Libertad, que desde hacía rato venía observando, como si ahora estuviese iluminada por un rayo de sol más intenso. Su brazo con la espada se irguió como con un renovado movimiento, y en torno a su figura soplaron los aires libres.
«¡Qué alta!», se dijo, y como ni siquiera se le ocurría retirarse, la creciente multitud de los mozos de cuerda que junto a él desfilaba fue desplazándolo, poco a poco, hasta la borda.
…
Karl, sin embargo, no abrigaba afecto hacia aquella muchacha. En el hacinamiento de los hechos de su pasado, que iba alejándose más y más con el correr de los días, permanecía ella sentada en su cocina, junto al aparador sobre cuya tabla apoyaba los codos. Lo miraba cuando, de tiempo en tiempo, iba él a la cocina con el objeto de buscarle a su padre un vaso para beber agua, o a fin de llevar un recado de la madre. A veces, en esa actitud complicada, a un costado del aparador, escribía ella una carta, y buscaba sus inspiraciones en el rostro de Karl. A veces tenía los ojos cubiertos con una mano; ninguna palabra que le dirigiera llegaba entonces hasta ella. Otras veces permanecía arrodillada en su estrecho cuartito pegado a la cocina y dirigía sus rezos a un crucifijo de madera; Karl la observaba entonces con timidez, sólo al pasar, por la rendija de su puerta un poco entreabierta. A veces corría y saltaba por la cocina y, con risa de bruja, retrocedía de pronto sobresaltada si Karl le interceptaba el paso. A veces cerraba la puerta de la cocina después de haber entrado Karl y retenía el picaporte en la mano hasta que él pedía salir. A veces iba y traía cosas que él ni siquiera deseaba, y sin decir palabra se las ponía en las manos. Y cierta vez dijo: «Karl», y lo condujo, entre muecas y suspirando, en medio de su asombro por tan inesperada manera de apostrofarlo, a su cuartito, que cerró con llave. Estrangulándolo, se colgó de su cuello en un abrazo, y mientras le rogaba que la desnudase, en realidad lo desnudó a él y lo acostó en su cama, como si a partir de ese momento ya no quisiera dejárselo a nadie y sólo anhelase acariciarlo y cuidarlo hasta el fin del mundo.
-¡Karl, oh Karl mío! -exclamó como si lo viese y se confirmase a sí misma su posesión, mientras que él no veía absolutamente nada, sintiéndose incómodo entre tantas sábanas y almohadas calientes que ella parecía haber amontonado expresamente para él.
Luego se acostó también ella a su lado; quería saber de él quién sabe qué secretos, pero él no tenía ninguno que contarle y ella se disgustaba, en broma o en serio; lo sacudía, auscultaba el latido de su corazón, y ofrecía su pecho para una auscultación similar, pero no consiguió inducir a Karl a que lo hiciera; apretó su vientre desnudo contra el cuerpo del muchacho y buscó tan asquerosamente con la mano entre sus piernas que Karl, agitándose, trataba de sacar la cabesa y el cuello fuera de las almohadas; empujó luego el vientre algunas veces contra él, que se sintió invadido por la sensación de que ella formaba parte de su propio ser, y quizá fue ése el motivo del tremendo desamparo que entonces le embargó. Llorando se llegó finalmente a su propia cama, después de haber escuchado los repetidos deseos que ella manifestó de que volvieran a verse.
En: Kafka, Frans. América. Traducción de R. Kruger. Madrid, Sarpe, 1984, pp. 43-44
Hoy, 3 de julio de 2013, Google le rinde homenaje recordando a Gregorio Samsa, este insigne contemporáneo creado visionariamente por el genio de Franz Kafa:
TAMBIÉN VER:
Blanca Solares
http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras32/notas4/sec_1.html
Tags: Frank Kafka , América de Kafka , 130 años de Kafka
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También ha dejado un rico legado en Microficción. Ojalá hubiera sido consciente de ello. Ana María Intili.
Comment by celestealicia05— julio 4, 2013 #
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Pingback by .@lamula @pocovicio ::: #KafKa en tierra #peruana… y la #Señora_K. – limaparislima— abril 26, 2021 #