LA SENSIBILIDAD INTELIGENTE. Mariátegui, lector de Eguren
mayo 20, 2007 a las 2:45 am | Publicado en Artículos sobre Literatura | 1 comentarioEtiquetas: El proceso de la Literatura, José Carlos Mariátegui, José María Eguren, Leopoldo Chiappo, Peruanicemos al Perú, Poesía peruana
Conferencia dictada con ocasión del Homenaje a José María Eguren en la Casa Museo José Carlos Mariátegui, 12 de mayo de 2006
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Leer a Mariátegui siempre es un placer. Y leerlo observándolo a la vez como lector es una tarea apasionante. Su penetrante capacidad para hallar la esencia de cada fenómeno nacional o internacional, se hace aún más aguda cuando se trata del arte. Y exquisito ejercicio cuando de poesía se trata.
Cuando Mariátegui lee poesía se convierte en el lector que todo poeta ambiciona, porque no es sólo imponente erudición sino phatos, sensibilidad recreadora, lo que Leopoldo Chiappo, en un memorable texto sobre la obra dantiana llama sensibilidad inteligente porque, como argumenta el maestro peruano,
“se pueden acumular ingentes cantidades de conocimientos y lograr la más impresionante erudición informativa sobre una materia y, sin embargo, no haber tenido la menor percepción de lo que es vivo y real en esa materia. La masa de un saber intelectualizado aplasta la sensibilidad. Y solo a la sensibilidad inteligente se abre aquello que es realmente vivo en las personas y las cosas, en las ideas y en los libros, en el mundo de la realidad y el mundo de la cultura” (1)
José Carlos Mariátegui ostenta esa sensibilidad inteligente precozmente alimentada y puesta de manifiesto desde sus crónicas en El Tiempo y también en sus poemas que luego prefirió obviar. Por eso, en Mariátegui encontramos una manera de acercarse al hecho literario en general y poético en especial, nueva y que aunque había sido anunciada por González Prada, tiene su expresión madura en lo miembros de la brillante generación de los años veinte.
Al respecto es ilustrativo el artículo titulado “La generación literaria de hoy” conversación de Juan Croniqueur con Manuel González Prada en octubre de 1916. En ella entrevistado y entrevistador comparten concepciones esenciales en torno a la poesía peruana que les precedió y a la nueva que emergía.
Mariátegui reproduce la opinión de su interlocutor “Antes se imitaba con ramplonería y atraso. Unos literatos se distinguían por su absoluto apego al más frío clasicismo. Y otros se perdían en el romanticismo más exagerado… dominaba una incipiente y burda estética”. (2) Y más adelante Mariátegui refiere que González Prada elogió de Eguren su extraña y personal visión de las cosas, muestra de un simbolismo del que no se podía rastrear el origen y al que “había que atribuirle la más rara espontaneidad” . (3)
Con José María Eguren Mariátegui establece una inmediata afinidad. En 1921 le dice en una carta “Creo que una obra suya en estos tiempos será muy artística… Envíeme su producción, especialmente poesías”. (4) Más adelante volveré sobre el tema. Permítanme ahora seguir con esta mirada sobre Mariátegui lector de poesía.
A la señalada sensibilidad, se une muy pronto la reflexión madura. En Mundial, en 1924 hablará de la Torre de Marfil. Y continuará leyendo poesía y meditando sobre ella y sus conexiones con el tiempo en el que se produce como cuando en 1927, con ocasión de la muerte de Rainer María Rilke, publica en Variedades “Es aventurado establecer categorías estéticas. Pero no se puede prescindir de ellas para enjuiciar con cierto orden la poesía y el arte de esta época caótica. El caos en la poesía y en el arte no es nunca tan absoluto como para no aceptar provisoriamente un orden que permita explorarlo y analizarlo”. (5)
La lectura que Mariátegui hace de la poesía nos lo revela como un lector siempre amplio, informado y heterodoxo. Hay dos puntos que creo indispensable remarcar. El primero es su postura comprensiva del arte que empezaba a nacer y que a muchos desconcierta, y el segundo es la importancia que otorga al papel de la subjetividad del poeta.
Mariátegui lee desde una posición pero nunca es una lectura prejuiciada o excluyente. Antonio Melis lo dice con gran precisión “La apertura de Mariátegui a las manifestaciones plurales de la poesía se relaciona con la intuición e la carga liberadora de la misma.” Y esto es necesario remarcarlo porque como sigue diciendo Melis significa fundamentalmente “una toma de posición frente al enjuiciamiento del arte que venía haciéndose desde el marxismo” y que en Mariátegui escapaba del “criterio utilitarista dominante”.
En el arte nuevo de comienzos del siglo XX, fundamentalmente las escuelas de vanguardista y especialmente el dadaísmo Mariátegui observa que “El artista antiguo se sentía un hierofante, un sacerdote. El artista nuevo se siente más bien un jugador”. A este carácter lúdico le encuentra un sentido profundo “La incoherencia no es en el dadaísmo un exceso, sino un elemento, un factor básico, esencial….todo esto es demasiado insólito, demasiado disparatado. Pero es asimismo muy propio de nuestro tiempo… es fruto de una época” dirá con enorme lucidez. Es que Mariátegui capta las vicisitudes de los cambio culturales que se venían operando en una sociedad mecanizada que tenía lugar en urbes complejas.
No es difícil imaginar las reacciones que sus aseveraciones provocaban a los que querían un arte exclusivamente didascálico. Por eso argumenta con solidez al invitar a una lectura equilibrada “Internémonos más profundamente en el sentido del arte de hoy… Dentro del concepto vigente del arte la forma es la expresión del contenido. Dentro del concepto novísimo, la forma es todo: es forma y contenido al mismo tiempo. La forma resulta el único fin del arte”. Cuanta razón tiene por eso el poeta Alberto Hidalgo cuando en una cara citada por Antonio Melis en Correspondencia le dice al gran pensador “Usted no pasa sobre las cosas sino que las araña para ver lo que se oculta bajo su epidermis”.
Y es que Mariátegui sabe escuchar a los poetas y como afirma Melis “no hay en él la menor intención de darles directivas o consignas. El criterio fundamental de juicio es la calidad de la elaboración formal”. En El artista y la época dirá del poeta Esenin que en su poema Inonia exclamaba “Así habla según la Biblia, el poeta Esenin” que se trata de un exasperado individualismo, vale decir, puro romanticismo”. El reconocimiento de este rasgo no tiene en lo más mínimo una carga peyorativa sino el reconocimiento de una de las características esenciales de esta corriente artística cual es la exaltación del yo. Por eso con respecto a la poesía de Tagore dirá que es “siempre tersa, sencilla… poesía profundamente lírica. Siempre voz de hombre. Nunca voz de multitud. Y sin embargo, perennemente grávida, eternamente henchida de emoción cósmica” .(6)
Mariátegui lee a Eguren
“Decorador mágico de la noche” llama José Carlos a José María Eguren con ocasión de dedicarle el número 21 de Amauta, en 1929 como homenaje al poeta de Simbólicas. Antes había precisado “Con Eguren aparece por primera vez en nuestra literatura la poesía de lo maravilloso” elogiando una obra que “no pretende ser historia, ni filosofía, ni apologética, sino exclusiva y solamente poesía.” (7)
Ante la calidad de la obra de Eguren, reclama “Que nadie le regatee la originalidad a una poesía que transitando por la ruta de lo maravilloso, por los caminos del sueño toca el misterio”. Distingue por ello el simbolismo de Eguren “que viene, ante todo, de sus impresiones de niño. No depende de sugestiones literarias. Tiene sus raíces en la propia alma del poeta… Por eso su poesía es una visión tan virginal de las cosas”.
Para Mariátegui mientras que en el simbolismo europeo “el misterio es con frecuencia un producto de la alquimia literaria”, Eguren “interpreta el misterio con la inocencia de un niño alucinado y vidente”.
Esto no es obstáculo para que advierta sobre los riesgos de exagerar la idea de Eguren infante. En Peruanicemos el Perú reconoce que “Eguren se encuentra física y estéticamente en la madurez”. De manera ejemplar ubica al poeta dentro de “Aquellos artistas que maduran y florecen extraños al penoso y áspero crecimiento de sus pueblos…quizá los únicos artistas, que en ciertos períodos de la historia puede poseer un pueblo”.
En frases memorables, Mariátegui, pensador marxista, exclama ante la obra de José María Eguren “Poesía de estancia y de interior. Porque así como hay una música y una pintura de cámara, hay también una poesía de cámara. Que cuando es la voz de un verdadero poeta, tiene el mismo encanto”.(8)
Referencias
1 Leopoldo Chiappo. Escenas de la comedia, Estudios dantianos. Introducción TI, Lima, Universidad Cayetano Heredia/ Concytec, 1986
2 José Carlos Mariátegui. “La generación literiaria de hoy” En: Mariátegui y su tiempo Lima, edit. Amauta, 1972 p 131
3 Loc. Cit, pp 133-134
4 “José María Eguren” Correspondencia (1915-1930) Lima, Biblioteca Amauta, 1984 p 32
5 “Rainier María Rilke” En: El artista y la época. Colección Obras completas. Lima, Edit. Amauta, 1959 p. 122
6 La escena contemporánea. Decimocuarta edición, Ed, Minerva, 1987 p. 199 y 203
7 “Poesía y Verdad. Preludio al renacimiento de José María Eguren” En Amauta, N° 21 Ahora en Peruanicemos al Perú Segunda edición, Lima, Amauta, 1972 pp158-159
8 “El proceso de la Literatura” En: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Undécima edición Lima, editorial Amauta, 1967 pp254-263
SONIA LUZ CARRILLO
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Ver: Mariátegui pensando y sintiendo entre guerras / José María Eguren
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La afirmación de que «la forma es todo: es forma y contenido al mismo tiempo. La forma resulta el único fin del arte» es bastante osada viniendo de un marxista y algo que no fue tomado por los que hicieron «realismo socialista», acaso una de las más maneras más reaccionarias de hacer arte.
Comment by gonzalo— octubre 18, 2007 #